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Alberto Sánchez Argüello. Microhistorias

alberto-sanchezLa imaginación al poder y el poder sin imaginación. Estos microrrelatos no dejan de representar lo largo que es el camino de la inconformidad.

 

 

 

 ALBERTO SANCHEZ ARGUELLO

 

EL ATENTADO

Los primeros rumores sobre un intento de asesinato al presidente de la república nos llegaron una navidad. Un grupo radical, en contubernio con algún medio opositor, se infiltraría en una conferencia de prensa. Cancelamos las comparecencias públicas del presidente, e iniciamos una investigación. La falta de cooperación nos obligó a encarcelar editores y reporteros. Luego, nuestros espías en las fronteras nos informaron que los radicales se habían aliado con gobiernos vecinos. Procedimos a construir muros, cerramos el aeropuerto y prohibimos la entrada a los foráneos. Algunos inconformes hicieron piquetes en las calles y los grandes productores protestaron en el campo. En aras de salvaguardar la paz y proteger al primer mandatario, tuvimos que implementar el toque de queda y la ley marcial. A treinta años de aquella navidad, seguimos esperando el atentado.

 

LOS INCONVENIENTES DE LA ASOCIACIÓN LIBRE

El psiquiatra pronuncia la primera palabra, con la entonación más fría posible. El paciente la descompone en fonemas, se los traga y los devuelve convertidos en una mujer que da el pecho a un bebé violeta que suelta el pezón para reírse tan fuerte, que salta el vidrio de las ventanas del consultorio, activando las alarmas de los autos del vecindario. El ruido asusta al paciente, que se transforma en una parvada de palomas que huyen hacia el cielo, sin dar las gracias y sin pagar la cita

 

HOGAR

Después de siete horas en la fábrica, el hombre regresa a casa. Coloca cinco monedas en la ranura de la entrada y la puerta se desliza suavemente.

Adentro una niña juega en la sala y una mujer termina de servir la mesa. El hombre entra despacio, queriendo apreciar la escena sin que lo noten, pero la niña alza la mirada y le sonríe.

Se sientan los tres. El hombre les cuenta su día entre máquinas y vapor. Les habla de la soledad que lo invade en sus turnos, la presión de sus superiores, la ansiedad por escuchar la sirena que anuncia el cierre de la jornada. Les describe su regreso, entre masas de hombres grises que caminan sin hablar. Ellas lo escuchan atentas, la niña acariciando su brazo por momentos.

El hombre se levanta. Recoge la vajilla para lavarla. Desde la cocina mira a la niña acurrucarse con la mujer en el sillón frente al televisor. Al terminar, el hombre se acerca para abrazarlas, pero ellas se disipan en el aire, como si estuviesen hechas de niebla. El hombre baja la cabeza y arrastra sus pies hacia la entrada, desliza la puerta y saca del bolsillo de su pantalón otras cinco monedas.

 

LOS INCONVENIENTES DE SER DIOS

Una vez más lo vuelvo a intentar. Tomo una pistola y la disparo pegada a mi sien, sólo para darme cuenta que la explosión lanza las partículas del universo a una nueva expansión que dura trece mil millones de años. Un movimiento que termina por formar estrellas que danzan en espiral, creando planetas y uno en particular que da origen a esos seres fastidiosos que me inventan desde su temor, para luego sofocarme con sus rezos diarios y sus vidas absurdas. Así que una vez más lo vuelvo a intentar…

 

LA VIRGEN

Una virgen debe ser solidaria, temerosa de Dios. Ahí tiene a Chimalma la abnegada madre de Quetzalcóatl, o a  Semíramis que vengó el asesinato de Nimrod engendrando sola a Tammuz, al igual que Isis vengó a Osiris engendrando a Horus. Y por supuesto, María y su complaciente esposo José.

Pero ya ve a esta Mariela, chavala de barrio, trabajadora de maquila, negándole la entrada al ángel de la segunda anunciación, denunciando a Dios ante los juzgados por acoso sexual. Un escándalo televisado y una vergüenza nacional para nosotras las creyentes.

Ahora el cristo nacerá en quien sabe qué país de pacotilla y perderemos la gloria merecida de ser la nueva casa del señor. Todo por una virgen egoísta, atea y feminista.

 

LA INCONMENSURABLE SOLEDAD

La niña se pega a la espalda de su madre, mientras el grupo avanza a través del estrecho pasillo. El guía va adelante, describiendo con lujo de detalles los monstruos que languidecen tras rejas y vitrinas. La niña no se deja impresionar. El calamar gigante capaz de hundir buques trasatlánticos, no pasa de ser un molusco desarrollado y el reptil que alguna vez aterrorizó una prefectura japonesa, no es más que un garrobo somnoliento. Al final del recorrido todos se marchan sin preguntar que hay en el último cubículo. Sólo la niña se fija en el hombre sentado en un trono de madera. El guía le explica en susurros que fue el último dictador de un país lejano. Entonces señala hacia abajo y la niña descubre las infinitas cruces diminutas que representan una nación entera. La niña da las gracias y corre tras su madre. Toma su mano y calla. Nunca sabrá cómo explicarle que su cuerpo fue estremecido por la sensación más profunda de soledad.

 

 

Alberto Sánchez Argüello (Managua, 1976)
Psicólogo, blogger y minificcionista. Fundador de la comunidad de blogs Política Mente Incorrecto y de Parafernalia ediciones digitales. Ganador en el 2003 del concurso de literatura juvenil de Libros para niños con «La casa del agua» y del II concurso centroamericano de literatura infantil en el 2016 con Ítaca. Publicado por el fondo editorial Libros para niños y Loqueleo Santillana, así como en varias antologías de minificción en México, España y El Salvador. Algunos de sus cuentos han sido traducidos al alemán, portugués, ingles y vietnamita.

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