De cómo nació el deseo |
Sergio García

El erotismo sutil que se manifiesta en los poemas de Daniel Téllez (Ciudad de México, 1972) nace de una búsqueda de las inflexiones desde la vida cotidiana. De ese ser que encuentra en el placer de ver y saber del cine erótico internacional y nacional. De saber y conocer de hoteles, de revistas del corazón y amor, de revistas para caballeros con fotos de mujeres bellas y desnudas. De eso va su poemario más reciente, Tálamo bonsái. Detrás de él hay un trabajo que demuestra el oficio del poeta, que corre en una línea delgada, de un lado el erotismo y del otro la pornografía, dejando en claro la máxima de Georges Bataille: “tu pornografía es mi erotismo”. Como fondo tenemos un poeta que se lanza a la experimentación, retomando la propuesta pospoética que manifiesta Agustín Fernández Mallo en su libro de la Postpoesía. Hacia un nuevo paradigma., ensayo ganador del Premio Anagrama.

Tálamo bonsái, libro editado por La Cofradía de Coyotes, No. 3 de la Colección Coyote Erectus, cuenta con varios apartados: “Inmaculada Jarquín”, “Hollywood, La Raza y varios más”, “Morfología del apetito”, “Cursor” y “Blow-up (Habitaciones del Cuaderno de Neli)”. Dicen sus críticos que Daniel Téllez nos regala una poética de sus lecturas, yo digo que no sólo eso, sino también de su mirar el cine, de su andar. Es un poeta que mira la vida, que siente la vida desde la percepción y el manejo del lenguaje. Poeta que se regocija retomando palabras poco usuales, por lo que se le ha mencionado como un poeta dificultista. Menciona Armando Oviedo: “En él nos reconocemos como poetas de la lectura, gracias al poeta que nos lleva por distintas rutas, rotas por la imaginación de su verba variada. Densidad y profundidad.”

Las influencias notorias de Daniel Téllez son Raúl Renán, Raúl Zurita, Luis Cernuda, Ezra Pound, Eduardo Lizalde y Gerardo Deniz. Es un poeta de lecturas, de búsqueda de palabras, de hechura de memorias, de recuerdos y de vivencias vividas como las que nos va develando en Tálamo bonsái: la cama chiquita, la muerte chiquita, el mundo oculto de los hoteles, los sonidos de los hoteles, de los cuartos de al lado.

El libro abre con el poema “Homenaje a la chabacanería”: “Tacharte de romántica / porque prefieres hacer una escena porno / que una de celos. / Que no te traiga café tan sólo ganas. / Ya solo falta, Inmaculada Jarquín, / que afirmes que tu estirpe es ser mamona / porque es un derecho biológico / que tienen las audaces.” En esta entrada nos presenta al personaje en todo su esplendor actitudinal y aptitudinal. El personaje, como La Maga, es Inmaculada Jarquín. Contrasta su perfil, sus claros y sus oscuros. Personaje complejo, audaz. En otro poema nos dice: “estás en el centro del tiempo. / Como cuando quieres un novio fit / para que vaya desbocado por tu elote, / o reflexionas que tu trabajo / es llanamente proporcional / a tu flojera: una pila y un montón.” Daniel Téllez tiene un manejo inteligente del lenguaje, va esquivando el lugar común, el lenguaje de la vida cotidiana; en el verso “para que vaya desbocado por tu elote”, la palabra “desbocado” hace la diferencia, en un lugar común hubiera dicho “corriendo”, sirva esto como ejemplo.

En el poema “Homenaje a la sazón”, Inmaculada Jarquín, nos dice: “Mi mamá debería ganar MasterChef / porque me hizo bien sabrosa”, ese verso juguetón al lado de estos otros: “Patrimonio de escrúpulos / tu lógica de lo perverso / desde las rúbricas miríficas [admirables, asombrosas, maravillosas]/ de tu alcurnia”, sirvan también como claro ejemplo de la búsqueda del contraste que hace Daniel Téllez. Hasta aquí esta parte para no spoilear.
El siguiente apartado, “Hollywood, La Raza y varios más”, trata de las mujeres hermosas, lúbricas, cachondas del celuloide. Dice el poeta: “Al centro de la plataforma mediática / un sol de chicas Almodóvar / […] de híbridas féminas de celuloide” donde recorre sus mujeres: Mariana Osorio, Victoria Abril y Jodie Foster. Porque Daniel tiene otros datos, nos comenta que el asteroide 17744 de la serie (1988BZ31), descubierto el 18 de enero de 1992, lleva el nombre de la protagonista de Taxi Driver. Luego nos habla de las mujeres del cine nacional, sobre todo el cine de ficheras: Sasha Montenegro (“aprendimos sus sicalípticas lecciones”), Isela Vega (“La Vega era el misterio / y yo la docilidad del jefe del grupo / del 2º E de la Diurna 138”) y, más adelante (“Todas las Iselas posibles actuaron para mi”).

