Héctor Carreto
Entrevista de Fidelia Caballero

Nació en la Ciudad de México el 18 de marzo de 1953; es poeta, narrador, traductor y editor. Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada 1982, por La espada de San Jorge. X Premio de Poesía Luis Cernuda 1991, por Habitante de los parques públicos, Sevilla, España. Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2002 por Coliseo.
La poesía mexicana es, afortunadamente, una persona (alegóricamente hablando), cada vez menos rígida, gracias a que las generaciones posteriores a la mía la están refrescando, dándole caras más rejuvenecidas”, dice Héctor. Y como definición de poesía en general, afirma que es donde uno puede bañarse dos veces en el mismo río.
Sobre su libro Testamento de Clark Kent, me contó que actualmente le da mucha pereza leer o ver películas de súper héroes. “Esas lecturas se quedaron en la infancia. Escribí sobre Clark Kent/Superman porque me pareció el súper héroe más soso, más aburrido. Imaginé cómo sería su tipo de sangre, su comida y bebidas favoritas, el tipo de mujer de sus gustos, los chistes que lo harían reír. Nada de eso está ni en sus cómics ni en sus series de TV o películas. Por eso empecé a escribir sobre esa especie de robot de otro planeta”.
Carreto me asegura que existen muchos poetas que manejan el humor en su obra: “Están los casos del argentino Oliverio Girondo; de los chilenos Nicanor Parra, Hernán Lavín Cerda, María Inés Zaldívar y Lila Calderón; del nicaragüense Julio Valle-Castillo, de la costarricense Janina Fernández, por ejemplo. ¿Cómo se da en mí? Es parte del carácter, de la personalidad. Uno nace con eso. Cuando escribo, nunca pienso: lo voy a hacer humorístico. Se da o no, depende de la naturaleza del poema”.

  • – Entonces, ¿cuándo te diste cuenta de que eras poeta?
    Cuando uno es niño juega con sus hermanos y amigos el rol de adulto, pero mejorado. Dentro de uno hay un mundo paralelo que en la mayoría de la gente se pierde cuando uno va creciendo. Pero, cuando no, cuando uno sigue conviviendo con ese mundo paralelo, como en mi caso, de pronto surge otra forma del juego: la palabra. Entonces me doy cuenta, alrededor de los veinte años, que escribo poesía”.

Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la UNAM. Fue editor de la revista Sacbé. Ha colaborado para Alforja, Arena, Cantera Verde, Casa del Tiempo, Crítica, Crónica, El Ángel, El Cocodrilo Poeta, El Nacional Dominical, El Semanario Cultural, El Sol en la Cultura, International, La Cultura en México, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, México en el Arte, Nexos, Pauta, Periódico de Poesía, Plural, Quartet Great River Review, Revista Universidad de México, Sábado, Tragaluz, y Zona.
Héctor entiende que este Gobierno heredó, como lo señaló el Presidente al principio de su gestión, un país en ruinas. Por tal motivo, y como en todos los sexenios, uno de los rubros más castigados es la cultura. “Y lamento ver que, en un Gobierno de tendencia más social y humanística, se le estén quitando apoyos a la cultura y a la educación, lo cual ha resultado decepcionante”.

  • – ¿Ves alguna influencia de la poesía mexicana en la poesía latinoamericana o de habla hispana?
    No lo sé de cierto, pero lo supongo (citando palabras de Sabines), que tal vez el haiku que trajo Tablada de Japón. Posiblemente también hayan influido sus caligramas.

Confirma que sí existe la solidaridad entre los poetas mexicanos, ese trato de hermandad y humanidad que todos necesitamos en algún momento, que él lo constata cuando lee que ya se juntaron muchísimas firmas para protestar por alguna injusticia cultural o para solicitar un apoyo que beneficie al gremio, “entonces me percato, gratamente, que sí la hay”.
Algunos de sus libros publicados son: Poesía portátil 1979-2006 (UNAM, 2009), Clase turista (Posdata editores, 2012), Testamento de Clark Kent (Almadía, 2015), Picnic (Ediciones (Caletita, 2017) y Todo tiempo pasado fue mejor (Lectorum, 2019).
De sus poetas vivos imprescindibles me dice que muchos de ellos ya no están con nosotros, “pero tengo que decir que constantemente me enriquece la lectura, no sólo de poetas clásicos sino también de autores de cualquier edad”.

