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El arte de engañar con silencios. Samuel Ronzón

samuel-ronzonPresentamos una selección de poemas de Samuel Ronzón, originario de la Ciudad de México. El primer poema del ciclo surge como respuesta al poema «Isla Negra» de Elsa Cross que apareció en La Otra número 144.

 

 

 

El arte de engañar con silencios

Samuel Ronzón

 

            La imagen que me viene a la mente al pensar en la poesía de Samuel Ronzón es de del fénix, pues ha roto muchas veces su caja de espejos –o resonancias– para crecer en la profundidas y la diversidad de su expresión. Ronzón ha escrito numerosos libros, casi ascéticamente, en soledad y silencia, y su excelente poesía está por descubrirse.
Elsa Cross

 

Isla Negra a contraluz
Quedo,
quedé barriendo el mar,
con un ojo en la mano,
donde los barcos tan ebrios, dices,
se pierden en la distancia,
mientras veo cómo se amontonan
peces y astrolabios en tus versos.
Un aquí que se prolonga
para poderme quedar
y salir a flote en tierra firme.
No hay heridas.
Si hubiera cicatrices, serían evidentes.
La palabra silencio dentro de uno,
siempre trae el mar a nuestra casa.

 

El arte de engañas con silencios

I. – Nocturno a mi madre
Hace un momento dejé de rezar
con mi madre,
en esta noche que huele
a ventanas abiertas.
Su nombre quiere decir señora, 
ama de casa y se preocupa por ser
sobresaliente en todo.
Está enferma y duerme
frente a la televisión. Hoy
vigilo sus sueños y acomodo
sus nubes. El silencio
es tan claro que puede retoñar.
Seré yo quien deba aprender
a desatar amarras.

II. – Ruptura
El trapecista de la catástrofe
yace en el suelo y nadie lo ve.
Esa es la perversión de la soledad:
deshago, desnudez, cuando el escurridizo
amor fue una trampa del futuro.
Otra noche de aullidos,
de dientes apretados,
de ingratitud. Sobrevivir es aceptar
la ausencia de la juventud
en un cementerio de peces.
Siempre un armario silencioso
será como un pájaro suicida.
Entre la realidad y lo imposible,
el sueño.

III. – Ajuste de cuentas
Entraste a mi territorio
donde el sol y la luna duermen
cogidos de la mano.
Tu chamarra hace soñar
con un torso delicado
y recuerda a la casa que sueña
con la súbita delicia de ser mástil.
Un día tu casa será un bosque
y silencio el rumor del agua,
cuando los pasos menudos
de tus veintiséis años
se pierdan en las calles,
y regresen con restos de sol
y de lluvia en los zapatos.

IV. – Los días terrestres
Una vez que mis pájaros hayan cumplido
con su vuelo nocturno, y el mar
de mi infancia regrese con sus alfileres
de agua, una vez que ya no cante
para olvidar escombros,
mi palabra será tu voz
en el hueco de mi mano
en horas pisadas por la sombra,
con las volutas que transitan.
Una vez que me vaya sabrás
lo mucho que gané en la vida
para dejar un silencio
con lo que dio fuego a mis manos,
y sabrás que no perderé nada.

Samuel Ronzón nació en Ciudad de México en 1957. Estudió Administración Pública en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Su libro Concierto para un Hombre Solo lo publicó la UNAM en la Colección El Ala del Tigre. Ha ganado varios premios, como los Juegos Florales de San Juan del Río, y el Premio Nacional de Poesía Nezahualcóyotl.