La necesidad de Angélica Santa Olaya por hacer poesía

angelica-santa-olayaLa obra poética de esta amante de los versos cotidianos construidos a través de una absoluta sensibilidad tejidos entre una imaginación brillante y un talento notorio en cada poema. Nos obliga a explorar por medio de un juego de espejos (y versos),  a través de una ventana hacia nuestro interior y exterior.

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Coordinador de la sección: Guillermo Carballo


Consigue, esta poeta mexicana con sutileza y exactitud adentrarnos hacia nuestra memoria colectiva e íntima, trazando una empatía entre el lector y el autor, al convencer con una poesía universal, un vaivén de coincidencias, al ritmo de la verdad poética, acariciando las raíces de la identidad humana que bien vale la pena conocer y disfrutar.

 

 

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Angélica Santa Olaya
Angélica Santa Olaya (1962 Ciudad de México). Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva y egresada de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Forma parte del Diccionario Biobibliográfico de Escritores de México del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Y ha trabajado en radio, televisión y  prensa escrita.  Así como en diversos encuentros literarios en México, Argentina, Brasil, España, Cuba y Uruguay.  Ha sido publicada en más de una docena de antologías latinoamericanas de cuento, poesía y teatro. Autora de Habitar el tiempo (Editorial Tintanueva, México, 2005); Miro la tarde (Editorial La Rana, Guanajuato, 2006); El Sollozo (Ed. Tintanueva, México, 2006); Dedos de agua (Ed. Tintanueva, México, 2006); El lado oscuro del espejo (Editorial La Bohemia, Argentina, 2007) y Del aprendizaje del aire (Editorial Fivestar, Brasil, 2009).

 

También ha colaborado en revistas electrónicas de Chile, Brasil, Cuba, España, Italia, Argentina, Venezuela, Panamá y México así como en las revistas las impresas: Alforja, Solar, Navegaciones Zur, El Universo del Búho, Parteaguas, El puro cuento, Plan de los pájaros, Yuku Jeeka, Registro, Avance, Ritmo, Letras en Rebeldía, AM, Cultura de Veracruz, Papalotzi, Chispa (CONAFE), Fórnix (Perú);periódico El Nacional, Milenio Diario, Carajo (Chile) y Panorama da Palabra (Brasil). Es profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) y miembro del Círculo Internacional de Literatura Vanguardista LALUPE. 

 

México, D. F. noviembre 2009 ©

 

 

 

AHÍ

Para: Teddy y Aarón.

 

En la flor de cristal
que corta con sus pétalos
la piel del aire,

 

en la huella que dejó
sobre la playa
la lengua de Neptuno,

 

en el cielo que derrama
su aliento fantasmal
sobre los hombres,

 

en las calles cansadas
que detienen su paso
frente al llanto de un niño

y en la sonrisa abierta
a la migaja de la vida,

 

está la mano
que abre la puerta de todos los templos

 

la mano que echa a rodar por la cuesta
las piedras del silencio
y luego las reúne
en cualquier vado a la orilla del camino

 

ahí están todos
ahí estamos todos
tatuados en el sueño de la palabra
y en el adormecido filo
de una hoja prendida de la rama

 

lecho de antiguos arsenales
donde duerme la semilla

 

corchea de ala oscura
que despierta la voz de las retamas

 

guerrera que apunta la flecha de su canto
hacia el ojo del molino que no cesa de girar.

 

 

DESNUDOS

 

Seamos honestos.
Tomemos pues el cincel
y labremos uno a uno
los mordiscos que hemos dado
sobre la piel de otros.

 

La obra, tal vez,
será laureada, tal vez no.

 

Tal vez los zopilotes
se hagan cargo del banquete
devorando la mierda
que dicen que desprecian.

 

Tal vez otro se enamore
de la cuidadosa manera
en que tatuamos el sendero
punzando el adolorido vientre del marfil.

 

Tal vez podamos 
anudar las arterias
y arrojarlas al mar para los peces
antes de topar la piedra
donde se detiene en seco la sonrisa.

 

Entonces habrá que intentar
meter el cincel en otra membrana
y no preguntarse nunca más
cómo era la piel que laceramos
porque podríamos encontrar
el color de la propia ceniza.

 

Así que recordemos:

 

Pigmalión, inocente,
besó los tibios labios de Galatea
y ese fue su castigo.

 

Y Robinson Crusoe
muchacho inteligente
según dicen…
llevó la cuenta de sus despertares 
para no olvidar que
sesenta monedas son sesenta monedas
y otros seis días de la semana
le quedaban por delante.

 

 

EJE CENTRAL

 

Trashumo entre semáforos
de esclerótica pupila
y reumáticas estrellas
de mejillas asustadas

 

por más que me esfuerzo
no puedo liberar la sonrisa
que se aferra a la suela del zapato
como chicle pisado
en una racha de mala suerte

 

una colorada mueca de cinco años
sacude la magia de un par de globos
que resisten la violencia bajo telas
como una olla a presión

 

un hombre trepa su voz aguardientosa
en una canción que nadie conoce
porque Luis Miguel
no ha desandado lo suficiente
la memoria del bolero

 

más allá,
una mujer con hijo a cuestas
ofrece la esperanza tendida
en la palma de la mano

 

me dan ganas de pararme entre esquinas
y extender mi soledad en el pavimento
como si fuera el mantel para el pic-nic

 

un fakir ejecentralero se me adelanta
revolcándose frente a los autos
sobre un puñado de cristales

 

¿querrá alguien mirar mi tendido
de invisibles alimañas que devoran
mi deseo de seguir caminando?

