"Incendio mineral". María Ángeles Pérez López

maria-angeles-perezNos dice Julieta Valero del libro de la poeta española: "Recorrer este Incendio mineral, sus poemas brindados al mundo en su siendo, es una súbita oportunidad de apuntar hacia esa unidad añorada, solo viable, parece, en la generosidad de la conjugación."

 

 

 

 

 

Poética de la conjugación

Epílogo a Incendio mineral, de María Ángeles Pérez López

incendio-mineral            Ver lo que se mira. Ser modificado por lo que nos toca. Reclamar nuestro derecho a ser animales de tiempo. En Incendio mineral hay una enmienda al mal de nuestra era pantallizada, en la que la automatización de la mirada nos está desvirtuando y nos conduce, ¿inexorablemente?, a esa nueva forma de ceguera, la "visión sin mirada" de la que hablaba Paul Virilio.  Y a la disolución de fronteras entre interior y exterior, sin que hayamos tenido tiempo para generar herramientas que preserven lo privado en la circulación inevitablemente expuesta por este océano de océanos que es el espacio digital. Y que más allá, es la vida.

            Para alguien tan consciente de que el lenguaje nos hace, el poema se convierte en el lugar donde revertir la potencia disgregadora de las palabras en favor de la unidad y de la vida. "Con ellas me atrevo a reclamar perennemente un tiempo sin fronteras (…) y que luego todo pueda volver a ser su siendo, su gerundio, su gerundísimo gerundio entre los labios".

            Es muy difícil encontrar un libro donde la energía de lo poético haga una aleación de lo universal y lo pequeño, de lo que atañe a la carne del cuerpo solo y al de la especie, de lo que trae rumores ancestrales y retos de presente. Recorrer este Incendio mineral, sus poemas brindados al mundo en su siendo, es una súbita oportunidad de apuntar hacia esa unidad añorada, solo viable, parece, en la generosidad de la conjugación.

JULIETA VALERO