Rocabulario:
Juan Manuel Roca

El poeta colombiano Juan Manuel Roca nos ofrece fragmentos de su Rocabulario (Editorial Icono, Colombia, 2006,) Pocos autores pueden jactarse de tener un diccionario personal que responda a los juegos malabares de su pensamiento, al lenguaje lúdico que constituye su manera de alterar el orden nominal de las cosas y de sus significados. El Rocamundo se entiende con un Rocabulario a la mano. Aquí una pequeña guía para adentrarse en ese planeta de Roca.

A.
Alcohol: Lo malo del alcohol es que en medio de una borrachera uno se pueda suicidar y al otro día no se acuerde de nada.
Arribista: Un arribista no tiene amigos, tiene peldaños.
Ateos: Hemos llegado al extremo de querer erigir la iglesia de los que no tenemos religión.

B.
Bacon, Francis: Es de imaginar que el pintor Francis Bacon viviera frente a una carnicería o quizás frente a la res desollada por las manos de Rembradt. Lo cierto es que sufría la asfixia de la carne.
Beatitud: Por los claros de la selva se paseaba el tigre con aires de santidad. Caminaba con pasos lentos. Iba eructando misionero.
Borges, Jorge Luis: Casi a diario me encuentro con alguien que presume de haber tomado café con Borges. De ser cierto, el pobre Borges debió pasar mil y una noches develado como un farol.

C.
Casa: Quien construye una casa amputa la lejanía.
Cazador: Terrible ironía la del cazador. Mister Hemingway, luego de tantos safaris, decidió cazarse a sí mismo.
Colombia: En Colombia la guerra siempre viene después de la posguerra.

D.
Darío, Rubén: Como todo gran poeta advertía lo que muy pocos logran advertir. Cruzaba por un gallinero de Managua pero veía cisnes, caminaba entre mujeres desdentadas y en una quijotesca maniobra de lujo las trocaba en princesas, se asomaba a un lago con nenúfares pero en verdad solo había un sembrado de cebollas.
Del Casal, Julián: El trágico modernista Julián del Casal, no obstante su vida y el tono luctuoso de su poesía, murió tras un ataque de risa que le desencadenó un aneurisma durante un banquete sin suda muy divertido. Alguien, de humor criminal, debió ser el causante de su muerte.
Devoto: A todos los drogadictos del barrio les daba un trato de hermanos. Era un devoto de San Francisco de Hachís.

E.
Epitafio: No estoy para nadie.
Escritura: Marcel Prosut decía que siempre terminamos haciendo lo segundo que mejor sabemos hacer. Por esta razón, quizá, en vez de dedicarme al ocio me dediqué a la escritura.
Espejismo: Dulcinea del Toboso le entrega una rosa a Don Quijote pero el recibe un puñado de nada.

F.
Fama: La fama es como el beso prolongado de una puta. Nadie la quisiera eterna.
Felicidad:  Ver un cielo azul cobalto, una pintura que nos escudriña, un gesto de amistad, oír a quien no guarda servidumbre o viajar a un planeta llamado Nabokov, son fisuras por las que he vislumbrado la felicidad.
Fugacidad: Ni siquiera la palabra agua queda de la palabra hielo.

G.
Girasol: El que alumbra una noche un girasol padecerá de insomnio.
Gregarismo: Hasta en la reciente novelística hay un grado de homogenización, de ánimo gregario. Muchos de los actuales novelistas al escribirlas ya están pensando en su realización fílmica, con lo que el lenguaje se ve recortado, mediatizado por la industria cultural cuyo altar es la pantalla del cinematógrafo, aproximándola más al guión que a la novela. Hay por eso, y cada vez más, una escritura intercambiable, más allá de sus autores y sus países de nacimiento.
Guerra: Amar la guerra es odiarse a sí mismo.

H.
Hallazgo: Resulta más prodigiosa la perla en los ojos del pescador que en el paño de la joyería. Así mismo ocurre con la poesía. Más notable el hallazgo que la palabra que lo anuncia.
Heráclito. Mientras escribo un poema que habla del tiempo, el agua traza el nombre de Heráclito en el río.
Hidrólatra: He acuñado esta palabra para hablar de mi obsesión por el agua, por una insaciable sed que se bebe mis días.

I.
Idea: “Ninguna gran idea merece un cadáver”, decía Héctor Rojas Herazo. Ni siquiera “un cadáver exquisito”, agregaría un amigo anarco-surrealista, refiriéndose a cualquier reyezuelo del expolio colombiano.
Ignorancia: No puede amarse aquello que no se entiende.
Igualdad (De sexos): No es cierta la pregonada igualdad de los sexos. El de las mujeres es más hermoso.

J.
Jaula: A orillas del río, con el torso desnudo, los mendigos enseñan su costillar; la jaula ósea donde todo el día picotea el corazón.
Jonás: En la pequeña habitación en donde vivo, como Jonás en el vientre de un cetáceo, pienso: quizá los poemas solo sean mensajes enviados por un náufrago, botellas con gritos pobremente escritos, que acaso vayan de los mares del silencio a las playas del olvido.
Judas: Treinta monedas de latón para comprar treinta acres de vacío. El beso oscuro del vacío. La bolsa o la vida.

K.
Kafka, Franz: No hay duda alguna, si en Colombia nacieran pensadores del absurdo, grandes artistas del extrañamiento como Franz Kafka, serían sin remedio escritores costumbristas.

