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Antal Leyva

El recorrido del caracol púrpura. Antal Leyva

antal-leyvaAntal Leyva, joven ensayista mexicano, nos invita al Taller Caracol Púrpura, un taller de grabado situado en la Ciudad de México y creado por Bárbara Huerta y Luis Garzón.

 

 

 

          El recorrido del caracol púrpura
          Antal Leyva

Montado sobre las antiguas chinampas del lago de Texcoco, en el centro de la Ciudad de México, se encuentra el Taller Caracol Púrpura. Un taller de grabado, fundado por Bárbara Huerta y Luis Garzón, que ha visto el vaivén de la pletina de forma ininterrumpida durante veinte años. Este taller surge en un momento fértil en la historia de la gráfica mexicana, la cual ha acompañado los procesos políticos e históricos nacionales. El movimiento del 68 impulsó el surgimiento de nuevos talleres de grabado y cambios en el trabajo de los antiguos, ya que los talleres de grabado forman parte importante en la producción de imágenes que acompañan marchas y mítines. Uno de los talleres que se vio afectado por este cambio de forma más evidente, por su esencial carácter político, fue el Taller de Gráfica Popular. Es en este, fundado en 1937 por los artistas Leopoldo Méndez,​ Pablo O’Higgins y Luis Arenal, al que arriban en 1990 Luis y Bárbara; ahí se conocerán para gestar un taller ejemplar que nacerá junto con el siglo XXI. 

Después de veinte años en los que el Taller Caracol Púrpura ha laborado ininterrumpidamente, por fortuna, y a pesar de las limitaciones que imponen las circunstancias de la pandemia, he podido acercarme a Luis y Bárbara para conocer, de sus propias voces, este interesante proyecto. He puesto una placa en bruto y ellos la han tallado con sus testimonios. Este texto lleva a la palabra escrita su experiencia, no sólo como fundadores de un taller que ha visto la evolución de su obra gráfica, sino además del grabado desde los años setenta hasta nuestros días.

 Luis y Bárbara, por razones distintas, plantaron su huella en la gráfica mexicana en el año de 1990, en los tórculos del Taller de Gráfica Popular. Una vez dado este primer paso han seguido andando por este universo de tinta y papel. En el caso de Luis, un viaje a Aguascalientes lo hizo reflexionar sobre su necesidad de introducirse en el grabado; una caída  de un caballo fue una lección clara sobre qué rumbo debía tomar su vida: entra como miembro activo de este viejo taller. En cambio, Bárbara ingresó al Taller para apoyar sus estudios de diseñadora gráfica; con ello se forma a la par entre la licenciatura en diseño y el trabajo que representa estar dentro de un taller de gráfica. Después de unos años Bárbara terminó como coordinadora del taller y con la carrera de diseño terminada. Ambos participaron no sólo del trabajo técnico que acarrea la impresión de obra, sino también de actividades administrativas como atender a nacionales y extranjeros que se acercaban a comprar obra, seleccionar y habilitar obra para exposiciones, establecer comunicación con funcionarios o particulares, etc. Sus encuentros en el taller forjaron una relación estrecha que los empujó a abandonarlo en 2002 y dejar que floreciera, con un tórculo de buen tamaño y la decisión de emprender tan complejo viaje, el Taller Caracol Púrpura. Así, con el ímpetu de vivir de la posibilidad de editar la obra de diversos artistas, se imprime en el interior del Caracol Púrpura la primera obra, una pieza del maestro Raúl Anguiano. Una vez entintado el primer papel, este taller ha crecido hacia dentro. Sus dimensiones se han mantenido iguales, pero conteniendo cada vez más artistas, experiencias y amistades. Asimismo alberga una gama diversa de técnicas; se llevan a cabo todas aquellas consideradas como tradicionales de la estampa: grabado calcográfico  (en metal), xilografía (en madera), linografía, litografía, y múltiples variantes que de éstas se desprenden, desde el aguafuerte y la aguatinta en sus múltiples expresiones hasta la algrafia, derivado del offset.

Estas diversas técnicas se introdujeron por la experiencia adquirida no sólo en el Taller de Gráfica Popular, sino por andanzas en otros espacios y la amistad con diferentes maestros de grabado. Durante los inicios del Taller Caracol Púrpura, Luis se integró al taller del maestro Hermenegildo Martínez, ubicado en la Delegación Xochimilco, para conocer más a fondo el grabado en metal. Ahí realizó grandes collografías, monotipias, xilografías y demás tipos de impresiones, al tiempo que cumplía con los tirajes contratados por otros artistas. Además de esta andanza por Xochimilco, la amistad con el maestro José Sánchez marcó un interés y un modo de practicar el grabado en Luis, quien lo reconoce como una importante influencia. Una vez fallecido el maestro Sánchez, Luis acepta su plaza en la Sección de Enseñanzas Artísticas del INBA, que ocupará desde 1996 hasta 2001, para enseñar técnicas de grabado.

