Alberto Pellegatta. Poemas

alberto-pellegattaPellegatta, originario de Milán, 1978, es además de poeta, licenciado en Letras y Filosofía por la Universidad de los Estudios de Milán. Emilio Coco nos ofrece sus traducciones del italiano al español.

 

 

 

ALBERTO PELLEGATTA

Alberto Pellegatta (Milán, 1978), licenciado en Letras y Filosofía por la Universidad de los Estudios de Milán, ha publicado: Ipotesi di felicità (Specchio Mondadori, 2017), L’ombra della salute (Specchio Mondadori, 2011) y Mattinata larga (LietoColle, 2001). Está presente en las antologías I poeti di vent’anni (Stampa, 2000), Nuovissima poesia italiana (Mondadori, 2004) y Almanacco dello Specchio (Mondadori, 2008). Ha ganado la primera edición del Premio Bienal «Cetona» y El Premio «Amici di Milano». Colabora como crítico en periódicos y revistas y dirige la colección Poesia di ricerca en EDB Edizioni.

 

Dos gruesos peces huelen en el salón

mientras luces una sonrisa balnearia.

 

No trabajar es mi poema más logrado ‒ los demás se vuelven poemas   pensando ser poetas. Sabes, dos padres propicios, dos casas en dos estados, dos pulsaciones juntas y contrarias en el pecho. Sin exagerar, porque demasiadas comodidades impiden los cambios.

No termina aquí. Se asoma y se retrae
sólo para pronunciar mejor.

Háganse pegar, sus piernas
me obedecen como las gatas de Petrarca

Their shrouds are bloody and their lips are wet.
Discreto como un traidor, el sexto desde la derecha.

Gruesas vacas entonan al dedillo el último verano feliz.

Un aire inútilmente limpio me desplaza hacia la tos de un niño.

Tu silencio hace el humo de un plato olvidado sobre el fuego.

Todos los hombres que he visto bajar de los autobuses entran por la puerta.

Quedan, en contradicción, los pocos vocablos
que el fuego ha salvado: balanzas trucadas
y prados de salvia sin comas.

 

 

AMORES DEFECTUOSOS

No deberías fumar en cada foto
si las verduras se hielan en otro lugar.

Mientras te lavas
escribo un poema.
Cuerpos que quieren sudar
atenúan las perspectivas de la costa.
Como aumentan las palideces en la terraza
cuando alcanzan sus objetivos.

La vuelta habitual de las golondrinas en el patio
luego se separan, palabras de un discurso
difícil.
Buscábamos un poco de fresco
pero aún emerges de aquellos hervores.
Si no fueran tormentas sería tan solo una larga digestión.

 

 

EL COBRA

                              a Mary B. Tolusso

La rabia de aquellas montañas
se desborda del dístico con numerosas legumbres
y pan duro para los pájaros.

Hace días que no salgo de casa, catalogo
los golpes en las paredes de los vecinos.
Si no lo hubiera inventado
negro y húmedo como una tumba, sería sólo amor.

Ceden los cuadrantes hasta la transparencia
como una fiesta esperada desde hace tiempo.

El agua no se detiene en las apariencias.

 

 

EL SOMBRERO DE LOS ENAMORADOS

En los sombreros transpiran las palabras menos pronunciadas, su forro parece algo de lo que nos hemos olvidado desde hace tiempo. Los cabellos en cambio vuelven a crecer, los remordimientos.

Durante las horas libres los árboles hacen muecas y mis fluencias recuerdan ciertas sílabas acentuadas. Cortas las uñas de los pies en torsión, al alcance de la mano. También existe el que busca durante años a la mujer apropiada y termina viviendo con una cuidadora. A estas alturas es imposible ir más veloz.

Noche que unes al amante con la amada
que confundes al padre con el hijo
el amado en amante transformado.
El sentido eres tú que entres, que mueves
de otro modo muchos brazos y piernas.

 

                                           para Alice

Aquel día de junio incluso las ramas
alzaron el vuelo con los pájaros.

Tus ojos eran fondos
Sin audio. Los pensamientos corales.
Llorando hinchabas las mareas.

 

 

Traducción de Emilio Coco

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