Poemas de Wen Yiduo

wen-yiduoWen Yiduo es considerado uno de los poetas chinos más importantes de la primera mitad del siglo XX, fue asesinado por agentes del Partido Nacionalista (Guomindang). Una muestra de su intensa poesía. Traducción del chino de Javier Martín Ríos.

 

 

 

POEMAS DE WEN YIDUO
Traducción del chino de Javier Martín Ríos

 

WEN YIDUO 闻一多 (1899-1946) es considerado como uno de los poetas chinos más importantes de la primera mitad del siglo XX. Desde muy joven participó en el ambiente literario y cultural de la China de los años 20 y 30 del siglo pasado, formando parte de una nueva generación de escritores que abogaba por una reforma literaria, cultural y social que superara los valores tradicionales de la cultura china para avanzar hacia la modernidad. Como poeta estuvo en estrecha relación con una de las sociedades literarias más importantes de la época, la Sociedad de la Nueva Luna. Entre 1922 y 1925 fue estudiante universitario en Estados Unidos, residiendo en Chicago, Colorado y Nueva York. Escribió varios libros de poesía, entre los que destacamos La candela roja (1923) y Aguas muertas (1928), que han sido considerados como dos obras muy influyentes en la nueva poesía china escrita en lengua vernácula surgida con el inicio de los años 20 del siglo XX. A partir de los años 30 se dedicó al estudio de la filología y la literatura antigua china, destacando sus investigaciones realizadas en el campo de la poesía. Con la ocupación de Japón de China en 1937, pasó por distintos lugares del país hasta establecerse en Kunming, provincia de Yunnan, donde ocupó un puesto de profesor universitario. Un día de julio de 1946, tras pronunciar un discurso en una manifestación como protesta por el asesinato de su amigo Li Gongpu, miembro de la Liga Democrática de China, de la que también formaba parte Wen Yiduo, fue asesinado por dos agentes del Partido Nacionalista (Guomindang) cuando regresaba a casa. Los cinco poemas traducidos pertenecen al libro de Aguas muertas, publicado en 1928.

 

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Javier Martín Ríos
JAVIER MARTÍN RÍOS es Profesor Titular de lengua y literatura moderna y contemporánea chinas en el Departamento de Lingüística General y Teoría de la Literatura de la Universidad de Granada. Es autor del diario en prosa poética Arde Shanghai (2007), el libro de viajes Cuaderno de Yunnan (2009) y los libros de poesía El mismo cielo, la misma tarde (2016) y Una montaña, un mar, un jardín (2019). También ha publicado los ensayos El impacto de Occidente en el pensamiento chino moderno (2003), El silencio de la luna (2003), Estudios de literatura china moderna (2013) y Náufragos del papel. En torno a la literatura, los libros y la memoria (2018). Ha traducido al español obras de escritores chinos modernos y contemporáneos, como Wen Yiduo, Dai Wangshu, Gu Cheng, Liu Zhenyun, Shi Tiesheng, etc.

 

 

 

CONFESIÓN 口供

No te miento, yo no soy un poeta,
aunque adore la pureza de las piedras blancas,
los pinos y los océanos, el sol poniente sobre el dorso de los cuervos,
el crepúsculo tejido completamente de alas de murciélagos.
Tú sabes que yo adoro a los héroes, más aún a las altas montañas,
que amo a los colores nacionales flameando en el viento,
desde el amarillo claro hasta el color broncíneo de los crisantemos.
¡Recuerda que mi alimento es el té amargo!

Pero aún hay otro yo, ¿tú no le tienes miedo?
Pensamientos como moscas arrastrándose por el cubo de basura.

 

OLVÍDALA 忘掉她

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Esas nubes rosadas del alba sobre los pétalos,
esa hebra de perfume de los pistilos.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Como un sueño en la brisa primaveral,
como el sonido de la campana en un sueño.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Escucha a los grillos espléndidamente cantando,
mira la hierba de la tumba tan alta creciendo.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Ella ya te habrá olvidado.
Ella lo olvida todo.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
El tiempo, ese amigo verdaderamente bueno,
mañana te enseñará envejecer.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Si alguien te pregunta,
dile que ella ya no existe.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!
Como un sueño en la brisa primaveral,
como el sonido de la campana en un sueño.
¡Olvídala como una flor dejada en el olvido!

 

CREPÚSCULO 黄昏

El crepúsculo es un buey negro, lento y torpe,
que paso a paso va descendiendo de las montañas del oeste.
No permitas que las puertas de la ciudad se cierren muy temprano,
porque hay que esperar a que el buey entre en los corrales.

