Tras las huellas de sí mismos:
por Guillermo Linero Montes

 

Siempre he tenido por cierto que lo más difícil en una entrevista es el papel del entrevistador; pues, para preguntar no sólo hay que saber del personaje, sino además hay que saber del asunto que lo hace entrevistable. Por el contrario, sin importar la complejidad o sencillez de las preguntas, ni tampoco sus impertinencias o conveniencias, no es de rigor que el preguntado esté preparado especialmente para responderlas; y siempre tendrá la opción de extenderse con explicaciones, si lo encontrara necesario. Por ejemplo, entre estos auto entrevistados, la escritora Jona Burghardt, incluso no dejó espacio para las preguntas, y Jorge Bocanera, en esa misma línea de “extenderse”, se inspiró hondamente con las respuestas. Ante la auto pregunta sobre qué cosas rechaza en el campo del arte, Bocanera dijo lo siguiente:

Me cuesta digerir a quienes ejercitan el arte de la figuración a toda costa, el ego desmedido; los que viven, como dice un amigo, recorriendo el laberinto de su ombligo. Los que nos ametrallan con su galería de favoritos y videos, y desde ya no pasan de escribir una poesía selfie, o sea: un yo sobredimensionado, un mundo diminuto; esa poesía transgénica que se regodea alrededor de “mi querido diario”. Difiero además con el mundo de las muletillas de los que tildan todo lo que no entienden como “surrealista”, o situaciones que para una visión urbana resultan exóticas y que dan lugar al trillado “realismo mágico”, o la moda de marcar cierto caldo de singularidad con unas gotas de supuesta utilización al garete de términos como “poeta de culto”, “poeta maldito”, “poeta salvaje”. Vender al “personaje”, más allá de su escritura mediante estas prótesis expresivas que convierten a cualquier tipo que eructa en medio de una sala en un escritor transgresor. Y me agradezco que me haya formulado esta pregunta para que exprese algo que siempre quise decir: No tuve ni tengo sangre de enfant terrible.

Y, desde luego, el entrevistado hasta podrá manifestarse con un sí o con un no rotundos, si así lo quisiera; tal y como lo hizo Unomás:

-La poesía para usted es el arte supremo. ¿Después sus géneros literarios preferidos son el ensayo y el cuento corto, es verdad?
-Sí.
– ¿Y la novela? ¿Lee novelas?
– No.
-¿Desea añadir algo más?
-No.

O el entrevistado hasta podría irse más allá de los monosílabos sí y no -que son las formas más abreviadas de las respuestas- expresándolos con una apretada retórica, tal y como lo hizo José Ángel Leyva:

-¿El poeta nace o se hace?
-Prefiero no contestar, haga la segunda pregunta.
-¿Ha imaginado un mundo sin poesía?
-Si no tiene inconveniente vamos a la tercera.

Hago esta introducción, de tono instructivo, para connotar que estas auto entrevistas, reunidas bajo el título Las Huellas Ocultas, y publicadas por las editoriales colombianas Domingo Atrasado y El Espantapárrafos, son una suerte de venganza contra los entrevistados, pues esta vez les ha correspondido investigar sobre sí mismos y realizar la compleja tarea de proyectar las preguntas.
En consecuencia, la mayor parte de estas auto entrevistas, devino en “desdoblamientos de la personalidad”, lo cual implica un trastorno de identidad disociativo que, al decir de los sicólogos, afecta el comportamiento de las personas. De hecho, algunos de estos escritores y escritoras, en el ejercicio de preguntarse a sí mismos, develaron cuánto tienen de bipolares. A varios de ellos se les salió el Dr. Jekill o el Míster Hyde que llevan dentro, y se hicieron preguntas y se dieron respuestas con la tensión que liga a esos personajes de Stevenson. En su auto entrevista, Juan Manuel Roca nos habla de su Míster Hyde, citando estas líneas de su poema Arenga del Cuerpo:

Ocurre que Roca me invade hasta el cansancio. No me deja respiro, me hurga y examina como a un raro pajarraco: no le basta con traerme noticias de su espejo.

De igual modo, en este apartado de su auto entrevista, el poeta Robinson Quintero, descubre su trastorno de identidad disociativo, trastorno que en el caso de estos escritores y escritoras, se trata por fortuna de una simple lúdica imaginativa:

-Sobre acariciar y aruñar: en el ensayo Libro de los Enemigos (le dice el Dr. Jekill de Robinson Quintero a Ramón Quintana, que es su Míster Hyde) usted plantea que el poeta está más expuesto al resentimiento y al ánimo que denigra y cuestiona…

-Sostengo (o sostiene Quintana, el Míster Hyde de Quintero) que el poeta asume su ministerio casi siempre como un advenedizo y mantiene durante el ejercicio de su oficio ese aire de extrañamiento, y que prueba de ello es que ningún niño sueña cuando sea adulto ser poeta sino bombero, médico, policía, futbolista, etcétera. ¿Qué niño sueña con escribir versos? La poesía es el vino del diablo”.

Y por supuesto, no falta el monólogo interior en voz alta; hablar con el espejo o con su propio retrato de Dorian Grey. Jaime Echeverri, por ejemplo, se auto pregunta:

– ¿Es más cara mi cara que mi máscara?

– Llevo muchos años buscando a ese tipo que aparece cuando me acerco a algún espejo. Pero lo pierdo de vista al alejarme. He querido siempre hacerle preguntas que lo definan de algún modo. Conocerlo. Quién es, de dónde procede, adónde va. Los diálogos son breves. Por lo general estoy desnudo y no tengo papel y lápiz a mano. Alguna vez me dijo que la vida de un ser humano puede ser tan breve como una frase.

Con análogo criterio, Celedonio Orjuela habla con su Dorian de espejo:

– ¿Qué dicen de usted?

– Me dicen que soy muy adusto, que no sonrío, que no tengo sentido del humor. Pero como sombra que quiere zafarse de mí o aparentar ser más grande que su creador, le confieso que he vuelto al libro la Risa de Bergson y a los espejos que no han sido de mi agrado porque quisiera que me falsearan este rostro tímido y temeroso, envuelto en un pasado de violencia y de estar en ninguna parte.

Además, en estas auto confesiones cargadas de matices, “aparecen la duda -estas son palabras de María Alejandra Garcés, prologuista de Las Huellas Ocultas- el miedo, la ironía, las notas explicativas, los personajes que son creados para preguntar y los que nacen para responder”.
Finalmente, porque esta es una mera reseña para invitar a la lectura del libro Las Huellas Ocultas, además de los autores citados, pueden leerse las auto entrevistas de: Nelson Romero Guzmán, Iván Darío Álvarez, Marco Antonio Campos, Juan Esteban Londoño, Zingonia Zingone, Jaime Londoño, Mónica Triana Jimeno, Rocío Gutiérrez, María Luisa Martínez, Olga Bula, María Clemencia Sánchez, Felipe Agudelo Tenorio, Eugenia Sánchez Nieto, Manuel pachón, Rosaura Mestizo, Tobías Burghardt, Víctor Rojas, y la del autor de esta nota.

Guillermo Linero Montes
Bogotá, junio 15 de 2025