Esencia. La obra de Juan Sánchez Juárez

Sol Álvarez nos lleva de la mano hacia la obra de este artista plástico mexicano, lo que ella denomina “Radiografía textual y visual de Juan Sánchez Juárez”

 

 

 

Esencia

Radiografía textual y visual
de la obra de Juan Sánchez Juárez

Por Sol Álvarez Sánchez

Sol Álvarez
Sol Álvarez

El deber más importante de mi vida es,
para mí, el de simbolizar mi interioridad.

Hebel (1)

 

Nota al lector

El texto presente se conforma a base del desarrollo de conceptos clave en la obra plástica de Juan Sánchez Juárez. Los principios aquí expuestos funcionan a manera de guía para el lector interesado, ya que pueden ser, por éste, aplicados a distintas piezas de la obra. Los comentarios que acompañan la pauta son de índole filosófica y en casos simbólica. Asimismo incluye variedades como apreciaciones sobre la técnica y en casos se alude a alguna obra, fecha o acontecimiento en particular. El contenido es producto de una serie de entrevistas realizadas a Juan en torno a la verbalización de ideas generadas en el ámbito del lenguaje artístico, en impresiones humanas que adquieren precisión en los pilares del arte, en la noción de escultura. La información de índole biográfica curricular del maestro se ubica a continuación, abriendo la lectura con una semblanza a manera de introducción.

Semblanza

Juan Sánchez Juárez nació en la ciudad de México en 1946. En la primera mitad de la década de los años sesenta cursó talleres libres de la Real Academia de San Carlos, en las disciplinas de pintura dibujo y escultura. En 1968 viaja a París con objeto de estudiar ciertas obras escultóricas. Ese mismo año viaja a la ciudad de Nueva York, en la cual radicó los siguientes 25 años. Ahí llevó a cabo una amplia producción escultórica y pictórica, figurativa y abstracta, misma que fue expuesta en galerías de arte como la Art Mark, Revel Gallery Soho, Salomon  Arts, Jack Gallery, Bonn Gallery. En ese lapso realizó exhibiciones en varias galerías de diversas ciudades de Estados Unidos, como la Circle Gallery, en Nueva Orleans; la Vanguard Gallery, en Filadelfia; la Valley Findley, en Palm Springs; en la Tasende Gallery, en La Joya. Asimismo ha expuesto en varios muesos participando en colectivas de escultura y pintura, como en los de Brooklin y Filadelfia. En 1991 regresa a vivir a la ciudad de México, posteriormente a Tepoztlán, Morelos. Durante este tiempo participó en algunas bienales de escultura. Ganó el segundo lugar de la organizada por el Jardín Borda. Ha expuesto en varias galerías de este país, como en la Galería Logado, en la Galería Hagerman, en Aura Galerías, en Galería El Quinto Sol y en el Museo de Arte Contemporáneo de Televisa. Radicó en Oaxaca de Juárez y San Agustín Etla entre 2012 y 2016. En la actualidad radica en Tepoztlán y crea en el Taller Línea Torcida, pintura, escultura, gráfica, forja en acero, fundición en bronce. 

Esencia

A Sánchez Juárez le gusta analizar objetos, pensar en su interior, en cómo están hechos. Lo hace a partir del uso de la imaginación. Supone cómo es por dentro, qué cualidades posee, si tiene fibras, plantea en su mente texturas, colores, apariencia, sensación al tacto. Cavila en la esencia de los cuerpos y delibera que ésta no se encuentra únicamente en el interior de las  cosas, sino que existe en éstas una esencia material y una emocional. Ambas forman parte de su trabajo. La primera corresponde a la de la forma que va adoptando la escultura a lo largo del proceso creativo, y que cambia, pasa de un estadio de la materia a otro, se trata del encuentro entre materiales y de su reacción estética, la conjunción del contraste y la armonía, los dos pilares de la belleza. La segunda es la del designio plástico que emite el artista al llevar a cabo el proceso creativo. Las emociones que experimenta el artífice al hacer su escultura se depositan en la pieza misma a través de la intención estética. Ésta es, para Juan la esencia emocional de la obra.