El crespúsculo es un buey negro y misterioso
—no sé a qué mundo sobrenatural pertenece—,
cada día la luna lo acompaña hasta la ciudad,
de mañana el sol lo lleva de nuevo a las montañas del oeste.

 

NOCHE TRANQUILA 静夜

Esta luz de la lámpara, esta luz de la lámpara que alumbra las cuatro paredes.
Estas mesas y sillas de gran fuste que parecen amigos entrañables.
Ese olor a papel de libro antiguo que me llega atacando a bocanadas.
La espléndida taza de té que se asemeja a una doncella.
El niño que se alimenta tomando el pecho de la madre
y los ronquidos que me dicen que mi pequeño está sano…
Esta noche de calma misteriosa, esta paz total,
hacen que en mi garganta tiemble un canto de gratitud.
Pero este canto pronto se convierte en maldición.
¡Noche tranquila! No puedo, no puedo soportar tu soborno.
¡Quién aprecia en estos muros un tercio cuadrado de paz!
Mi mundo aún dispone de fronteras más extensas.
Estas cuatro paredes ya no pueden interrumpir el clamor de la guerra,
¿tienes algún remedio para apaciguar los latidos de mi corazón?
Será mejor que esta boca se llene de arena y barro
si sólo puede cantar la suerte y la desgracia del hombre.
Será mejor que las ratas roan esta cabeza,
dejar que los gusanos de los muertos también se alimenten de esta bola de carne y sangre,
si sólo es por un vaso de vino, por un poema,
balanceándose a sus anchas en el péndulo de la noche en calma,
sin escuchar los quejidos de tus vecinos,
sin ver cómo tiemblan las siluetas de la viuda y el huérfano,
los espasmos en las trincheras, los locos aferrándose a las camas
y cada tragedia inmersa en la rueda de la vida.
¡Felicidad! Ahora ya no puedo aceptar tu soborno egoísta,
mi mundo ya no está en este tercio cuadrado de pared.
¡Escucha! De nuevo el estruendo de los cañones, el espíritu de la noche bramando.
¡Noche tranquila! ¿Cómo podrías apaciguar los latidos de mi corazón?

 

CANCIÓN DE LAVAR LA ROPA 洗衣歌

Lavar la ropa es la ocupación más común de los inmigrantes chinos en Estados Unidos, por lo que la gente pregunta frecuentemente a los estudiantes chinos lo siguiente: "¿Tu padre se dedica a lavar ropa?"

(Una, dos, tres piezas)
¡Lavar la ropa requiere lavarla limpia!
(Cuatro, cinco, seis piezas)
¡Planchar la ropa requiere plancharla lisa!

Yo lavo la límpida tristeza de los pañuelos húmedos,
yo lavo la blanca maldad del negro sudor de la ropa,
la grasienta codicia, las cenizas de la hoguera del deseo…
todas las cosas inmundas de vuestras casas,
dénmelas que las lave, dénmelas que las lave.

El cobre es tan repugnante, la sangre es tan hedionda,
las cosas inmundas hay que lavarlas,
las cosas lavadas aún podrán ensuciarse.
¿Tú, hombre paciente, podrías arreglártelas?
¡Lava por ellos! ¡Lava por ellos!

Dices que el negocio de lavar la ropa es demasiado vil,
¿consideras vil que sólo los chinos puedan hacerlo?
Vuestro pastor protestante me dijo:
El padre de Jesús era carpintero.
"¿Tú le crees? ¿Tú le crees?"

El jabón y el agua hervida no pueden dañar los dibujos,
lavar la ropa no es comparable a construir acorazados
—además digo que hacer esto no tiene gran futuro.
¿El fluir de la sangre y el esfuerzo lavan el sudor de otras gentes?
¿Vosotros estaríais dispuesto a hacerlo? ¿Vosotros estaríais dispuesto a hacerlo?

Los años van y vienen como una lágrima de pensamiento
en una lámpara de lavar la ropa hasta altas horas de la noche…
Vil o no vosotros no queréis entrometeros,
mirando si aquí está limpio o acá está liso,
le preguntáis a los chinos, le preguntáis a los chinos.

Yo lavo la límpida tristeza de los pañuelos húmedos,
yo lavo la blanca maldad del negro sudor de la ropa,
la grasienta codicia, las cenizas de la hoguera del deseo…
todas las cosas inmundas de vuestras casas,
dénmelas que las lave, dénmelas que las lave.

(Una, dos, tres piezas)
¡Lavar la ropa requiere lavarla limpia!
(Cuatro, cinco, seis piezas)
¡Planchar la ropa requiere plancharla lisa!