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Presentación La Otra 181, mayo de 2022

Alfredo Fressia en su viaje cosmopoético
José Ángel Leyva
alfredo-fressia-leyvaRecuerdo la primera vez que escuché leer a Alfredo Fressia en la ciudad de Morelia, Michoacán, en uno de los extraordinarios encuentros que organizaba Marco Antonio Campos: Poetas del Mundo Latino. Si para algo sirven los encuentros, además de buscar públicos lectores de poesía, es para que los poetas se conozcan entre sí, se amen y a menudo se aborrezcan. Las aspiraciones de poder no han sido ajenas a unos cuantos ilusos que suponen hacerse de la sartén por el mango.

 

 

Pero en realidad los poetas significan muy poco, casi nada o nada en la toma de decisiones de la realidad. No obstante, el gremio suele contaminar la poesía con envidias, celos, descalificaciones y a veces hasta campañas de desprestigio desde las sombras del anonimato o a campo abierto. De eso y de la poesía hablamos tanto con Alfredo Fressia, quien parecía vivir al margen de las veleidades de los poetas.

Desde que nos dimos un apretón de manos y nos sonreímos no abandonamos la interlocución. Alfredo fue una de las almas de La Otra, fue autor de sus colecciones, traductor del libro que publicamos de Ferreira Gullar en La Cabra, Animal transparente, un consejero y un amigo entrañable a quien voy a echar de menos el resto de mis días. «Soy La Otra», solía decir con picardía aludiendo a su homosexualidad. Y en efecto, Alfredo me parecía que era la encarnación de lo otro, de los otros. Me contaba que desde niño y joven se sintió fuera de la normalidad aceptable: contestatario, de izquierda, demasiado alto, narizón, gay y militante contra todo tipo de autoritarismo, particularmente de los gobiernos militares, razón por la cual abandonó Uruguay y se exilió en Brasil, donde vivió hasta su último aliento.

Profesor de francés, hizo del español y el portugués su universo lingüístico. El italiano no le era ajeno porque provenía de una familia obrera de migrantes italianos por un lado y de gallegos por la otra. Erudito, discreto memorioso, pesimista moderado, algo hipocondriaco, Alfredo siempre tenía palabras de aliento para los demás. Recuerdo una vez que hablando de él con Enrique Molina e Ida Vitale, me dijeron con ese humor tan de ellos: «es buen poeta, y sabés, es una de las buenas personas de Uruguay, aunque sea uruguayo.»

Nos vimos numerosas ocasiones en diversas ciudades de México y en algunos otros países. Pero de manera particular lo recuerdo en Ciudad Juárez caminando ambos por una exposición sobre el feminicidio y luego en Chihuahua en el Museo de Villa. Pero durante el traslado en autobús de Ciudad Juárez a Chihuahua, en una viaje como de tres o cuatro horas por el desierto él y la escritora y traductora Quebequense Francoise Roy no pararon de hablar de astrología durante todo el trayecto. Mientras que los demás bebían, porque Jorge Humberto Chávez había dispuesto una cantina en el vehículo, ellos descifraban la geometría del cosmos y de la fortuna. Signos zodicales iban y venían, posiciones de los astros. Por efecto del alcohol y la carretera muchos se fueron durmiendo y sólo quedaban las voces de Astroalfredo y Francoise dibujando cartas astrales. Con Alfredo uno podía también conversar sobre la biografía de los artistas y los escritores, le encantaba esgrimir detalles de la vida de los autores que se convertían en su imaginario en personajes.

Vino a México en el 2019 para el Festival Di Verso dedicado a la diversidad sexual, que coincidía con la marcha del orgullo de la comunidad lgbt. Un año antes nos habíamos encontrado en Villahermosa, Tabasco. El español Luis Antonio de Villena acudió también a la cita, pero ambos se negaron a ser incluidos en mesas de discusión sobre el tema de homosexualidad y poesía. De Villena decía abiertamente que él había sido precursor en España de la poesía homoerótica y de la lucha por el reconocimiento de la diversidad sexual, algo semejante argumentaba Alfredo, y pedían que los pusieran en mesas de discusión de la poesía sin etiquetas de género. Fressia deseaba hablar de otro tema: migración y exilio. El poeta iraní, Jorge Boccanera, Mohsen Emadi y él bordaron fino sobre esa temática. Fue la última vez que nos vimos y conversamos, reímos y nos sacamos fotografías en los canales de Xochimilco.

Antes de que iniciara la pandemia le diagnosticaron un cáncer de próstata. Padeció mucho la incertidumbre de los diagnósticos y de los estudios. Solía mandarme mensajes de voz o llamarme por whatsapp para hacerme la relatoría de sus tratamientos. Fue ganando confianza y un día me llamó exultante porque los resultados acusaban una remisión casi total del cáncer. Mientras tanto recibía algunos reconocimientos en Uruguay, le publicaban su poesía y sus crónicas. Durante la pandemia incrementamos más la comunicación. El humor estaba de su parte. Por alguna razón extraña dejé de recibir mensajes y yo de buscarlo en el último mes del 2021 y los primeros meses del 2022. Confiaba en que estaba bien de salud, según su último reporte. Cuando abrí el Facebook, al que él era asiduo, vi que alguien se despedía de Alfredo. Sentí un golpe en el pecho y un dolor en la garganta que me hacían reconocer lo mucho que yo quería al poeta Alfredo Fressia. Nunca olvidaré cuando en el año 2006 murió mi padre y Alfredo me escribió un mensaje en el que me decía: Con la muerte del padre emerge la biografía del hombre.
Alfredo creyó en mi trabajo como escritor, como poeta, escribió algunos ensayos sobre mi obra y nunca regateó su afecto y su amistad. Tampoco se limitó cuando hubo que hacer alguna observación poco ventajosa para mí, pero sí muy necesaria. Muy pocas veces le escuché referirse mal de otra persona, pero reconozco que cuando lo hizo no le faltaban razones. Con la muerte del poeta y del amigo emergen los afectos y la gratitud del hombre por la fortuna de haberlo cruzado en el camino. Sin duda, Alfredo Fressia es uno de los poetas esenciales de Uruguay y una figura indispensable en la poesía latinoamericana. La Otra, de la cual fue miembro directivo, le dice hasta pronto y vive agradecida por su complicidad y su vitalidad.

 

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La Otra Revista impresa No. 4 – Alfredo Fressia

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