El maestro piensa en la partícula universal, en el origen, en cómo se vive el tiempo estando dentro del vientre materno, en la matria. Ahí se gesta la esencia humana. Imagina el sobresalto de la primera respiración. Un concepto constante en el trabajo de Juan es el de lo interno y lo externo, el de  los confines de la frontera entre endo y exo, la inquietante línea divisoria entre el adentro y el afuera, la delimitación que implica la piel, la función del ego que caracteriza al ser individual del colectivo. El artista asume que los antagónicos se funden en un punto, en de la disolución del propósito individual en el universal.
En su escultura La prueba (de fuerza), como en muchas otras. Existe un elemento interior, se trata de una pieza escondida dentro de la que el espectador contempla. La dota, con intención estética, de esencia, como si se tratase del corazón o el alma de la pieza. Asimismo, una de las piezas de los murales Capital Park, ubicados frente al Parque España, en la colonia Condesa y cuyo tema es el de las bicicletas en la Ciudad de México, contiene una pieza interna que representa un panadero con canasta en la cabeza sobre una bicicleta; este se encuentra sepultado bajo los escombros del temblor de 1985, simbolizados por un muro de ladrillo. Lo inquietante es que lleva el mensaje de lo interno oculto, tal como corresponde a la esencia de la obra escondida: emparedado como las víctimas del temblor.

Juan toma en cuenta que ya la filosofía tradicional de la Edad Moderna cartesiana indaga en el objeto. Su fundamento se encuentra en lo real y de designa como «ser». Éste es comprendido como realidad misma. En cuanto al origen y cimiento de la esencia de la reflexión, se encuentra en la deliberación, en la conciencia. Ahí se concibe la esencia, que es realidad a partir del propio pensamiento. Por ello, en principio es considerada como un objeto de la experiencia subjetiva. En este ámbito de esencia, el orden y conexión de las ideas se corresponde con el orden y conexión de las cosas. Es, siguiendo este concepto de esencia que Sánchez Juárez crea sus piezas.

Otra de las bases filosóficas, en cuanto a esencia se refiere, que Juan aplica en su obra, mediante la interpretación y de manera muy personal, es Hegel. Se trata de la superación de todas las oposiciones en la «unidad de lo Absoluto», compuesto éste, por la unidad entre «naturaleza-espíritu», donde se manifiesta la «verdad absoluta» como sistema. Lo relevante es que la esencia es la realidad del ser.

Una último concepto, y de suma importancia, dentro de las principales fuentes filosóficas que coinciden con el punto de vista de Juan, es Jean Paul Sartre, quien plantea que cada consciencia individual es única en su situación y por ende, construye su propia esencia mediante la toma de decisiones que le hacen auténtico. Es importante recalcar que Sartre plantea que un objeto carente de conciencia coincide en su existir con su esencia. En cambio, un ser con consciencia no se encuentra «resuelto», sino que su esencia es lo que éste realiza ante y por una «nada», que es irrealizante. En El ser y la nada, Sartre postula que la nada en el hombre es posterior a su existencia y éste debe superarla. El maestro Juan Sánchez Juárez la supera por medio de su trabajo escultórico.

Ala neo suprematista

Juan pensó en el afán por volar de Da Vinci. El artista rinde homenaje a los diseños de Leonardo haciendo alas. Piensa en el sueño del hombre por volar. Imagina una sociedad futurista en la que uno podría entrar a una tienda de almacenes a pedir su par de alas y salir volando.
En cuanto al estilo, el ala de Juan se encuentra íntimamente relacionada con el constructivismo, ya que la pieza es una agrupación de formas geométricas, en materiales metálicos y piedra, en dos y tres dimensiones, como cilindros, cuadrados, cubos, triángulos, elipse. En cuanto al proceso creativo, lo que hizo el maestro fue observar cada pieza suelta. Al imaginarse cómo podrían quedar las piezas juntas tomó la determinación de que la piedra de granito gris claro sería la base, el soporte de apoyo. Fue construyendo la obra al ensamblar y cortar una pieza del conjunto con otra, hasta quedar una construcción geométrica constructivista. Los colores y matices de la obra son bastante neutros. Gris granito, metal oscuro de fierro con partes oxidadas en ocres, metal plateado del aluminio.

Una de las inquietudes tópicas de Sánchez Juárez es el Constructivismo, el movimiento de vanguardia artística que surgió en Rusia, en 1917 y se desarrolló en los ámbitos del diseño. Su fuente directa es el cubismo. Estéticamente se relaciona con la ingeniería y la arquitectura. Artistas, entre otros Wassily Kandinsky, Kasimir Malevich y Alexander Rodchenko promovieron una estética que toma su fuente de la producción industrial técnica desde un punto de vista estético.

