Presentación
La Otra 190,
febrero de 2024

En estos tiempos de radicalización política e individualismo a ultranza, de un nuevo auge de las ultraderechas que contrastan con populismos de personalidad indefinida; en estos tiempos de acontecimientos terribles, como los infames ataques contra Palestina; en estos tiempos, en los cuales –como siempre, pero de una manera crecientemente desconsoladora– el mundo no puede alcanzar la paz; en estos tiempos, la risa es muy importante. Hoy, cuando todavía no superamos del todo el duelo por la pandemia, y ya tenemos nuevos muertos encima, hoy, más que nunca, necesitamos la risa, productora de endorfina, serotonina, dopamina y adrenalina –neurotransmisores de la felicidad–, la risa desfacedora de agravios y entuertos, socorro de las damas y de los menesterosos. ¿Qué sería de nosotros sin la risa, inmersos al parecer, en un luto continuo?
Mujeres y hombres siempre han buscado la risa, que nos permite sobrevivir e incluso observar algún acontecimiento difícil desde la perspectiva del humor hace más leve el evento infortunado y lo redimensiona. Incluso sucesos trágicos que han estremecido a la sociedad pueden ser mitigados a través del humor negro. No por ser un cliché es menos cierto que México es especialista en ello: recordemos los chistes que se generaron a partir del terremoto de 1985 o de la explosión de San Juanico, en 1984,o la muerte del cantante Rockdrigo González –quien murió al caerse un edificio de Tlatelolco–, que se adjudica a un pasón… de cemento. De hecho, las canciones de este artista son un buen ejemplo del efecto sublimador de la risa: asaltos violentos, asalariados agobiados o la fealdad de un individuo que debido a ello es rechazado hasta por su madre: todo es pretexto para hacer reír: los personajes salen de su mezquindad cotidiana y se convierten, en virtuoso acto de prestidigitación, en su opuesto: anécdotas que hacen nuestra vida más llevadera.
El humor casi siempre es irrespetuoso. La risa se genera cuando hay algo absurdo, inesperado, que no cumple nuestras expectativas, según observaba Kant.
La cuestión es que la risa nos salva y nos permite hacer más llevadero todo el caos de la vida cotidiana, toda la tristeza que experimenta la humanidad. Y la poesía no es ajena a esta risa. Frente a discursos muy solemnes, que consideran a la poesía como algo sagrado, como algo muy serio, que trata de llegar a la verdad –últimamente (la metáfora es considerada como un medio de conocimiento), encontramos poemas humorísticos, que también encierran una verdad, no menos importante.
Este número de La Otra está dedicado al humor que nos salva, que es transgresor, y no se toma tan en serio. Para ello, los poetas humoristas han buscado y encontrado nuevas formas y temas poéticos, desde la Antigüedad. El curioso lector podrá, en estas páginas, leer tanto a autores ya consolidados como nuevas voces, escritores de otras centurias, como Sor Juana, y autoras jóvenes.
Esperamos que este número provoque risas y contribuya a percibir de otra manera el humor como un recurso, una técnica literaria que al mismo tiempo nos puede llevar a tocar esencias.
Por último, La Otra, en este periodo de renovación, ha recuperado la sección de “Noticias”, con un equipo de poetas incipientes: Linda Guiza, Axel Ortiz, Carlos Cuaquentzi, Cristian Picón e Isela Vaz. Comenzamos con un breve resumen de los acontecimientos poéticos más relevantes del año.

Grissel Gómez Estrada