Claribel Alegría y Nicaragua

claribel alegriaEl Festival de Poesía de Granada, Nicaragua, dedicará su encuentro del 2011 a esta poeta, cuyo nombre literario le fue revelado por José Vasconcelos. La poeta colombiana, Ángela García, escribe sobre esta Alegría nicaragüense.

 

 

 

 

 

Re-encuentro con Claribel Alegría
Ángela García

 

Angela García

 

   Por dos años consecutivos me he encontrado con la sonrisa abierta de Claribel. Ambas ocasiones ante la luz dubitativa de un sol enrojecido tras las montañas volcánicas de Nicaragua dando paso a la umbría remota de las estrellas. Acompañada de Patricia, una de sus hijas, a quien le explica constantemente quien es ésta o éste que la abordan, amigos venidos de todas partes, que participan en el Festival de Poesía de Granada. Ella sonríe, reconoce y abraza a la tribu, hila escenas, imágenes pasadas que confirman su excelente lealtad al recuerdo, pregunta por los amigos comunes, refresca situaciones, todo sin dejar de sonreír, haciéndonos sentir que verdaderamente tenemos un sitio en Nicaragua, porque teníamos sitio en su memoria.

 

claribel alegria
Claribel Alegría
   En 1993, cuando Claribel Alegría leyó sus poemas en Medellín, hubo un par de ellos que se fijaron en la memoria de muchos de nosotros: Tamalitos de Cambray y Carta a un desterrado. El primero con un inofensivo tono de conversación como de comadre aldeana concentraba una crítica escalofriante, adobada con humor negro y meditada ironía, contra los modos de la esclavitud de los gobiernos en Centroamérica, represión y vejámenes sociales ataviados con doctrina moral. Una receta con los ingredientes precisos para una cifra concreta de tamalitos, el número preciso de salvadoreños de aquellos años, cinco millones que hoy está centuplicada: un sofritocon cascos de conquistadores /tres cebollas jesuitas/ una bolsita de oro multinacional/  dos dientes de dragón/ una zanahoria presidencial/ dos cucharadas de alcahuetes...

 

    En el segundo, el humor negro es puesto al servicio de su rebeldía contra el mito, Penélope habla finalmente y su voz es el canto del deseo triunfando sobre la devoción que la sacrifica… Así pasé tres años/ pero ahora, Odiseo,/ mi corazón suspira por un joven/ tan bello como tú cuando eras mozo/ tan hábil con el arco/ y con la lanza.

 

   Fue cosa de prodigio verla después de tantos años, exactamente igual, salvo más pequeña, sentada en la primera fila con la sonrisa sin el más ligero menoscabo (pensé por un instante que si esta mujer seguía disminuyendo de tamaño, su sonrisa iba a adquirir proporciones legendarias). Quien se acerca un poco a su biografía, descubre la terrible pérdida que fue para ella la muerte de Bud, su esposo, cómplice, colega y otras derivadas de los sacudimientos furiosos en Centroamérica tutelados por  cofradías de artistas, escritores y poetas de aquellos décadas 70 y 80 de las que ella hacía parte.

 

   En la historia singular de Claribel hay varios aspectos remarcables que siempre ameritan mencionarse. Dos patrias igualmente legítimas que la hacen mesoamericana de origen y no por extensión. Sus maestros fueron enormes figuras de la literatura que ella supo convertir en amigos. A algunos los buscó directamente, otros le llegaron por extensión de la relación de sus padres y otros estaban llanamente concebidos en el trazo de sus pasos y el mapa de sus diferentes moradas en América, España y Francia. De uno de ellos, el escritor y filósofo mexicano José Vasconcelos, obtuvo su segundo y definitivo bautizo reemplazando el nombre de María Clara Isabel que llevara desde su nacimiento en 1924. De otro de ellos, Juan Ramón Jiménez, su bautizo como poeta, con la selección de su primer poemario “Anillo de silencio”. Esa relación habida con semejantes cimas de la literatura fue registrada en Mágica Tribu, una colección de bocetos de retratos con rasgos más fraternos que críticos. En ellos Claribel resume su relación con, entre otros con el ya citado Vasconcelos, Augusto Monterroso, Julio Cortázar, Robert Graves, Juan Rulfo, José Coronel Urtecho, Miguel Ángel Asturias.