A Juan le interesa la vertiente Suprematista del Constructivismo, la cual se basa en formas geométricas sobre un fondo blanco plano. El Suprematismo plantea que una escultura no debe ser una realidad por sí sola, sino que debe integrarse al espacio, debe recibirlo por todas partes. Por ello, el Ala de Juan es tan volátil, se puede ver a través de ella, también es flexible. Por ello, Juan, como los constructivistas suprematistas, utiliza materiales industriales como tubos de aluminio y fierro. La pieza fue concebida para crear reacción ante la primera mirada, la de la experiencia estética del espectador. Juan plantea lo excelso que es mirarla contra el azul de la atmósfera y el universo mismo como fondo. Por ello, el Ala de Sánchez Juárez porta, a manera de estandarte, el estilo Neo Suprematista.

 

Pulso y símbolo
Forja de Juan Sánchez Juárez

Pareciera una verdad estulta la idea de la concepción del tiempo presente desligado de su pasado. Existen símbolos universales que sugieren una continua referencia semántica a formas estéticas de impronta, de huella, de reconocimiento humano en los planos individual y social. Los factores que giran en torno a la creación artística de un objeto propuesto para portar en el cuerpo son de índole filosófica. Hay que tomar en cuenta que la representación antropomorfa trasmite discursos que rebasan la idea del cuerpo mismo y derivan en planteamientos que conducen a prácticas rituales.

La pulsera es el símbolo más versátil en la historia de la humanidad. La identidad se manifiesta en ángulos sensoriales: el tacto, la vista, el oído. La producción de ideas conduce a la elaboración objetual y por  ende concreta. Cada civilización ha contenido sus propias maneras de exhibir o esconder el cuerpo y desde que la humanidad posee memoria, bien es sabido que la pulsera es fuente directa de condición cultural.

Desde el neolítico hasta nuestros días el cilindro informa la idiosincrasia de quien lo porta, ya sea en la zona de las muñecas o en la parte anterior del brazo. Se patenta la condición humana y la forma de vida de reyes y esclavos, de niñas principales y de mujeres casadas, de religiosos y de malvivientes, de gentiles hombres y de hidalgos, de criados y de héroes, de punks y de hippies, de infantes y ancianos.

Juan Sánchez Juárez, escultor de talla internacional y cuya obra se ha expuesto principalmente en Nueva York, donde radicó por casi 30 años, vive en Tepoztlán, donde lleva a cabo de manera continua, entre otros proyectos que desarrolla,  la serie Pulso y símbolo. Se trata brazaletes escultóricos portables llevados a cabo a base de diversos materiales que poseen como denominador común su pertenencia a la gama molecular de los metales.

El punto nodal que condujo al artista a la realización de tan precisas piezas se basa en la idea de rendir tributo al movimiento surrealista. El maestro Sánchez Juárez imagina que un satélite de telecomunicaciones deja caer ciertos fragmentos sobre Tepoztlán, él los encuentra y los transforma, mediante su particular forja, crea cilindros metálicos que definen al hombre de nuestro tiempo, así como a su novedoso pulso vuelto en «escultura tecné conceptual portable».

Tensión dramática

La prueba (de fuerza), obra de Juan Sánchez Juárez  posee como tema la tensión dramática y el movimiento en la escultura. La obra es figurativa, retórica y presenta una escena. El artista piensa en David y Goliat. En la historia bíblica, bajo el dominio de los filisteos sobre los israelitas, el gigante filisteo de tres metros de alto, humilla a diario a los israelitas, cuyo rey, Saúl se ocupa de encontrar un guerrero de la talla de Goliat para poder derribarlo. David, que es un niño se ofrece, el rey acepta que se enfrente al gigante, a pesar de su incredulidad. David saca de su bolso una piedra, la pone en su onda y la lanza contra Goliat con toda su fuerza. La piedra topa con la cabeza del gigante, quien cae muerto.

Ahora bien, independientemente de la fase retórica de la pieza, la cual se acaba de exponer, a continuación se detectan los puntos de interés y características de la pieza, en términos formales. La prueba contiene dos figura antropomorfas, una muy pequeña y otra grande. Las figuras se encuentran en posición de tensión, ya que están estableciendo un reto donde no va a haber un ganador en específico, sino que ambos son beneficiados por un estado de equilibrio. Revisemos. Otra lectura de la pieza es la siguiente y se basa en el concepto de tensión dramática.

