Amalia Bautista. Poemas

amalia-bautistaLa poeta madrileña nos comparte diez poemas de su libro más reciente, Azul el agua. En España ha publicado libros como Cárcel de amor (Renacimiento, 1988), Cuéntamelo otra vez (La Veleta, 1999), Hilos de seda (Renacimiento, 2003), Estoy ausente (Pre-Textos, 2004), Tres deseos; en México, Luz del mediodía. Antología poética (Universidad de las Américas, Puebla, 2007) y La sal en nuestros labios (Destrazas Ediciones, Puebla, 2018). Su poesía ha sido traducida a varias lenguas.

 

 

 

LAS ZAPATILLAS MÁGICAS

Las más pequeñas que fabriquen,
para un pie de dos años.
Eran rosas, de raso, la punta chata y dura,
con cintas que se ataban a mis pequeñas piernas.
Me las compró mi abuelo
porque yo caminaba de puntillas,
por si llegaba a ser
una figura de la danza.
Aquel futuro
tampoco se cumplió.

 

 

EL PESAJE DEL CORAZÓN

Que nadie por tu culpa haya pasado hambre,
haya sentido miedo o frío.
Que nadie haya dejado de vivir por tu culpa,
ni temido la muerte, ni deseado morir.
Que ninguno haya dicho tu nombre con espanto
o mirado tu rostro con desprecio.
Que los demás te lloren cuando partas.
Así tu corazón no habrá albergado el plomo
que lastra las mudanzas.
Así tu corazón será más leve
que la más leve pluma.

 

 

ECO

Busco el término en Google, en la RAE
y hasta en la Wikipedia.
Leo definiciones, citas,
artículos científicos,
leyendas mitológicas, frases hechas…
Nada que dé sentido a esto,
nada que me lo explique
o que tenga que ver con lo que siento.
Nada que se parezca a lo que ocurre
en las habitaciones de las hijas
cuando se van de casa.

 

 

AGUA

Teníamos seis años y ella se iba a morir.
Le pregunté a mi madre por qué, si era una niña:
“La sangre se le está volviendo agua”.
Y yo pensé en las venas azules de sus sienes,
azules como el mar, como los ríos,
la lluvia y las piscinas.
Siempre pintábamos azul el agua.
Ella era delicada, blanca, rubia,
tenía dos hermanos menores y una madre
muy alta y muy embarazada.
Ella fue mi primera
idea de la muerte:
la sangre de las venas se convertía en agua,
por eso ella tenía
las venas de las sienes tan azules.

 

 

MARIPOSA MONARCA

Entró en el patio como quien cae a un pozo.
Sus alas golpearon las ventanas
que atrincheraban otras vidas.
Quienes hacían el amor,
cocinaban, dormían, peleaban
o amamantaban a sus hijos
no la vieron.
Le costó remontar, volaba en círculos,
perdida y lejos de su ruta,
lejos de sus iguales, ignorando
que el grupo garantiza la supervivencia.
Al fin pudo escapar a cielo abierto,
quizá para morir sobre una rama
en el parque cercano.

 

 

REVISIÓN GINECOLÓGICA

¿Embarazos?
Dos.
¿Partos?
Dos.
¿Vivos?
Dos.

Pienso de golpe en las que deben dar
respuestas menos uniformes
y humildemente doy las gracias.

 

 

CANTO DE LAS ESPIGAS

No cantan, eso son fabulaciones
de la gente que nunca ha trabajado en el campo.
Son mentiras piadosas con barniz sensiblero
que inventan los artistas y los cursis,
si es que no son los mismos.
Supongo que lo que hacen las espigas
son cortes en las manos,
pero de las heridas que sangran no se habla.

 

 

LOS CUATRO RÍOS

Quien inventó los cuatro ríos
no pudo sospechar que los tendríamos
nosotros en cualquier lugar que estemos.
No dejamos de dárselos al otro
y su caudal jamás se agota.
Yo te baño en el río de agua fresca
y tú me das el río de la leche más pura,
los dos nos embriagamos en el río de vino,
los dos nos endulzamos las puntas de los dedos
en el río de miel.

 

 

MÉXICO

Despierto a la osadía del color.
Los azules, los rosas, los naranjas
como recién pensados por un loco.
Los amarillos y los verdes
en insólitas mezclas
que sacuden el alma.
El rojo es de repente más rojo que la sangre,
el negro es de charol
y los blancos deslumbran.
Nada está quieto, nada se apacigua,
el arcoíris vibra muy dentro de mi pecho
y encandila mis ojos.
Con la osadía del color renacen
mis ganas de vivir.

 

 

SURSUM CORDA

A veces es muy fuerte la tentación, las ganas
de abandonarlo todo, de dejarse,
que ya no son edades, ya no es tiempo,
que ya está todo hecho, muy mal hecho.
Es fácil la pereza y es difícil
embarcarse de nuevo en la tarea
de rescatar las ilusiones.
Pero tú, corazón, sigue latiendo
mientras te deje el mundo.
Hoy es el día, hoy es el primer día,
y ya nunca seremos más jóvenes que ahora.

 

Amalia Bautista (Madrid, 1962) es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. En España ha publicado libros como Cárcel de amor (Renacimiento, 1988), Cuéntamelo otra vez (La Veleta, 1999), Hilos de seda (Renacimiento, 2003), Estoy ausente (Pre-Textos, 2004), Tres deseos. Poesía reunida (Renacimiento, 2006; segunda edición, 2010), Falsa pimienta (Renacimiento, 2013), el libro de poesía infantil Floricela (La Bella Varsovia, 2019) y Azul el agua (La Bella Varsovia, 2022). En México, Luz del mediodía. Antología poética (Universidad de las Américas, Puebla, 2007) y La sal en nuestros labios (Destrazas Ediciones, Puebla, 2018). Y en Portugal, Estou ausente (Averno, Lisboa, 2013), Coração desabitado (Averno, Lisboa, 2018), Conta-mo outra vez (Averno, Lisboa, 2020) y Trevo (Averno, Lisboa, 2021).
Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y antologías y han sido traducidos a varias lenguas. Fue responsable de la edición de la antología Juegos de inteligencia (Renacimiento, 2011) de Rosario Castellanos.
Los 10 poemas de esta selección pertenecen a su libro más reciente, Azul el agua.