Frank Stanford. Huerto muerto

frank-stanfordCarlos Almonte, escritor y traductor chileno, nos hace llegar la presente selección del poeta estadounidense, Frank Stanford (1948-1978), conocido como "Rimbaud de los pantanos", cuya poesía, en la característica del poeta Dean Young, es cruda e "incluso brutal".

 

 

 

Frank Stanford
Huerto muerto

 

Frank Stanford, o el «Rimbaud de los pantanos»

Francis Gildart Smith nació el 1 de agosto de 1948, en Richton, Mississippi. Murió veintinueve años más tarde, en Fayetteville, Arkansas, el 3 de junio del año 1978. Stanford forma parte de aquellos iniciados, en lenguaje, profundidad e imagen, que, sin haber logrado llegar a la cima de su propia poesía, ni mucho menos a la cúspide del respeto, fama o conocimiento masivo, sí representa una voz indispensable, influyente y, ciertamente, inabarcable. El apodo «Rimbaud de los pantanos» (acuñado por el crítico Lorenzo Thomas, quien escribió el excelente ensayo: «Finders, Losers: Frank Stanford’s Song of the South»), no hace referencia solo a su talento y a su breve paso por el ámbito poético formal (o por la vida, a secas), sino también al origen geográfico, y a parte de sus temáticas predilectas. Su infancia y juventud las vivió en Mississippi, Tennesee y Arkansas, lugar, este último, en el que asistió a la universidad pública, en Fayeteville, para estudiar ingeniería durante dos años y, principalmente, para comenzar a escribir poesía; luego de lo cual intensificó su producción literaria, publicando ocho libros en sus últimos siete años de vida. Entre 1974 y 1976 Stanford publica varios libros de extensión breve, además de iniciar una relación (que incluyó el ámbito editorial) con la poeta C.D. Wright, con quien establece, en 1976, Lost Roads Publishers, un sello editorial independiente destinado a «recuperar el paisaje de la poesía norteamericana». En 1977 publica, acaso, su libro más importante: El campo de batalla donde la luna dice te amo (The Battle eld Where The Moon Says I Love You), una coedición de Mill Mountain Press y Lost Roads, cuya versión publicada fijó su extensión en algo más de quinientas páginas (llegó a tener más de mil en versiones previas). De esta obra, el poeta Alan Dugan, comentaría: «Es mejor que buena, es genial. Algún día explotará».

La noche del sábado tres de junio de 1978, estando en casa con su esposa Ginny, se produjo una discusión, luego de la cual el poeta se retiró a su habitación y se disparó sobre el corazón. El funeral se realizó tres días más tarde en el cementerio San Benito. Fue enterrado en medio de un bosque de pinos amarillos, a unos ocho kilómetros del río Arkansas.

En la introducción a What About This (2015), trabajo que reúne sus obras completas y desde donde se recogen los poemas traducidos en el presente trabajo, el poeta Dean Young caracteriza la poesía de Stanford como una poesía cruda, «incluso brutal, que parece al mismo tiempo antigua y completamente nueva, originándose su vitalidad en los manantiales más primitivos del arte, del corazón y de la mente».

 

Moscas en la mierda

A los caballeros del sur
a los turistas del norte
que escriben poemas acerca del sur
a los estudiantes estúpidos
me gustaría hacerles una pésima pregunta
han visto alguna vez una regata de moscas
navegar alrededor de un montón de mierda
y luego regresar y hacer un picnic en la mierda
Solo una vez en la vida han oído
a las moscas sobre la mierda
porque me corté los colmillos con moscas
flotando en la mierda

 

Libertad, rebeldía y amor

Los atraparon.
Estaban sentados a la mesa en la cocina.
Era temprano.
Vestían batas.
Estaban tomando café y sonriendo.
Ella tenía uno de sus cigarrillos entre los dedos.
Tenía las piernas dobladas por debajo de la silla.
Los vieron por la ventana.
Ella pensó en ellos saliendo del baño
Y en él, que la envolvía en una tela.
Él pensó en ella despertando en un pequeño edificio blanco.
Pensó en piedras asentadas en el suelo.
Después ellos ya no estaban;
Entonces entraron por la parte de atrás.
Su gato salió corriendo.
La casa estaba cerca del camino.
A ella no le gustaba que el gato saliera.
Ellos se sentaron a la mesa.
Los otros estaban sin aliento.
El hombre y la mujer se inclinaron sobre la mesa.
Tenían miedo; sonrieron.
Los otros se sirvieron el resto de café
Quemándose la lengua.
El hombre y la mujer los miraron.
No dijeron nada.
El hombre y la mujer se apegaron.
La mesa redonda estaba entre ellos.
La estufa, todavía encendida,
Había quemado la olla vacía.
Ella empezó a levantarse.
Uno de ellos le disparó.
Se inclinó sobre la mesa como una colegiala que hace la tarea.
Pensó en estar a su lado, en quedarse dormida.
Tomaron sus largas calcetas grises,
Las pusieron sobre el cañón de un rifle
Y le disparó.
Él volvió a su silla, afirmándose.
Ella le dijo que su herida no le dolía mucho
Como en otoño cuando de todo lo que tocas
Sale una chispa.
Él la imaginó levantándose en la oscuridad
Envolviéndose en una manta
De pie, en la puerta.
Ella les pidió a los hombres que, en caso de volver a disparar,
No lastimaran sus rostros.
Uno de ellos le encendió un cigarrillo.
Él pensó en cómo sería
Haber sido niños juntos.
Él estaba muerto antes de que lo rematara.
Ella les preguntó si podía sacárselo de la boca
Para no quemarse los labios.
Ella se acercó y le tocó el cabello.
Pensó en él caminando por la oscuridad, cantando.
Ella murió así sobre la mesa.
Le salía humo de la boca.

