Carta a Pedro Lemebel. Chile, 1952

lemebel-guerrilla-girls“Me voy a poner tetas” fue la exclamación de júbilo del escritor chileno cuando supo, recientemente, que fue el ganador del premio José Donoso, dotado con 50 mil dólares. Rebecca Wey, una admiradora de Estados Unidos, le había escrito ya esta carta.

 

 

Carta a Pedro Lemebel

http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Lemebel

 

Verano de pasión, 2012
Querido Pedro,

Tú eres mi ídolo. Te leí por primera vez este verano y me volcaste el mundo. Me sacudiste, me despertaste, ¡tus letras me emocionaron tanto! Me quedé clavada en tus crónicas, pegada a cada página, tragando golosamente cada una de tus frases. No podía leerte lo suficientemente rápido, ¡pero tampoco quería terminar tu libro nunca! Me inspiraste como me inspiraron las Cataratas del Iguazú, entiendes, a ese nivel de las maravillas oficiales, a ese nivel de torrenciales toneladas hidráulicas, a ese nivel de fuerza, de nunca-he-visto-algo-así-antes. Eres magnético—me encantas—tu pañuelo original, tu cara indígena, tu cuerpo expuesto, tu voz de la periferia, tu mirada tercermundista, tu transgresión, tus ocurrencias.  Estoy enamorada de ti, Pedro. Quiero emularte, quiero copiarte. Dar un giro Pedrístico a mis lentes para ver el mundo como tú. Ojalá fuese hombre, ¡¡ojalá fuese gay!!

Te adoro y te consumo y te apropio.  Eres para mí y serás mi éxito. Aplaudirán mi escritura. Verán que soy iluminada, inspirada. ¡Qué talento! ¡Qué creativa!  Es porque te estoy canalizando, Pedro. Te voy a imitar. Es que en mi carrera, para hacer esto, necesitaría de menos privilegio. Necesitaría ser menos blanca, menos rica, menos materialista. Por dios, ¡no tan estadounidense! Cambiar mi etiqueta del promedio por Otro. Subalternizarme. Necesitaría no haberte descubierto tan recién, turista en mis vacaciones de verano.

Te consumo y te copio, Pedro, ¿ves?  Es la perversa realización de lo nuestro. El inevitable paso yankee que marca tanto tus páginas colizas como el cielo es azul, como yo no puedo esquivarme, como yo no encuentro alternativa. La última inversión: que yo consumiera tu otredad. Todo el mundo para mi, y ahí estás tú. El mundo al revés, pero yo sigo arriba, pisando abajo.  Es la trayectoria de mi vida. Pues desde que nací me metieron en esto, ¿entiendes Pedro? Enredaron mi destino con el Sur antes de que yo escogiera. El continente está indeleblemente trazado en mí y todo tan mezclado…  Entonces, ¿cómo vamos a pensar esto? Yo tan de allá y tan de acá, pero nadie me quita lo estadounidense. Bueno, pues sabemos que las cosas son más fluidas y que producimos y hacemos, no somos, y que las fronteras conectan tal vez más que dividen. Pero nadie me quita lo estadounidense.

Así que Pedro, te quiero mucho.  Quisiera ser como tú.  Voy a seguir leyéndote a ver si me entra un poquito de esa mirada coliza, a ver si logras formarme un poquito, a ver si me salen las plumas un ratito, a pesar de mis intenciones, a pesar de quien soy, o sea, de lo que estoy siendo o sea, haciendo. Colonización total, Pedro, pero mejor colízame tú. Quizás absorberte y absolverme sea el mismo acto. Quizás puede que me asemeje, aunque sea apenitas. Un leve tono tuyo, un perceptible dejo de loca. Arrastrar con la mina de lápiz un grano de tu genio. Tú seguirás siendo grande, por lo menos a tu manera marginalizada. Nuestros lectores no se cruzarán, nadie se dará cuenta. No creo que lo sentirás en lo mas mínimo, mas allá de lo que ya sabes sentir sobre este Norte-Sur que habitamos. Será hasta uno más de tus galardones, un hurto secreto que nadie reconoce. De esas cosas que escribes. De esas cosas haces tu carrera, ¿no es así? 

Besos, Pedro. Quisiera conocerte. Decirte en persona cuánto me gustas y todo lo que has hecho por mí, pero sé que enfrente tuyo me moriría de vergüenza. Me quedaría muda en tu presencia. Por lo menos, sin decir palabra sería más difícil que me menosprecies. Me taparía la cara, pero para qué. Lo que hay allí es más complicado de ocultar. Me conformo con estudiarte en papel, escudriñar la pequeña foto blanco y negro que hay en la contratapa de tu libro, plantar besos en la laminada superficie de tu rostro 4×4 centímetros.  ¿Me sientes, Pedro?

Más besos aun, te quiero.
*beso*beso*beso*
Tu fan adoradora,
**yo**

 

 

Rebecca Wey
Rebecca Wey
Rebecca Wey es estudiante de doctorado en la escuela de Antropología de la Universidad de Arizona. Sus proyectos de escritura—que incluyen un estudio en curso sobre lenguaje y violencia en México—exploran diversos cruces entre epistemología y estética, etnografía y relatos de ficción.