elva-macias

Aguas impares. Elva Macías

elva-maciasPresentamos una selección de poemas de Elva Macías, que en su viaje poético se mueve entre diferentes países y épocas. La presente selección forma parte de la antología personal Incierto, publicada por La Otra en 2017.

 

 

 

Aguas impares
Elva Macías

 

Viaje a Europa

La tarea más audaz que por mí has hecho
fue comprar unos pendientes de granates.

Viajabas en grupo de señoras todas emparentadas.
Europa en veintiocho días:
itinerarios, habitaciones, vigilancias compartidas.

Tú que en el recorrido no tomabas
ni un café sin compañía, cumpliste
con mi encargo:

Los granates se vendían sólo en el aeropuerto
y tu salida era por tren:
Desafiando el mal tiempo que  acentuó
la atmósfera gótica de Praga,
tomaste un autobús y volviste temblando
de frío y temor al socialismo.

 

Las  Isabeles

Mientras Isabel II de Inglaterra
y los miembros de la casa real británica se debatían
entre hacer un funeral de estado
o un entierro familiar a la princesa Diana,
nosotros llorábamos en casa.

Nuestra pérdida era más grande que ese reino:
El padre se iba para siempre con noventa y cuatro años,
mitad  vividos en melancolía,
la otra mitad, entre serenas dádivas.
Echaban la tierra sobre el féretro 
y nosotros, desmoronados como el polvo.

Alguien comentó con nuestra Isabel
sobre el fastuoso entierro:
No– dijo ella-, hoy no he podido mirar por la televisión
el entierro de Lady Di.

 

Marzo

La dueña del restaurante leía una revista para chinos de ultramar,
la cajera se afanaba con el ábaco y en los biombos se adormecían
unos antifaces.

Me gusta este lugar tan deprimente,
parece que no estamos en Tuxtla,
no conocemos ni nos conoce nadie.
La tarde es tibia, con mucho viento.
Es riesgoso pedir un vino,
mejor hay que beber una cerveza
y pensar que estamos en cualquier parte:

En Tijuana, en el bar de coreanos
aficionados a los juegos de azary al karaoke;
en una cantina de mojados
o en un salón de baile donde viejas obreras
seducen a jóvenes con sus cartillas de residentes
en Estados Unidos.
Estamos, puede ser, en  una Chifa de Perú
o en el muelle de Cantón a punto de cruzar el río Perlas.

Este restaurante no existe,
apareció en Tuxtla con el cometa Hyakutake
el día de tu cumpleaños
y nos sustrae de la tristeza de esta tarde.

De vuelta, en el patio de la casa contemplamos la noche: el restaurante,
el cometa y nosotros, apareceremos de nuevo en esta fecha dentro de
veinte mil años.

 

Aguas impares

                                    Recordando a  Joaquín Gutiérrez

De San José hasta la costa atlántica cruzamos Costa Rica.

Dos ríos bajan de la sierra:
amarillo el de azufre, azul el de agua clara. 

Me recuerdan a un hombre que vi cuando era niño,
tenía un ojo café y el otro azul,
dijo el patriarca cuando cruzábamos las aguas
del río Sucio y el río Hondo
en su breve trayecto paralelo.

Abajo, en la junta, los ríos se mezclan,
desembocan en la Bahía de Puerto Limón
y ambos pierden su color.

Pero los ojos impares de aquel desconocido
jamás se confundieron
en el recuerdo nebuloso del anciano.

 

La comunión del viaje

El pan y la sal son una casa para los que mendigan
o para aquellos que duermen en tiendas regias

Es un pabellón de peregrinos
en los acantilados de los monasterios
o bajo las cruces inmensas del cementerio de Tenejapa

El pan es una balsa,  una isla,
retina desprendida de los Andes

Es un camino largo como el sueño
blando como el labash, panarmenio
que contiene la sabiduría del Matenadarán

El pan fue sombra ázima para los que atravesaron
el Sahara y cruzaron el mar Rojo abierto
como una vulva infinita.

Es la escudilla en los ríos SyrDariá y AmúDariá,
arterias de un gigante dormido
en la Estepa del Hambre

Es una palabra de arrepentimiento

Uno puede perderse en las cavernas de una hogaza
como en un desfiladero o elevarlo en ofrenda
para la boca cerrada de los muertos

Es el mantó repartido entre eunucos y pesa más
en la balanza que en el hambre de los culíes,
y provoca furia y levantamientos

El pan dormido es la soledad que fermenta
deseo en las doncellas.
El pan de ayer es la oblación negada.
Es el totopo de Tehuantepec cocido bajo tierra
para la cuaresma y el estiaje.

El pan de maíz es la comunión de América,
tortilla que levanta un incendio de voces. 

 

Noviembre

En noviembre reparábamos los exámenes de geografía.
Tan viejo era el maestro
que hablaba de países que habían desaparecido.

En el casino del pueblo organizaban
un baile al que iban disfrazados de rancheros,
como si hiciera falta.

En otro distante noviembre,
mientras caía una gran nevada,
di a luz no lejos del río Moscova.

Y en ese mismo mes –años más adelante–
ocurrió el parto de mi parto
en la cercanía de los volcanes.

Noviembre:
Caluroso en el Congo Belga
y el Sudán Anglo- egipcio,
nublado y fresco en la Conchinchina,
nevado en el invierno de Moscovia.

 

Veneciana

                            A Gustavo García

Obituarios de papel
pegados en los muros
evocaban la epidemia.

En una plaza ciega posé para una fotografía
apoyada en una pileta,
débil por la fiebre que contagia el siroco.

Fuera de temporada
en el Hotel de Baños
nos impidieron entrar al salón
donde DirkBogarde oye Para Elisa
ensimismado,
como se leen las novelas de amor
cuando se vive una pasión.

Caminé el sendero de tablas en la playa
donde Tadzio mostró
su andrógino esplendor adolescente.

El color de los vestidores se prolongaba
en el azul impresionista del Mediterráneo.

Quise apagar mi sed ante tanta emoción y cinefilia
y pedí una bebida de naranja.

El glamourse vino abajo
cuando el mesero me sirvió
–como en las fiestas municipales en el trópico–
una botella de Mirinda.