 

La verdad

a Nicanor Parra

No te voy a mentir
A través de mis dientes
Como los poetas de Minnesota,
Del Sur, y del Oeste
Y de la ciudad de Nueva York.

Más que todo en la vida
Quisiera otra vez follar con alguien de treinta.
No tengo ninguna duda
Al decir que preferiría ser Marlon Brando
A ser T. S. Eliot, etc.

Siento más respeto por Muhammad Alí
Que por cualquier otro hombre viviente.
Por supuesto que lo intenté en Esquire,
Pero mis zapatos no tienen plataformas
Y no sé una mierda sobre las canoas.

Sin embargo, puedo demostrar que
Casi todo poeta trabaja en la oficina de caminos;
Hay más poetas que moscas o ingenieros.
Y yo hiedo como una mula muerta bajo un paso sobrenivel.

 

Agua oculta

Una niña estaba en su silla de ruedas en su porche
Las avispas pululaban en la cornisa

Acababa de lavarse el pelo
Cuando ella lo tomó y lo peinó

Ella pudo ver
Como yo

La única estrella bajo la viga
Temblando como un cuchillo en el arroyo

Ella era delgada
Y me hizo pensar

En la música que cantamos para nosotros mismos
Como alguien que pone un dulcimer en un estuche

Y se marcha con un extraño
Para recostarse y beber en la oscuridad

 

Huerto muerto

a Raymond Radiguet

 

Como siete pájaros durmiendo en la meseta
Vigilando el naufragio del amor
Misterio de los ebrios visitantes
Errantes con tu esposa
Hombres que hablan con mal acento,
Los condenados, abandonados, un día de silencio,
Dos días de silencio, sueños destrozados y cubiertos,
Mientras más flores, más sufres.

 

El sistema penitenciario de Arkansas

Es como un poema lírico
con siete temas básicos
primero el recolector de algodón
que arrastra un carretón de testículos
un par de alicates que se pueden llenar
con una cruz en caso de apuro
luego está el estanque tibio
entre los muslos de la doncella
luego algunos amigos
tuyos y míos
que estarán siempre con nosotros
Pablo, el artista
el pubis de la luna
Pablo, el chelista
pantera del silencio
Pablo, el poeta
el punto de no retorno
y en caso de emergencia
el séptimo y ultimo tema
de este sistemático poema
es la sistemática manera de
la muerte, desnuda frente a ti

 

Todos los que están muertos

Cuando un hombre conoce a otro hombre
Lo busca
No se esconde.

Él no espera
Pasar otra noche
Con su esposa
O hacer dormir a sus hijos.

Se pone una camisa limpia, un traje oscuro
Va a la barbería
Y deja que otro hombre lo afeite.

Cierra los ojos
Se recuerda como un niño
Tendido desnudo sobre una roca junto al agua.

Entonces pide la loción especial.
Los viejos se reúnen junto a la silla.
Y el barbero vierte un poco
En cada una de sus manos.

Traducción de carlos almonte

 

 

Carlos Almonte (Santiago de Chile, 1969). Escritor y editor. Licenciado en Literatura Hispánica y Diplomado en Cultura Árabe e Islámica por la Universidad de Chile, y Máster en Literatura por la Universidad de Barcelona (España). Es coeditor de Descontexto Editores y cofundador, junto a Alan Meller, del movimiento retrovanguardista: Neoconceptualismo. Ha publicado los poemarios Flamenco es un sueño (2008), Bitácora de ausencia (2009), y el poemario dual, en conjunto con Juan Carlos Villavicencio, Breaking Glass (2013); y las novelas Viento blanco (2013) y Alicia en la carretera (2018).