En términos teatrales, la tensión dramática es la reacción que se produce en el espectador que presencia los acontecimientos que suceden en la obra. El autor inquiere el interés del público mediante la inclusión de momentos culminantes al final de cada acto. De esta manera se mantiene la atención hasta el desenlace. La tensión dramática pone en juego recursos como el avance rápido de la acción justo después de la presentación, de modo que se pone inmediatamente en marcha el conflicto; momentos que van retardando el desenlace, con lo que el interés aumenta, y el denominado anticlímax, cuando el conflicto que presenta la acción llega a un desenlace inesperado o no previsto.

Juan, en el proceso creativo de desarrollo de La prueba puso especial interés en dotarla de tensión dramática. El artista piensa en la tragedia griega, donde todos los personajes tienen la razón, la suya, la razón de ser, y eso mantiene un equilibrio: el que sostienen los antagónicos.  De esta manera, la figura pequeña representa al micro universo, mientras que la grande refleja al macro universo. La tensión dramática se da en la fuerza que sostiene el equilibrio. Por eso, la pieza de Juan es dramática: el microcosmos mide exactamente lo mismo que el macrocosmos, lo que es igual a infinito.

Conclusión

¿Pureza? Sí, ausencia de suciedad en la mirada y en la palabra. El espíritu, como si fuera autónomo, abandona todo camino vano, parece alejarse del mundo y ver desde arriba. Pero no solamente el espíritu; también el alma y el cuerpo.
De vez en cuando una postura estética entrega con franqueza la visión del entorno que le confiere su origen. Las ideas se hacen palpables por medio de la creación artística; se vuelven un retrato táctil de lo que somos, de lo que deseamos.
Hay obras como mundos. Todos hemos sentido la tentación de poseer en demasía. El pecado es nuestra absurda manera de engañarnos con la posesión, y la penitencia, esa honda insatisfacción que caracteriza a todos los espíritus. Lamentablemente no se puede poseer. Los sabios se quejan íntimamente de su limitación y los grandes amantes de esa parte inviolable del ser amado, a la cual no tienen acceso.

El artista sabe que toda posesión puede no ser sino una máscara de su obsesión para caer en un sitio fuera de sí. Puede no ser sino la aceptación de algo exterior que viene a adueñarse de la mente; puede ser una extensión del ser hacia las cosas, un heroico salir de sí hacia el mundo. Pero también puede ser un compromiso íntimo con algo que si se dice en una palabra, no se podría comprender con todas: el universo, lo exterior. Son dos cosas importantes del hombre: él y su mundo.
De pronto puede dolernos el derroche existencial de quienes viven intensamente sin reflexionar y toda esa intensidad se desgasta en lugares comunes. Quizá por ello nos admira tanto el derroche de esperanza que nos comunican los grandes artistas que anhelan abarcar el universo. El totalitarismo nos propone adueñarnos del mundo bajo el precio de negarnos a la posesión profunda de cosas individuales.

El mundo con diálogo se percibe como unidad ante la existencia. El diálogo implica el reconocimiento a la otredad. La intención de la ética se fija como señuelo en la estética. Juan Sánchez Juárez propone al espectador experimentar un diálogo con la obra. Estar frente a una de sus piezas, como ante un antiguo cuadro en que se admiran las extravagancias, curiosidades, pedazos de existencia, expresiones, pero no un espejo de nuestra realidad interior. Estar sólo frente a lo estético, con la incapacidad de seguir una ruta y distanciados, porque no podemos, pese a nuestras intenciones, recobrar un valor que sentimos perdido hace mucho tiempo y que tratamos de recobrar en cada obra que se nos presenta. Se referiere al valor del respeto hacia el otro.

Fuentes
Bibliografía
Cirlot, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Editorial Labor S.A., Barcelona, 1969.
Cynthia Maris Dantzic, Diseño visual. Introducción a las artes visuales, Trillas, México, 1994.

Fuentes electrónicas
Constructivismo, en https://www.portaldearte.cl/terminos/constructivismo.html.
David y Goliat, en https://www.jw.org/es/publicaciones/libros/historias-bíblicas/41/david-y-goliat/.

 

(1) Johann Peter Hebel, poeta alemán, Basilea10 de mayo de 1760 – Schwetzingen22 de septiembre de 1826.