Tanto el camino técnico que ha marcado el sendero de Luis, como la coordinación y organización con la que Bárbara ha guiado el taller, han permitido que este proyecto siga creciendo y teniendo contacto con artistas de gran relevancia en la gráfica nacional. Un ejemplo es Octavio Bajonero, quien formó parte de un gran movimiento nacido en los reductos del Taller de Gráfica Popular después de la chispa detonada por el movimiento del 68. La gráfica desempeñó, durante esos años, un importantísimo papel como medio de difusión y de participación de los jóvenes. El maestro Octavio Bajonero, además de haber estado a cargo del taller de grabado del Molino de Santo Domingo y de haber dejado una abundante obra de su autoría, hizo importantes aportes a la plástica con valiosas colecciones como la que constituye ahora el Museo Nacional de la Muerte. El entrecruzamiento de caminos en numerosas exposiciones de gráfica y su asistencia a los eventos que organizaba el Taller de Gráfica Popular, crearon una relación entre Bajonero y el taller Caracol Púrpura: una confidencia determinante para la labor del tallerque introdujo otra relación fundamental, la amistad con el maestro Leonel Maciel. Un personaje sui géneris, nacido en la costa guerrerense, que ha tenido una extensa trayectoria en la plástica y ha dejado en su andar diversas técnicas y estilos que emergen de su pasión y su vitalidad. Dirá Luis, literalmente: "es un viajero como el más comprometido argonauta, cuentero a lo Rivera, creativo y versátil en su fantasía verbal". Leonel, desde los 70’s, ha producido una extensa obra gráfica y ha participado en múltiples talleres en los que deja testimonios de su creatividad. De sus andanzas, Leonel recoge técnicas y experiencias que, llegado el momento de trabajar, entrega como mapas de tránsito a quien será, en el taller, su apoyo en la producción gráfica.

Como he mencionado antes, el taller ha crecido en sus adentros, en su corazón. La amistad y el compañerismo son esenciales en su mecanismo y ello ha permitido proyectos interesantes que externan esta relación. Uno de estos son las carpetas que entrelazan gráfica y poesía. El vino y el mezcal, junto con las confidencias y el quehacer artístico, promovieron la aparición de una primera carpeta que contiene ilustraciones de Carlos García sobre cuatro poemas de Dionicio Morales. A esta le siguieron también poemas de Dionicio ilustrados por Martha Chapa, Julio Chico, Sebastián, Leonel Maciel, José Luis Cuevas, Rocío Caballero, Cynthia Martínez, y Carlos García Estrada. Estas carpetas han sido nombradas de la siguiente forma: Leonel Maciel, Los volcanes; Martha Chapa, Par de ases; José Luis Cuevas, El último canto del cisne; Pepe Maya, El último canto del cisne; Sebastián, Cuatro símbolos, cuatro poemas; Leonel Maciel, Ceiba; Leonel Maciel, Apocalipsis. Además de estas carpetas con poemas de Dionicio Morales, este proyecto se ha llevado a cabo con distintos escritores y artistas. (1)

Después de dos décadas de producción, descubrimiento gráfico y estético, este taller sigue entintando historia. La relevante nómina de sus artistas participantes muestra su lugar en la gráfica mexicana e internacional. Su acervo nos llama a descubrir y a observar su evolución. La obra de este taller da cuenta de su calidad, y ha sido presentada en diversos espacios culturales públicos y privados tanto en México como en otras regiones del orbe.

Tanto Luis como Bàrbara nos influyen con su apreciación de la estampa hoy en día por medio del trabajo de su taller. Luis Garzón por su parte acusa ya 50 años de observar la gráfica, en Museos, Galerías, talleres de artistas, colectivos, editoriales, y aproximadamente treinta practicándola pasando él mismo por el carácter popular y político de la estampa sedicente panfletaria del Taller de la Grafica Popular, por la dinámica de los jóvenes artistas del Taller Molino de Santo Domingo y del trabajo de cientos de estampas nacionales y del extranjero. Bárbara Huerta igualmente deja rastro en el trabajo del taller su experiencia como diseñadora gráfica, como integrante, en su momento, de la administración del Taller de Gráfica popular, como administradora del Taller Caracol Púrpura y también como observadora del paso de la gráfica en los treinta años que ha estado sobre este sendero. Se resume en la actividad activa de su trabajo una historia no sólo de ellos como equipo sino también de la gráfica nacional.

 

1. Fidel Figueroa – Lo que hay debajo de la mesa
Endy Huperich – 8 polvorones – Carlos Anaya Márquez
Cynthia Martínez – Plantas y pies – Sebastián Botija
Julio Chico – Cosmovisión
Cynthia Martínez – Germinación – Sebastián Botija
Rocío Caballero –Historia de Hadas y Elfos – Antonio Espinoza
Leonel Maciel – Nao de China – Isaías Alanís
Nahúm B. Zenil – Historia en Común – Nahúm B Zenil
Luis Filcer – Los siete pecados capitales
Nicolás Moreno – Flores y frutos- Nicolás Moreno
Cynthia Martinez – Atributos de lo arbóreo – Freja I.
Cervantes
Roció Caballero – Historias de Paquidermos – Ireri Topete
Marcela Bernal