 

me digo que sí,
que por qué no,
que ah cómo carajos no…

 

pero cuando estoy a punto
de caer en la tentación

 

-cuando casi me tiro de bruces
a mitad de la calle
con todo y alacranes en el pecho-

 

un  limpiador de parabrisas
jala mi brazo y me pregunta
si soy del clan

 

los bichos arrancan un trozo de hígado

 

no        no soy del clan
nunca lo he sido
ni de este        ni de otro
simplemente     no tengo clan

 

no sé dónde se compra
la credencial que lo avale a uno
como desamparado oficial de este país
que se agita y explota
en pequeñas raciones
mientras yo me deslío
bajo este sol enfurecido
embarrando el alma en las avenidas

no tengo clan
sólo tengo estos zapatos rojos
que a nadie entusiasman

lo siento  dice
no, le digo, lo siento yo
que llevo siglos
-sí… oyó usted bien…siglos-
buscando y olisqueando
jardines y drenajes
y no encuentro gente o bicho
que guste del color carmesí

y no puedes        ni puedo        ayudarnos
porque aquí
en este minúsculo Big Bang
no hay nada que limpiar
hace mucho se me agujeraron los zapatos
en una avenida que no termino de cruzar

 

¿Disculpa, de veras es éste el Eje Central?

 

 

MI GENTE

 

Heno que abraza la rama
tu lengua de gamuza
urde precario ardid contra el abismo,
viste de terciopelo
los caminos flacos,
forraje de bestias,
alimento de ciegas barrigas,
piel de cactus que esconde blanduras
bajo correoso vestido de jade,
aburrida esperanza
que a veces se seca en los despeñaderos
de un discurso de huecos bolsillos
y desmedidas apetencias
de a dólar la promesa.

 

 

DESESCRITURA

 

Cada uno de los que
con pasos sordos
o a suela abierta
caminamos
bordeando precipicios
apartando las cáscaras de la montaña
desarmando los caminos rebeldes
intentando el siguiente paso
tras la huella frágil,
trepamos pedregosas laderas
que un día se transforman
en resbaladillas del infierno
sin saber dónde y en qué punto
nos cambiaron el letrero guía,

 

cada uno de nosotros trashumamos
preguntándonos
si enceguecemos por instantes
ante la caudalosa memoria
de nuestros zapatos
de cuero de cabra o de hombre,
atisbando la línea indiferente
del horizonte
que con mirada retadora
nos sorprende en cada divorcio de pestañas,
escarbamos los huesos atorados
entre las secas ramas del día anterior,
calculamos la probabilidad
y la estadística de los posibles
instantes ungidos de sal
y los segundos vestidos de incienso
que huyen a la primera señal
en el intento de abordaje,

 

nosotros los errantes
nunca sabremos,
aunque la senda termine en un atajo
que conduce a la perpetua andanza,
los pasos, los pies, yardas
o recuerdos abandonados
en la piel reseca de algún árbol
rezagado a la vera del hombre,
los metros,
propios o ajenos,
que se necesitan
para iniciar la vuelta atrás,
la fragmentada desescritura
de los que toman un lápiz,
papel o pedazo de ónix,
para desenraizar la voz
de los gametos escondidos
en el agujero donde yacen
los tímidos tubérculos
que alimentan la carne
y adivinan el desdibujado
rastro de la huella
aún en la más completa

 

 

Y sí

 

tus labios son dulces
como el multiplicado centro
de los higos maduros

 

tuvo que pasar el vendaval
y derribar letanías
adheridas al fondo del océano

 

tuvimos que sacar los ojos a los peces
e injertar su mirada de 180 grados
en los poros abiertos del infierno

 

y todo para exprimir
una gota de mercurio al espejo
para dejar que la piel
hiciera lo suyo
y se deslizara tibia
sobre los muslos abiertos de la tarde

 

y fue la certeza
de estar enredados en la grama
de tener en las manos
la saliva del sol
empapando los sentidos

 

abisales cuestas
poniéndonos bajo la lupa
que analiza a los insectos

 

sólo unos segundos de temblor
para saber a qué sabe la vida
y la vida está bien

 

y los bigotes distraídos del tigre están bien
y el aullido ausente de los perros está bien
y las muescas en los ladrillos están bien

 

eso era todo
eso fue todo
y eso…
es todo

 

nada más

 

 

POÉTICO REGALO

 

Alimentas con desdén
las entrañas voraces de mi pluma.

 

Clavos ocultos en verdes praderas;
numen de oscuras elucubraciones.

 

¿Qué haría yo sin tus manos de pájaro
que me tocan
y se esconden
bajo la segura tibieza del bolsillo?

 

¿Qué escribiría si me quisieras?

 

En la cesta vacía vomito mi desdicha
para arrullar el sueño de los que son amados.

 

Gracias amor, por negarme tus calores:

 

Frío es el hueso de casi todos los poemas.

 

 

LA MOSCA

 

Soy la única mosca

merodeando este silencio

me poso en la ajada piel

de una fuente solitaria

bebo un sorbo de sudor insomne

y sacudo de mis patas

los ajenos restos de esta tierra

mientras un hombre

de ojeras amargas

se asombra de mi sed.

 

 

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