Arturo Cosme

arturo cosmeDe la mano de Grissel Gómez nos llega la propuesta de este poeta, quien es además guionista y editor.

 

 

arturo cosme
Arturo Cosme
Arturo Cosme Valadez (Cd. de México, 1961). Guionista, editor y poeta. Ha publicado en revistas y periódicos como To2, el Diario del yaqui , Ostraco, El camaleón, sección cultural de Época, Voices of Mexico y Natura, entre otros. Escribió el poemario Sin perturbar la hierba.

 

 

 

Poema del despechado
Arturo Cosme

porque no estaba ahí
          no estaba
y me lo había ganado
con esa manía de frío
          diciéndole
“vamos a estar como antes”
          pero el tiempo
decía ella     (y con razón)
          para atrás no camina

entonces ¿la muerte?
¿la cara del espejo?
          y ella me decía:
la verdad quiero a otro
         
          y yo: “no importa
sólo tu cuerpo bosquejado”
          su cara de llorar
          siempre vacía
sin decir nada porque nos acabamos

y yo le decía: “es que sin ti…”
y de todos modos me moría
          a mi modo
          más bien silencioso
pero, ¿vale la pena?

como muertos de frío nos queremos
como un naufragio de ganas
          en medio del océano

la verdad es que él no importa
perdonando la forma de moverse
          las incontinencias
las flores silenciosas riéndose
          desde la mesa
y su vientre
          porque ella decía:
          “haces mejor el amor”

era en realidad para reírse
pero yo le decía muy serio:
          “te amo más que antes”
y sin verdad no mentía
          ¿quién en verdad puede…?

bah, cada quien sus ganas
         
          y esa cosa
blanda         discreta       suave
no importaba
          cuando dije
(falso, pero sin mentir)
          “adiós adiós de cascabeles
harás bien poniendo pies en tierra”
pero la tierra
          apenas estas ganas de quererte

          en serio:
casi eran dulces las cosas
          ese miedo de estar junto a ella

          “también lo quiero”
era como una carga aligerada
          pesando
en el subibaja de la panza
y además no me importaba
          vestido de hojas
tú diciendo:
          nuestras faltas
          nuestro amor
se sabe que el intelecto y la saliva
          la víscera
                   nada nunca es lo mismo

          decía:
“la verdad me da coraje quererte”
          ¡qué vamos a hacer!
                   sólo que yo quería fatalidades

explicarte mi amor es como herirme
          falsamente
y es que tú cuando nos queríamos
          qué caminos de luna

no es que me doliera esa otra persona
que al fin y al cabo ni me toca
          ni me toca
ni en ningún sentido me toca
          ¡qué me iba a doler!
aunque ojalá estuviera muerto
          para que fuera mi igual

          de puros sueños
de catedrales desmembradas
          en los rincones de la alcoba
                   abochornados
de puro bienhechores de nosotros
          porque yo le dije:
          “no importa”
y la verdad (pero eso duele)
¡maldita si me importaba un bledo!
          cada quien caduco
          ametrallando cataclismos

miras con ojos secos
          recordando
lo apto que hubiera sido para ti
          si fuera otro
          date cuenta qué burla
                   quererte hasta el fondo
yo lo dije
          sin que seas nada
estar hecho un badajo de miedo
          fascinado
y tú (sin que yo importe):
te amo         te amo         te amo
repitiéndolo como conchitas
          en una playa sola

          todos
                             (oh, también tu barbón)
y la equivocación de noches
ganado en pleno ese minuto
la verdad bastante estúpido
                   “todos”
repetía yo astutamente
comenzamos a aburrirnos
          eso no es vida
                   eso es más bien ausencia

cada quien se muere como puede
sin ganas     sin darse cuenta
                   sin darse cuentas

¡cuánta noche de labios!
          no había nada serio en todo eso
y más tarde nos decíamos:
          “es que no podemos
          no podemos”
con ganas de abrazarnos
                   y
          desde luego
          nos abrazábamos
como enamorados de la imposibilidad

ahora también hay otro
                   casi era doloroso
          (lo mejor que podíamos)
sin que hubiera en verdad nada
entre el frío cuajado y las ganas de llorar
un cuerpo que siempre le hizo falta
          que no existía
          porque cuando estaba ahí
decía con su dulce          su linda cara
          toda inocente
                   (a pesar de sus 27 años)
decía:
          “te extraño y te extrañé
          pero prefiero extrañarte
          pero lo quiero
aunque        en verdad    no mucho
                                      no igual”
          nada regresa
         
los dos nos reímos
          lo cierto es que en la frente
el deseo de regresar
          tú y yo desnudos
pero como pensando
          sin querer             sin ganas
                   hastiados

¡como para morirse de risa!

 

 

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