 

   No menos singular es haber hecho parte de su obra en conjunto con su cónyuge. Claribel y Flakol no sólo tradujeron e introdujeron escritores importantes al mundo hispano y/o al mundo anglosajón como los poemas de Robert Graves (quien lo solicitó directamente a Claribel, so pena de que no salieran en edición española si ella no aceptaba el encargo) sino también una de las cosas más difíciles que el individualismo de un escritor pueda concebir, escribir a cuatro manos, no uno sino varios libros. El primero de ellos Cenizas de Izalco, (1966) es una narración novelada del genocidio de treinta mil personas cometido por las tropas del gobierno salvadoreño en 1932. A poco de su publicación fue prohibida y quemada en público. Otro de esos libros es No me agarran viva: la mujer salvadoreña en lucha (1983), testimonio de una joven madre militante del Frente Farabundo Martí para la Liberación de Nicaragua. No parece un despropósito afirmar que este ejemplo haya influido a Cortázar para su libro Los autonautas de la cosmopista escrito también a cuatro manos con Carol Dunlop, publicado en 1983, el mismo año en que apareció Nicaragua tan violentamente dulce (Managua, ed. Nicaragua), de la época en que Cortázar vivió en ese país y casi al amparo de su amistad con los Flakoll Alegría.

 

   Claribel ensayista surgió del celo poético, del esfuerzo por preservar para el poema la libertad del lenguaje resguardándolo de la preceptiva política. Como ensayista historió, testimonió, entrevistó, dejó hablar a los protagonistas anónimos quizás más que a los líderes públicos. La suya fue letra colectiva sumándose a las jornadas de educación, a los masivos talleres de poesía durante la revolución sandinista, experiencia de la que salió entre otros Nicaragua: la Revolución Sandinista  (1980).

 

   En el oficio poético en cambio, le hace el quite a la desmesura; a menudo sus poemas son epigramáticos. Su modo de regodearse con el lenguaje es encontrando música en la concreción, en la construcción de versos cortos con una o dos palabras. Poesía de “una claridad abrumadora, pero en el subsuelo de esa llaneza, rica en complejidades y en propósitos” según palabras de Mario Benedetti. El mucho llanto por la muerte del amado la provee de una visión. El abrupto corte es indigerible para el alma, el categórico vital es aceptarse con el súbito vacío. Se aferra a la soledad sin apologizarla, ni injuriarla, usándola como substancia mercurial tras el cristal de las lágrimas. Al convertirla en espejo se educa en las facciones de la ausencia, el sitio abandonado es ahora ocupado por un soplo que la custodia, “es un manto tu ausencia/ que me arropa…”. Esa re-creación de sí misma está apoyada en la mutación íntima y recíproca de muerte y vida, despedidas y bienvenidas fecundando estaciones, transformaciones, cambio de colores, -los del otoño su imagen preferente-.  Esa inminente despedida que a todos habrá de obligarnos es glosada con gozo por Claribel renacida en la poesía y arracimada en los destellos del presente.

 

    A buena hora el Festival de Poesía de Granada decidió dedicar a Claribel Alegría su séptima versión en febrero de 1911. Primer poeta vivo que tiene este reconocimiento y primera mujer entre los aedas nicaragüenses que el evento ha invocado durante los seis años consecutivos de su realización. Este homenaje que incluye publicación de la vida y la obra, seminario y discusión con especialistas sobre la misma, es uno de los aspectos destacables del evento, porque logra que la población lea mejor sus propios poetas, lo que en el caso de Nicaragua es también lectura de su historia.

 

Otros títulos de referencia para su lectura son “Álbum familiar” (1984); “Despierta, mi bien, despierta” (1986); “Luisa en el país de la realidad” (1987);  “Saudade” (1999); “Soltando Amarras” (2002), “Mitos y delitos” (2008); “Otredad” (2010)

 

Ángela García, marzo 2010 y Malmö

 

 

TE ACOMPAÑO

 

Es tuyo tu dolor
y sólo tuyo
no puedo entrar a él
desde afuera lo siento
lo presiento
espío entre las rejas
te acompaño.