  • – ¿Crees que se está escribiendo buena poesía actualmente?
    Por supuesto, en todo el mundo se está escribiendo buena poesía, con nuevas propuestas; ahí están los ejemplos de la reciente premio Nobel, Louise Glück, y de la canadiense Anne Carson, a quien se le concediera el premio Manuel Acuña por su trayectoria.
    Héctor Carreto, entre lo lúdico y el erotismo, con un leguaje diverso y culto, seguirá escribiendo sin parar, según sus propias palabras, “en tercera o en cuarta, y en segunda en las curvas o en bajada, con los lentes oscuros cuando el sol está de frente”.

Su poesía se ha publicado en múltiples revistas extranjeras y en ediciones traducidas al inglés, francés, italiano y húngaro. Ha traducido obras de Lêdo Ivo, Fernando Ferreira de Loanda, Fernando Pessoa, José Saramago, entre otros. Becario del INBA/FONAPAS en poesía, 1978, y miembro del SNCA desde 2001. Premio Efraín Huerta 1979 por Naturaleza muerta. Premio Raúl Garduño 1981 (Asociación Romualdo Moguel, Chiapas) por Tentaciones.

El poema

La oveja descarriada
…………Señor:
Déjame besar los labios de esa joven romana.
No soy tu cordero más blanco,
no soy tu daga más pulcra
pero no falto a misa,
no olvido el ayuno
ni repartir el pan entre los mendigos.
Déjame besar los labios de esa joven romana.
Déjame ser Uno con ella,
dame la forma del áspid
para enroscarme en su cuello
senos
………vientre
…………………muslos
……………………………tobillos
bajo el manzano.
…………Señor
El vino de consagrar es exquisito
pero el que brota
de sus intimidades
me abre las puertas del cielo.
Ella no habla la lengua de tu iglesia;
cultivada por Venus y Minerva,
otorga placer
sin culpa ni castigo.
Déjame besar los labios de esa joven romana.
…………Señor:
Déjame palpar su húmeda belleza,
lamer los pies de esa criatura
que triunfal ensaliva mi cuerpo.
…………Señor:
No soy tu cordero más blanco,
no soy tu daga más pulcra,
pero deja que ponga mi pez en esa boca.
Cierra los ojos, Señor,
…………………………….y por piedad
déjame besar los labios de esa joven romana.

Fidelia Caballero Cervantes, estudió Letras Hispánicas y Artes Plásticas en la Universidad de Sonora. Ha publicado los libros: “Give me five” (1993, Colección Desierto Mayor, Ed. UniSon. Hermosillo, Son). “Todos se están muriendo de algo” (1998, Colección Varia, Ed. UniSon. Hermosillo, Son. Prólogo de Thelma Nava). “Duelo de dolor el beso” (2003, Colección Horas de Junio. Ed. Unison y el 22 Ayuntamiento de San Luis Río Colorado. Hermosillo, Son. Prólogo de Luis Enrique García). “Toy” (2005, publicación de autor, SLRC, Son.), “Una caja con gusanos” (2010, Colección Lengua de Camaleón, Ed. UniSon. Hermosillo, Son.). “Consagraciones” (2015, Sediento Ediciones, CDMX. Prólogo de Eusebio Ruvalcaba). “Después de todo” (2017, Desliz Ediciones, CDMX. Prólogo de Agustín Ramos). “La vida innecesaria” (2022, Desliz Ediciones, CDMX). Ha participado en diversos encuentros de literatura a lo largo del país y sur de Estados Unidos y ha publicado en revistas y periódicos culturales a nivel nacional e internacional. Fue becaria del FECAS (Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora). Actualmente hace entrevistas para el portal cultural Poetripiados de Ciudad Juárez.