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Víctor García Vázquez

victor-garcia-vazquezVíctor García Vázquez, poeta y académico mexicano, ensaya sobre Canción de amor del cielo y de la tierra de Víctor Toledo, "un canto órfico de amor disuelto en 62 fragmentos o surcos, cada uno representa un año de vida del autor".

 

 

 

Canción de amor del cielo y de la tierra
Víctor García Vázquez

 

Sobre el libro ‘Canción de amor del cielo y de la tierra’ de Víctor Toledo

A lo largo de más de cuatro décadas de escritura, Víctor Toledo se ha dedicado a la búsqueda incansable del origen y sentido de la poesía. Su vocación es una sola pero sus estrategias de búsqueda son y han sido múltiples, porque ha realizado esta tarea desde su trabajo como docente, investigador, ensayista, poeta y jardinero cósmico. Sus ensayos crean preguntas que sus poemas tratan de responder y viceversa. Para degustar su poesía es muy recomendable leer su obra ensayística, aunque no es estrictamente obligatorio porque cada libro reclama su autonomía y su propia significación.

Este nuevo libro, Canción de amor del cielo y de la tierra, representa su dulce estilo nuevo, muestra que el autor está en la flor de su edad poética pero también en la edad de la flor del enamoramiento. Este poemario es un canto órfico de amor disuelto en 62 fragmentos surcos, cada uno representa un año de vida del autor. Su antecedente es la trilogía El alma y la inmortalidad, colección de ensayos donde Toledo nos explica la relación entre la poesía y las hadas, el secreto de Orfeo y el vuelo de las brujas.  El hilo conductor de esa tetralogía es indagar en el sentido del alma, no la palabra alma, sino ese estadio del ser que ha sido abordado a lo largo de los siglos por las religiones y al cual parece querer renunciar la psicología moderna. Nuestro autor emprende su tarea de la mano de especialistas que lo han antecedido en esta empresa: Robert Graves, I. B. Singer, Mircea Eliade, entre otros. El sentido de esta poética es restablecer el diálogo entre el alma y el amor.

Este libro es una continuación de ese diálogo. Escribir un poemario que habla exclusivamente de amor es siempre un riesgo y una recurrente tentación de los poetas jóvenes. Sin embargo, Víctor Toledo asume esta tarea en plena madurez, con valentía, vehemencia y potencia poética. Doble mérito en una época de la sociedad líquida, de sujetos líquidos, de valores líquidos y de relaciones líquidas; y justamente para contrarrestar la liquidez de la época, el poeta reclama:

Déjame entrar a esa parte que te falta
Para ser mujer completa
Y destruir tus miedos más profundos, superar tu actual
felicidad
Incompleta. Permíteme entrar con todo el universo
Con todas mis líquidas palabras
Con todo nuestro mar.

El amor no consiste en darle forma al mundo, sino en adaptarse a esa deformidad que el mundo nos ofrece. El filósofo polaco Bauman en su libro Amor líquido, nos dice: "El amores añadir al mundo: cada adición es el rastro vivo del yo que ama; en el amor, el yo se trasplanta, pedazo a pedazo, al mundo." En esta época que nos muestra descarnadamente la fragilidad de las relaciones humanas, este libro de Toledo añade al mundo, porque no es sólo un libro de poemas de amor, es un libro amoroso cuyo propósito es darnos una lección de ética y de estética. El autor lo escribió con un estilo decantado y con recursos literarios que le permita a todo tipo de lectores acceder y hacerlo suyo. Cartilla amatoria y terapia de vida, este libro nos muestra que la poesía sigue teniendo una función didáctica, aunque su propósito no es el de enseñar al lector sino de ensoñar. No nos enseña cosas sobre el amor, nos enseña cómo el amor nos arrastra a alturas inconmensurables.

