Presentación La Otra 186,
marzo de 2023

La Otra, nueva temporada, nuevos bríos

Primera llamada. Nació a finales del 2007 tras decretarse el fin de Alforja, un proyecto que duró once años en papel y dando a conocer la poesía de diversos países y diversas lenguas. La Otra surgió como necesidad no sólo de continuidad sino de descubrimiento de las otras voces que nos hablan desde el silencio y la distancia, desde la inconformidad y la resistencia, desde la ignorancia sabia de la realidad que muestra al hombre y a la mujer en su dimensión transitoria y responsable, en su encendimiento moral y en su entendimiento fugaz. La historia de la humanidad cabe en el último segundo de la historia del cosmos, me dijo alguna vez el astrónomo Arcadio Poveda. Tremenda revelación para tan insignificante inteligencia, que me hace pensar que la poesía, esa forma oscura del lenguaje, permite que nos asomemos al viaje de las estrellas y las veamos encenderse y apagarse y encenderse en la palabra precisa, en la preciosa finitud consciente.
Segunda llamada. La otra se apaga y se enciende por el solo deseo de comunicar y convocar lectores capaces de llamar a las cosas por su nombre, no el que designa a la cosa domesticada y obediente, sino ese otro que emerge con nuevos significados y futuros. La Otra abandonó hace años su presencia en papel, pero ya venía desde la cuna navegando en el ciberespacio. Ha sido un largo proceso de aprendizaje de cómo habitar un medio saturado de ruidos y de imágenes, de estridencias y de voces que elevan su volumen para intentar apagar las otras voces. Aquí estamos, aprendiendo a hacer silencios y a comunicarnos con quienes buscan escuchar la voz de los otros.
Mi gratitud para Mohsen Emadi, el poeta que canta en mazandaraní cuando escribe y habla en la lengua de los persas –cuando se descubre en español como habitante del mundo–, por su determinación a caminar de la mano con La Otra. Mi agradecimiento a Alfonso Sánchez por su vocación solidaria y su amor por el arte y el pensamiento. Gracias María Luisa Martínez, Juan Manuel Roca, Roberto Acuña, gracias a Manuel Sauceverde por su alegría y sus enseñanzas fraternas. A Grissel Gómez por sus entusiasmo.
Señoras y señores, esta es la tercera llamada, comenzamos.

José Ángel Leyva

 

Otra cualidad humana es la pulsión creativa que transforma a la estricta realidad, suscitando universos que sólo son asequibles para quienes trascienden la evidencia, la obviedad. La contemplación pura es un estado intuitivo, que prodiga experiencias sintéticas, abstractas, desprovistas de todo juicio y de toda razón. Luego viene el ejercicio deliberativo, consciente, acucioso, mediante el que se construye, con signos únicos e irrepetibles, la interpretación personal de las cosas.
Ora unas letras, ora unas palabras, ora su articulación armoniosa en progresiones rítmicas; ora la frase melíflua o el ensamble disruptor que soportan discursos cuyo significado no necesariamente está en la sintaxis y, no obstante, comunican más allá de lo que dicen porque son palabras que se escriben para ser leídas con algo más que los simples ojos. La realidad entonces puede ser más realidad, ergo más cruda, o puede dejar de serlo y por ello es más bella.
Una idea en rítmica danza pone matices, tonos, intensidades, timbres, contrastes a la predisposición contemplativa; estalla la imaginación, anega todo de colores y formas que fluyen o permanecen.
La poesía es una forma de aplicar empastes metafísicos lo mismo figurativos que abstractos, que luego emergen a la razón como imágenes infinitamente significantes. No es la vista el objetivo; por lo ojos entran letras, que en el fuero interno desencadenan estados sublimes. El poeta es el pintor de la conciencia y del alma. En concordancia hay estructuras armónicas que resultan de la conjugación de fenómenos visuales como la línea, la forma, la luz, la sombra, el color y la textura; las artes visuales escriben provocando correspondencias y contrapuntos; cada imagen es un constructo armónico; el artista visual es el poeta del espíritu. Las poesía leída fluye, es tiempo, sucesión. Las artes visuales permanecen, son espacio, contienen y son contenidas. Las letras son también imágenes lo mismo que las imágenes letras. La Otra permanece, va y regresa, se sumerge y resurge ya en las imágenes ya en las letras y, siempre, en la poesía.

Alfonso Sánchez Días

 

Un dicho en informática afirmaba que el programa vive alrededor de cinco años. No obstante, los cambios en el mundo de la computación suceden tan rápido que no podemos darnos el lujo de aceptar cinco años de vida para un programa. La vida del programa se acorta mientras escribo estas líneas. El cambio de apariencia de La Otra tiene principalmente la intención de brindarle al lector una mejor experiencia de lectura en dispositivos móviles, además de abrir nuestros horizontes a paisajes que vale la pena recorrer: espacios donde los artistas visuales presenten sus obras, crear un repositorio de literatura digital y categorizar el contenido de una manera más accesible. Por tanto, a partir de este número inauguramos un proceso continuo. Cada número de La Otra vendrá con nuevas características o posibilidades. Como dicen los programadores, esta es la versión cero punto dos del sitio web, pero nos mantenemos fieles a la estructura que tuvo la revista a lo largo de los años. La transformación debe ocurrir gradualmente; el 2023 será un año de migración hacia una nueva plataforma. Sin embargo, necesitamos retroalimentación para avanzar; los comentarios de nuestros lectores sobre sus experiencias en este proceso y sus lecturas nos son no sólo valiosas, sino indispensables.
Agradezco a José Ángel Leyva que siempre tiene los brazos abiertos para nuevas experiencias y nuevos horizontes, en la poesía y en la vida.

Mohsen Emadi