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Historias de goce y soledad: entrevista a Jorge Boccanera. Hugo Muleiro

muleira-boccaneraHugo Muleiro, escritor argentino, conversa con su compatriota, destacado poeta Jorge Boccanera, sobre su nuevo libro La pasión de los poetas, que desentraña “la historia que late en el reverso de los poemas de amor”.

 

 

 

Historias de goce y soledad:  entrevista a Jorge Boccanera
por su libro La Pasión de los Poetas
Hugo Muleiro

En La pasión de los poetas, el argentino Jorge Boccanera se sumerge en la vida y obra de autores destacados de Latinoamérica, para desentrañar la historia que late en el reverso de los poemas de amor. En este libro, reeditado ahora en México por el sello editorial Laberinto, cobran espesor las voces de Neruda, Vallejo, Mistral, Lugones, Vilariño, Cardenal, Huidobro y en una larga lista que incluye a los poetas mexicanos Elías Nandino, Rosario Castellanos y Nahui Olin. A propósito de estas historias que alternan goce y desencuentro, deseo y aflicción, plenitud y soledad, entrevistamos a Boccanera.  

¿Cuáles son los parámetros que determinaron que incluyera a nuevos autores y quitara a otros desde la primera edición de esta obra?
– Los cambios se debieron a criterios míos y necesidades editoriales en la idea de que compactado, este libro de más de 350 páginas en sus primeras dos ediciones, podría ser más sustancioso. En el caso de la última edición privilegié a aquellos autores que creo interesan más al lector mexicano. 

– ¿Cuáles historias cree que se impusieron sobre otras en el gusto de los lectores?
– Tal vez la de Lugones enamorado de su alumna, urdiendo citas secretas mientras no le pierde pisada su hijo policía, Polo Lugones. En su momento intereso a gente del cine y a teatristas, pero aún no se concretó nada. Desde ya interesó la de Idea Vilariño en su pasión arrebatada con Juan Carlos Onetti; el amor de Neruda con la «Pantera Birmana» Josie Bliss que terminó amenazándolo con un puñal; el amor trágico de esa gran escritora mexicana que fue Rosario Castellanos; el erotismo de la cubana Carilda Labra; Huidobro enamorado de una colegiala, Jimena, a la que rapta de la puerta de la escuela, en fin, busqué la diversidad y eludir el «final feliz» hollywoodense. Te diría por los comentarios que me llegaron que ha habido una aceptación pareja en la preferencia de los lectores. 

– No parece frecuente en poesía (sacando obras y autores "clásicos"), que una obra tenga casi dos décadas de circulación y que haya editores que sigan interesándose. Apartándose de la incomodidad que para el autor es hablar de los méritos de su obra, ¿qué puede estar contribuyendo a esta situación tan particular?
– En primer lugar, pienso que el libro interesa porque aquí el poema de amor (y desamor) aparece articulado con la historia; como si el poema llevara un relato secreto que es posible develar en un texto condensado que cruza biografía y relato. También ayuda la selección variopinta que reúne a los nombres más conocidos con otros de menos difusión fuera de sus países, como Coronel Urtecho o Nahui Olin. Esa selección plural incluye además a poetas que han nutrido el cancionero popular; es el caso de Elías Nandino, el de Homero Manzi. Aclaro que no creo que los poemas tengan en general una explicación, un vínculo mecánico de causa y efecto. Detrás de los Veinte poemas de amor de Neruda asoman varias mujeres por las que suspiraba el chileno. Por eso me remití a reunir aquellos en los que encontré, sí, un vínculo explícito entre el poema y su origen. 

– El camino hecho por este libro, ¿podría ser considerado un indicio de que al menos para una parte de los lectores la poesía está conectada en primerísimo lugar y "naturalmente" con la pasión amorosa?
– Los núcleos de la poesía, a mi ver, se reducen a las ramificaciones de ese eje esencial que es el tiempo. De ese repertorio se desgranan la muerte, el amor y otros temas. Y en el mapa de la poesía de América Latina, el amor –o sea: la soledad, la plenitud, la pérdida, el reencuentro, la celebración, el lamento, la nostalgia, el goce– ocupa un lugar especial en una producción abierta a expresiones distintas que van de la escena onírica a la trama coloquial, del repliegue místico a la imprecación altisonante.
Una poesía que viene del Cantar de los Cantares, el Siglo de Oro español, la antigua poesía china, los cantos indígenas precolombinos y una línea transitada desde siempre por la lírica hispana con las marcas de la versificación árabe y provenzal.

– Por los poetas estudiados, la pasión amorosa que cobra cuerpo y late en este libro es de épocas que no se parecen a la actual, en términos de los imaginarios circulantes sobre la relación amorosa, los lenguajes imperantes, los hábitos (pienso en las cartas en papel, por caso) y hasta los objetos productos– en los que se expresa. Entonces, solo como ejercicio de la imaginación, ¿como sería hoy un retrato poético de la pasión amorosa?
– Es una excelente pregunta. Da para pensar qué expresión futura tomará «la escena amorosa» dentro de un tiempo de subjetividad enajenada e individualidades exacerbadas. Aquello que Zygmunt Bauman ha denominado «el amor líquido» en razón de una relación caracterizada por la precariedad de los vínculos; las «relaciones de bolsillo» como signo de «lo instantáneo y descartable», la desconfianza en el otro, y el reemplazo del deseo –fruto de la maduración– por las ganas, hijas de la celeridad y del espíritu del consumo, Quién sabe cómo será la escena del amor en épocas del chateo que borra el acto de seducción, y con la profusión de las «redes» que paradójicamente lejos de «conectar» provocan un ida y vuelta insustancial y –diría Bauman– frenética. Por otro ladeo veo que la gente sigue leyendo novelas de amor protagonizada por personajes históricos; y no se hable del cine que toma estos temas y convoca grandes públicos y el cancionero popular de cualquier pueblo que sigue nutriéndose de las pasiones. Aunque no podría afirmarlo, creo que el amor como eje de una historia está menos presente en el cine, la narrativa y el comic de ciencia ficción. En lo personal espero que el hombre no llegue a un grado de deshumanización tal que lleguemos a tener un corazón gélido y disciplinado.

– ¿Cómo definirías un libro como La pasión de los poetas, que como dijiste salta del relato a la biografía?
– En varios de mis libros hay un cruce de géneros. Por ejemplo en el ensayo sobre la obra de Juan Gelman Confiar en el misterio, alterné el texto crítico con pequeños relatos de ficción. Y La pasión… es a la vez que una compilación de poesía, un libro de relatos, de crónicas periodísticas y de historias de vida salpimentada con el análisis literario.