A propósito del tema del amor nos dice Octavio Paz en La llama doble: "Nuestra tradición, desde Platón, ha exaltado al alma y ha menospreciado al cuerpo. Frente a ella y desde sus orígenes, el amor ha ennoblecido el cuerpo: sin atracción física, carnal, no hay amor. Ahora asistimos a una reversión radicalmente opuesta al platonismo: nuestra época niega al alma y reduce elespíritu humano a un reflejo de las funciones corporales."La propuesta de Víctor Toledo apunta hacia la reivindicación del alma, aunque sin negación del cuerpo, pero ya no en un sentido platónico sino más bien ontológico, pero sobre todo en un sentido órfico. El orfismo, nos dice Toledo en El secreto de Orfeo "es vivir en el paraíso aquí en la tierra, en el amor con la pareja y con la tierra, en ser artistas…el orfismo devuelve la armonía entre el cielo y la tierra". (78)

En la actualidad, la falta de conciencia emocional, autonomía emocional, regulación emocional, asociado a las incertidumbres que provocan los modelos políticos económicos mantienen a muchas personas en el inframundo de las enfermedades mentales, desequilibrios emocionales y angustias existenciales. El referente poético de este largo canto se nos presenta como una Eurídice austral que vive en la oscuridad de esos trastornos y por tanto niega la vida, el verdadero sentido de la vida: la capacidad de amar y entregarse plena, sin culpas ni arrepentimientos. El sujeto lírico, que no niega su condición de sujeto líquido, debe emplear todas sus capacidades poéticas, proféticas y shamánicas para lograr que su amada, mediante el amor, vuelva al reino de los vivos y juntos encuentren la salvación y ganen la eternidad. Se integren al universo donde lo único que nos salva de la muerte es la capacidad de amar.

Glosa de El secreto de Orfeo, volumen 2 de la colección El alma y la inmortalidad, Cantos de amor del cielo y de la tierra nos explica con la emoción lo que en aquel se expresaba con la razón. En el ensayo nos dice: "El amor trasciende todo, hasta el infierno y la muerte, la luz que ilumina con su lira el infierno y la oscuridad de la muerte es el amor". Entre el cielo y la tierra, el poeta canta:

El gran amor que siento por ella
Arraiga una espina:
A veces me duele dulcemente
Como garra en el corazón del cielo
Pero si la quito
(La herida de la vida, espina de oro)
Me hundo en el vacío: la herida de la muerte…

En 62 fragmentos de un mismo canto que pasa por diversas estaciones: del epigrama al soneto, el sujeto de la enunciación nos muestra que todos los amantes: Oberón y Titania, Psique y Eros, Tristán e Isolda, Ulises y Circe, Orfeo y Eurídice representan la misma tarea de reestablecer la armonía del mundo. No se aman sólo por voluntad propia, sino que están destinados a preservar la única y verdadera religión: el diálogo amoroso.

El referente poético de estas canciones de amor siente el llamado de la oscuridad y se va alejando, alejando, pero la lira de Orfeo la llama para alejarla de su destino y cubrirla con las llamas de su pasión. Alejarse es su respuesta al mundo, perderse en el inframundo de las pantallas, en el silencio de las redes y en las ruinas del silencio, pero Orfeo no se detendrá hasta lograr demostrarle que el arrepentimiento es la catábasis que nos salva cada día.

Hace algunos años, al final de la presentación de un libro que Víctor Toledo me dio el honor de presentar, una persona del público le preguntó: ¿Y entonces para quién es la poesía? No recuerdo exactamente la respuesta de Toledo, pero este libro responde: la poesía es para todos. Lejos de ser un defecto, esto es una cualidad para un libro de poemas, porque la mayoría de los libros que se publican se escriben para las tres personas que forman parte de un jurado. Este libro en cambio busca llegar a las manos de todo tipo de lectores, pero sobre todo busca llegar al lector valiente, ése que todavía se arriesga a leer poemas plenos de amor.

 

Víctor García Vázquez (Escuintla Chiapas, 1975) es Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Maestro en Literatura Mexicana por la misma universidad.
Ha publicado Mujer de niebla (Premio Nacional de Ensayo 2001); Raíces de tempestad, (Editorial Daga, 2001); Tejidos, Lunarena-BUAP (2003) y Tajos, Editorial Verso destierro (2011), entre otros libros. Es autor de varios libros de texto de nivel superior y medio superior.