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Escribir y tender una cama. Carlos Oliva Mendoza

carlos-olivaEscritor e investigador mexicano Carlos Oliva Mendoza nos habla sobre la poesía de Elsa Torres y nos comparte una breve solección de sus poemas.

 

 

 

Escribir y tender una cama
Carlos Oliva Mendoza

 

Para crear una poética es suficiente un poema, qué tanto se podrá especular con dos poemarios. La verdad, no mucho, porque en general remiten a ese poema o, más específicamente, a algunos versos, motivos, imágenes y ritmos. Ahí se concreta una poética.
        En el caso de Elsa Torres Garza, al paso que uno lee sus poemas, se va clarificando y transparentando no sólo una poética, sino todo un sistema de vida.
Voy a tratar de sintetizarlo.
        Elsa es una escritora hipermoderna, más allá de sus parajes antiguos o sus coqueteos posmodernos. En este sentido, realiza una poética del vacío y del abismo. Si presupone que lo central es un hueco, un vacío, es casi congénito que ese movimiento siempre sea abismal.
        Podríamos terminar aquí, pero lo importante es cómo trata de negar ese vacío y cómo se abisma ella.
        En principio, intenta domesticar ambas experiencias, ya sea a través de sus lecturas o de la invención o recreación de un hogar. ¿Cómo consigue esto?
        Ella se guía de una poética anclada al cuerpo, si bien con referencias sexuadas y con la constante mención de la lengua, lo central en su texto es la mano, ésta sería la frontera y pliegue donde el cuerpo podría dibujar y resistir un vacío y un abismo sin fin.
        Por esta razón, su trabajo de escritora es delirante o trata del delirio y se desarrolla en formas ya extravagantes. Recordemos que la palabra tiene que ver con surcos, extravíos, desatinos, locuras.
        De hecho, todo tacto es delirante y ciego. Ahí un secreto de la poeta: enfrentar a tientas el vacío.
        En medio de todo esto, hay un hecho casi milagroso, afortunado y digno del mayor de los halagos. Elsa deja ver cuál es el color de todo esto, el color plata, pero más sorprende aún el material que puede materializar todo lo que he dicho: el plateado mercurio. Cito un breve ejemplo:

«Al reclutar los balines de mercurio
Diseminados por el piso
Elia advierte, recelosa,
La inexorable necedad de la atracción
Y de la huida».
(Disperso mercurio, ediciones monosílabo, 2019).

Todo esto es capaz de sedimentarse en excelentes poemas sobre la ciudad, la derrota de los días, la superioridad de la mujer o el hecho del amor moderno: la crueldad.
Quiero sin embargo terminar con una nota tierna. Ella dice que la poesía es la voz del portero que no cuida nada, pero también dice que la escritura similar al acto de tender una cama. Se puede inferir la analogía entera. Esa «vocación absurda» es similar a hacer y deshacer cosas, permanecer de mil formas, pero no estar de pie, y a la vez soñar la «planicie», «aplacar» y «distender», «como las sábanas de una cama». Muy similar a lo dicho por Bataille: escribo para no tener miedo o, digamos nosotros, para no ser sólo cruel.

 

Elsa Torres

Que gran consuelo es la escritura,
Te salva del dolor más fuerte
Y del más leve
Te permite poner fuera de tu mar grisácea
Los cangrejos de la mala conciencia 
Los pensamientos que aprietan
Como zapatos sin horma
Los sentimientos aviesos
Que se esconden en los rincones del timo 
Al tiempo que corre la tinta
Por la superficie cristalizada del papel
Te calienta del frío 
Como una caricia de amor verdadero.

Esta vocación absurda es la escritura,
este inevitable deambular en busca
de lo más elemental del
                     habla,
en busca de la más soñada planicie
donde los vocablos se pueden aplacar
                                                  y distender
como las sábanas de una cama tendida.

Ahora duerme
Vuelve luz a ser silencio,
carne hueca para la daga abierta.

 

Éxtasis en tres tiempos
De herbolaria celeste
sabe el gato,
de maullidos paganos 
sobre las tapias

**

Y sus mentiras
cambian
de forma
a forma de Fuego
y el hambre
mezcla
a los aromas
de la saciedad
las leyes
del árbol
y su ribera
de agua
que tiembla 
en caravana eterna
hacia las ramas

**

Es un cuerpo hollado
como tierra promisoria
Un cuerpo ágilmente
anudado a su deseo
y dispuesto en sus manos.