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Presentación La Otra 167, marzo de 2021

Un nuevo ciclo
Manuel Sauceverde
manuel-sauceverde El Yin-Yang
Uno de los símbolos más importantes de la filosofía taoísta es el Taijitu, el cual representa la interrelación causal de las fuerzas Ying-Yang y su Taiji o gran división (Figura 1)

 

 

 

De modo general, es un diagrama que muestra el instante preciso en que las dos fuerzas conformantes de todo ser, objeto, acción, idea y/o pensamiento están en equilibrio. La transición entre los infinitos momentos del Ying-Yang se conoce como Mutación. A saber, el Taijitu nos muestra un estado(neutral) ideal transitorio. Otros estados extremos son: un círculo vacío (llamado wuji o gran polaridad), un círculo completamente blanco, un círculo completamente negro, un círculo blanco con un punto negro o un círculo negro con un punto blanco. Cada uno de ellos exhibe un aspecto inmanente del micro o macrocosmos, pero siempre en términos circunstanciales, ya que la inmutabilidad es una ilusión.

Figura 1. Taijitu

yin-yang

Fuente: elaboración propia.

 

La relatividad

Nadie sabe a ciencia cierta si Einstein tenía conocimientos del Taijitu, pero en 1909 propuso que la naturaleza de la luz, así como de otros fenómenos físicos, no es absoluta sino relativa: en un instante dado, la luz es un conjunto de corpúsculos (fotones), pero su movimiento produce una onda electromagnética; en otras palabras, no es ni uno ni otro estados sino ambos. No nos compliquemos. Si observamos las estacionales del año: un día invernal puede ser cálido; uno veraniego, frío. Aunque contemplarlas fuerzas universales del Yin-Yang resulta improbable, ya que depende por entero del observador y sus capacidades cognitivas, metacognitivas y emocionales, dos veces al año podemos percibir, a grandes rasgos, su equilibrio: durante los equinoccios el Sol está justo en el plano del ecuador terrestre; el astro rey sale por el este y se oculta por el oeste; de esta forma, la duración del día es igual a la de la noche. En el equinoccio de marzo, si uno vive en el hemisferio norte, comienza la primavera; por otro lado, si uno vive en el hemisferio sur, el otoño. Para muchas culturas milenarias este evento natural se celebraba (y celebra) con poesía, música y danza. El nombre que recibe el inicio del nuevo ciclo, desde Irán hasta India, es Nowruz (Now: "nuevo"; rouz: "día"). Según el mazdeísmo, desde el origen del universo dos deidades rivales Ahura Mazda (la luz) y Angra Mainyu (la oscuridad) se encuentran en eterna batalla; en cada Nowruz, Ahura Mazda vence momentáneamente a su hermano Angra Mainyu; no obstante, éste no se dará por vencido y con el paso del tiempo, renacerá. Sin duda, en este y otros mitos hay una evocación a las fuerzas Yin-Yang, y viceversa.

El Nowruz de La Otra

Existen diversos caminos para transitar al equilibrio. Uno de ellos, la poesía, surge a partir de dos actos diferenciados, pero correlacionados y causales: leer y escribir. Desde hace 12 años, La Otra pretende ser un vínculo dinámico entre lectores y escritores transformándose con cada número a partir de los textos presentados. Al final de cuentas, La Otra es los otros que somos todos. Por esta razón, este mes celebraremos el nuevo ciclo solar a través de un festival donde confluirán diferentes voces, instantáneas heterogéneas de lo femenino y lo masculino, de los opuestos que se complementan, de lo que fue y de lo que todavía no sucede. Tenemos la esperanza de que algo ocurra alrededor de las 9:37 de la mañana del día 20 de marzo: el triunfo de Mazda, el regreso de Kukulcán. La metamorfosis, en primer lugar, de nosotros mismos.