 

 

DESAMPARO

 

Para encontrar mi esencia
tuve que sufrir
el desamparo.

 

 

AUSENCIA

 

Empieza ya tu ausencia
a serme grata
me acompaña en todos mis andares
en los atardeceres me acompaña
en la entrada de un barco
a la bahía
en el titilar de las estrellas.
Es un manto tu ausencia
que me arropa
resplandece al sol
de mis recuerdos
y atiza el temblor
que surge a veces
cuando pienso que fuiste
y sigues siendo
porque vives en mí
y tú me escoltas.

 

 

LA ROSA

 

Cómo se abre la rosa
cómo se abre
y deja su corazón
desprotegido.

 

 

OTOÑO

 

Has entrado al otoño
me dijiste
y me sentí temblar
hoja encendida
que se aferra a su tallo
que se obstina
que es párpado amarillo
y luz de vela
danza de vida
y muerte
claridad suspendida
en el eterno instante
del presente.

 

 

TAMALITOS DE CAMBRAY

 

(5,000,000 de tamalitos)

A Eduardo y Helena que me
pidieron una receta salvadoreña.

Dos libras de masa de mestizo
media libra de lomo gachupín
cocido y bien picado
una cajita de pasas beata
dos cucharadas de leche de Malinche
una taza de agua bien rabiosa
un sofrito con cascos de conquistadores
tres cebollas jesuitas
una bolsita de oro multinacional
dos dientes de dragón
una zanahoria presidencial
dos cucharadas de alcahuetes
manteca de indios de Panchimalco
dos tomates ministeriales
media taza de azúcar televisora
dos gotas de lava de volcán
siete hojas de pito
(no seas mal pensado es somnífero)
lo pones todo a cocer
a fuego lento
por quinientos años
y verás qué sabor.

 

 

SOLOS DE NUEVO

 

Solos de nuevo
solos
sin palabras
sin gestos
sin adornos
con un sabor a fruta
en nuestros cuerpos.

 

 

REALIDAD

 

En este aposento
que soy yo
mi realidad
(la cotidiana)
es un jadeo apenas
que se extingue.

 

 

NUESTRO AMOR

 

Es simple nuestro amor
sin estallidos
como una de esas casas
con helechos
y alguna que otra rana
intempestiva.

 

 

EXTRAÑO HUÉSPED

 

Es extraño este huésped
este amor
cuanto más me despoja
más me colma.

 

 

ÚLTIMO SALTO  

 

Te llevo, muerte, a mi costado
Desde el momento en que nací.
A través de los años
Aprendí a no temerte
A ser tu amiga
Revolotea tu aliento
En mis cabellos
Escucho tu voz queda
En el viento que pasa.
¿Qué sentiré sin ti?
No hay muerte donde voy
Ese último salto,
Descarnada,
Debo darlo yo sola.

 

 

POR LAS NOCHES

 

Por las noches
en sueños
más de un amigo muerto
resucita
al despertar
me pregunto
si ellos también
me han soñado.

 

ME GUSTA PALPAR LAS HOJAS

 

Más que libros
Revistas
Y periódicos
Más que móviles labios
Que repiten los libros,
Las revistas,
Los desastres,
Me gusta palpar hojas
Cubrirme el rostro de hojas
Y sentir su frescura
Ver el mundo
A través de su luz tamizada
A través de sus verdes
Y escuchar mi silencio
Que madura
Y titila en mis labios
Y se rompe en mi lengua
Y escuchar a la tierra
Que respira
Y la tierra es mi cuerpo
Y yo soy el cuerpo
De la tierra
Claribel.

 

*

Ya mi tiempo se agota

 

Estoy casi al final
Del corredor
Entre el humo
El tumulto
Los destrozos
Que van quedando atrás
Descubro otras mujeres
Que fui yo
Y esta yo
Que hoy las mira
Con su carga de cuerpo
Y de nostalgia
Se aproxima hacia otra
Que saltará del nicho
Nos mirará un instante
Y seguirá su viaje
Hacia esa oscuridad
Que nos espera.