L.
Lautréamont, Conde de: El misterioso poeta del otro monte y del otro mundo, un conde falaz y agorero, escribía con tinta de calamar la historia clínica del hombre.
Lenguas: Volvemos, de las lenguas muertas del terror, a las bellas artes del silencio.
Libros: Frente a la vieje pregunta, ¿qué libro se llevaría en caso de naufragio en una isla desierta? No puedo dejar de recordar con envidia la historia del general mexicano al que el día de su retiro le quisieron regalar un libro. El gran guerrero, atusando su mostacho de herradura, les dijo a sus oferentes: “No se molesten, no se molesten, ya tengo en casa un libro”. Qué manera crítica de pensar que un es todos los libros.

M.
Madre: Los que miran una vieja fotografía en mi mesa creen ver a mi madre tejiendo una blusa, en una atmósfera de cuadro de Veermer que recuerda a su célebre hilandera. Solamente yo sé que al momento de la fotografía, y esto fue medrando 1955, mi madre cosía espejos rotos.
Madurez: Palabreja que se menciona, con cierta jactancia y mucha solemnidad, al momento de tener más amigos en las tumbas que en los bares.
Malditos: Conozco a muchos que se jactan de ser poetas malditos. En la mayoría de los casos estaría dispuesto a aceptarles su propio y azufrado calificativo, a condición de que a la palaba malditos le suprimieran, de una vez por todas, la letra d.

N.
Nadie: ¿Ven ese vacío en la foto familiar, un hueco, un espacio entre la respetable parentela? Es Nadie, sin rastro y sin linaje.
Niños: Los niños siempre, irremediablemente, son extranjeros.
Nostalgia: La única nostalgia respetable es la que nace de los sitios que nunca se han visitado.

O.
Olvido: A veces me gustaría vivir en el olvido. Los lotófagos no sufren.
Ópera: No puedo tomarme en serio un arte en el que un guerrero, atravesado por una espada, sigue cantando. Ni una escena en donde un hombre encuentra a su mujer con otro y los tres se sientan en la cama a cantar.
Orzuelo: Hoy atacó mi vanidad la aparición de un orzuelo. El hecho, poco memorable, propició sin embargo una pregunta sobre mi precaria condición y mi baja estima: ¿un escritor con orzuelo no será un escritorzuelo?

P.
País: Vengo de un país cuyos mejores hombres van a parar a las tumbas o al olvido mientras, ruidosos y solemnes, los idiotas van al Parlamento.
Palabra: Como las máscaras del teatro Noh, dignas de ir sobre las creadas por Dios, como esas máscaras que exploran y cubren más el alma que la cara, como las máscaras de las hadas del sake que ocultan su refinamiento y su dolor, así quisiera mi palabra.
Paradoja: Tenaz la paradoja de Henri Samson, legendario verdugo de París que rebanaba cabezas a granel y no podía soportar que alguien cortara un rosa en su jardín.

Q.
Quindío: El rojo canta sobre el verde en los cafetales. En ese país de la guadua nació mi madre. Allí vuelvo a ver, tras la cortina de la lluvia, un pájaro cardenal, como una llama que arde y no se apaga.

R.
Reencarnación: En esta materia hago mía la petición del resabiado Jim Morrison: “Cancelen mi suscripción a la resurrección”.
Ruido: Los niños ciegos jugaban con el balón con una caja de lata. Cuando el ruido rodaba hacia algún lugar del patio, los niños lo perseguían, lo pateaban corriendo entre las sombras.
Ruina: Es prudente construir la ruina antes que la casa. Poner la pátina antes que el rincón, soltar el humo antes de izar la chimenea, hacer que el patio libere el horizonte.

S.
Sembrar: Quizá ese gusto irrefrenable que tengo de sembrar -muy propio según dicen, de mi signo terrestre-, no sea otra cosa que una forma agnóstica de rezar.
Soledad: Estoy tan sólo, amor, que a mi cuarto solo sube, peldaño tras peldaño, la vieja escalera que traquea.
Suicida: El suicida es víctima y victimario, cómplice y testigo, cuerpo del delito y, como si fuera poco, lugar de los hechos, escenario de la tragedia.

T.
Tiempo: El Tiempo es anarquista. No admite sobre él ningún gobierno.
Trueque: Mujer, te ofrezco mi soledad, dame tu compañía.
Túnel: Pintar un túnel ya agregarlo al cuadro de Van Gogh donde giran en torno de sí mismos los prisioneros.

U.
Uvas: Hoy me encontré, sin cita previa, con Vladimir Holan en la página de su rumoroso libro “Una noche con Hamlet”. Como una campanada de alerta me recordó que no es bueno tener que silbar durante la vendimia para probar que no nos comemos las uvas.
Unicornio: En desvelados amaneceres algún idiota se empeñaba a grito herido en pastorear rebaños de “unicornios azules”, imitando la voz sacarina y empalagosa de un cantante que pretendía ser trovador.

V.
Vampiro: Estamos a punto de enterrar la risa y decretar la abolición de los cristales, porque acá la realidad es un vampiro: nunca se refleja en los espejos.
Van Gogh, Vincent: Pintó trigales y la flor del pan empezó a oler en las desiertas alacenas. Pintó una silla vacía y sin embargo en ella está sentada una tertulia de ausentes. Antonin Artaud dice que esa silla sigue vacía, pero siempre volvemos a ella para saber quién alguien acaba de llegar. ¿Theo o Gauguin?.
Vino: Aunque ustedes lo duden, hato de serenos, colmena de eruditos, lo que robó Prometeo y repartió a los hombres no fue el candil: fue el vino.

W.
Weil, Simone: Conmueve saber que Simone Weil, “la virgen roja” y libertaria afirmara que sólo se hubiera dejado bautizar “si en las puertas de las iglesias se anunciase que para aquellos cuyos ingresos superan una cantidad mínima, estaba prohibida la entrada”.

Y.
Yo soy el que llegando a la verdad resbala.

Z.
Zodíaco: Soy Capricornio, como el niño Dios, pero espero no morir crucificado.