“El deseo no pasó de largo / se detuvo a bien mirarme” sentencia el poeta. Y porque terso es el objeto del deseo, anota: “La pompa de la adrenalina / mantiene el agujero negro / de nuestro cerebro / ocupado en la anatomía de los cuerpos / galopantes”. Imágenes construidas con andamiaje creativo, de palabras de cultura científica general: adrenalina, cerebro, anatomía junto a agujero, cuerpos galopantes, como cuando da cuenta de la historia de cómo estimular el punto P, el G y los demás puntos del abecedario, porque todo el cuerpo y toda la piel son zonas erógenas. La historia del vibrador, del dildo, el más antiguo -anota el poeta- fue hallado en la cueva de Hohle Fels, en Alemania, durante el periodo paleolítico.

Daniel Téllez nos da pormenores de cómo el deseo, la sensualidad, la cachondería, el libertinaje, se abren paso a lo largo de la historia de la humanidad. Como ya cité, desde el dildo, hasta la Dama de Voyage, Barbie (1959); cómo se impuso el caucho, la silicona médica o TPE, compuesta de elastómeros termoplásticos de gran resistencia y elasticidad (Catálogo: Eighth Wonder LLC o CybOrgasMatrix), pasando por Charlie Rose de 27 años quien percibe alrededor de 150 mil euros al mes en su sitio de OnlyFans. Remata el apartado con estos versos: “Los placeres se comunican con lo sucio” … cerca de la barbarie. Nos dice cómo de forma meteórica alguien gana mucho dinero en el mundo mediático y que para los artistas está la riqueza, la heroína por igual y el desastre humano.

Ahí mismo, en “Morfología del apetito”, aparece Juana Belén, mujer luchadora social, periodista, respetada por los hombres de la Revolución Mexicana y encarcelada en Arcos de Belén; (no sé si por eso el mote de “la Juanita”; cabe decir que las prostitutas, los mariguanos y los rebeldes iban a dar a la cárcel de Belén). El lema periodístico y de vida de Juana Belén era: “Por la tierra y por la raza”. Luego, al más puro estilo pospoético o poesía visual y experimental, Téllez nos sorprende con una serie de collages de mujeres actrices, fatales, lúbricas e inserta versos e imágenes, haciendo del apartado “Cursor” algo único y deslumbrante. Más adelante, a través de poemas visuales que buscan la figura de la palabra que van definiendo, repasa la boca, los labios, el deseo, la piel.

Concluye con los poemas: H408, H412, H404, H419, H412, H407, H405, H423 y H421, del apartado llamado “Blow-up (Habitaciones del Cuaderno de Neli”. ¿Hace referencia al Hotel Legaria el cual se encuentra en la Ciudad de México, a 3,2 km del Museo Soumaya y a 4,7 km del Museo Nacional de Antropología e Historia? Anota el poeta en un largo verso que extraigo de varias de estas habitaciones: “cruzar los vergeles de Legaria / y bruñirse en ellos; / […] las ramas brotan / (pienso en Pound y el árbol / crecido en mi pecho, hacia abajo) / […] donde boca abajo duermen tus fulgores / mientras del otro lado del huerto, en el 411, /alguien oye a Schumann sin ímpetus de yerro. / […] albarda sobre albarda/ […] en ese tálamo bonsái…/ asomados al filo del precipicio / dispuestos para el vaciamiento / […] con el vigor en tu boca / iniciaba el cauce de mi río / mientras las adúlteras parejas / de una habitación contigua / corrían sobre la cuerda floja / en un interminable tapiz / de frenéticos bramidos.” Y remata con estos otros: “hechura de luna tu ombligo / asido entre mis pericias y las tuyas”. También aparece el artista conceptual Ai Weiwei, supongo porque había un letrero panorámico anunciando su exposición en el MUAC.

Por último, suscribo lo que han dicho los críticos de Daniel Téllez en el sentido que es un poeta que pertenece a la poética del lenguaje. Y abundaría diciendo que es un poeta que recurre más a la yuxtaposición que a la imagen. La imagen -en este su más reciente libro- la hace desde el caligrama y la experimentación de la fotonovela poética, plus recomendable en esta reciente apuesta que nos entrega el poeta capitalino.

 

Tálamo bonsái
Colección Coyote Erectus No. 3
Cofradía de Coyotes, 2022
61 pp