Xavier Robles
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Xavier Robles. Bengalas en el cielo

Xavier Robles
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En colaboración con Guadalupe Ortega, Robles escribió el guión Bengalas en el cielo, que luego se filmaría como Rojo amanecer. Xavier narra aquí algunos episodios de sus vivencia en 1968 y comparte links para leer partes del guion.

 

 

 

MEMORIAS SOBRE PARTICIPACIÓN DE XAVIER ROBLES EN EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL DE 1968

PRIMER RELATO:

El 5 de octubre me detuvieron en la Ciudad de Puebla. Habíamos salido una brigada de compañeros a enfrentar a los "fúas", que estaban despegando y destruyendo nuestra propaganda política, esa noche, alrededor de las 9 PM.
Cuando dimos vuelta por el Cine Reforma, los vimos: eran más de 50 "fúas" (mucho más que nosotros, que no pasábamos de diez o doce compañeros). Estaban armados con palos, varillas y seguramente algunas pistolas.
Decidimos retirarnos a defender la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), porque probablemente se estaban organizando para hacerlo. Cuando íbamos por Maximino Ávila Camacho nos alcanzaron, encabezados por 7 patrullas policíacas y dos transportes particulares repletos de "fúas".

Ya sólo quedábamos 6 compañeros cuidando la retaguardia. Los demás compañeros alcanzaron a llegar a la UAP, donde la defendieron esa noche, a pesar de que eran unos cuantos y lograron repelerlos.
De los 6 que quedábamos, cuatro lograron llegar también a la UAP- Otro compañero y yo fuimos alcanzados por ellos.
Yo iba armado con una varilla y alcancé a romperle la clavícula a un patrullero. Pero éste se arrojó encima de mí y me derribó e inmovilizó.

Ya en el suelo, me golpearon todos ellos. Formaron un círculo alrededor de mí y me tundieron a palos, cadenazos y patadas. Eso me salvó la vida, porque con frecuencia se golpeaban entre ellos mismos. Yo sólo me hice un ovillo y traté de protegerme la cabeza.

Luego nos llevaron a la cárcel de San Juan en Puebla. Allí, el patrullero que había enfrentado, me daba chicotazos en las nalgas cada vez que me veía.

Lo curioso del asunto es que 7 de ellos fueron también encarcelados. A nosotros nos metieron en la celda de los asesinos más peligrosos, y para nuestra sorpresa nos trataron muy bien y nos protegieron, junto con los otros compañeros que ya estaban detenidos. Así que éramos ya bastantes compañeros presos en esa crujía.

Irónicamente a los 7 fúas detenidos los metieron en la crujía de los delincuentes menores y a casi todos ellos los violaron y les hicieron la vida imposible.

A mí en cambio me recostaron en un petate y pasaron lista por mí. Me dijeron: tú descansa, nosotros pasamos lista por ti.
Estaba yo tan golpeado y sangrante, que el médico que me atendió me dijo: "tuviste suerte. Si te golpean 30 segundos más, no lo cuentas".

Bueno, ahora lo estoy contando.»

 

SEGUNDO RELATO:

Ya en la cárcel de San Juan, cuando pude cojear lo suficiente para moverme un poco,
decidí subir a la panadería, que era atendida por el Capitán Fantasma, un personaje muy popular entre los reos comunes, porque se escapaba de todas las cárceles. Por cierto, el Capitán Fantasma se escapó también de la cárcel de San Juan tiempo después.
Cuando iba subiendo la gran escalera del penal, con muchas dificultades, me encontré cara a cara con un reo común, quien tenía la cara cruzada por una cicatriz, probablemente ocasionada por una cuchillada, que le desfiguraba la cara para siempre.

Íbamos avanzando lentamente, uno hacia el otro. No había nadie más en la escalera. Yo apenas si podía subir los escalones, él me venía observando. Cuando nos cruzamos, sólo me dijo: "Híjole, manito, qué madriza te dieron". Eso fue todo. yo me sonreí burlándome un poco de mis temores.»

 

TERCER RELATO:

Los abogados del movimiento en Puebla eran muy eficientes. A mí me sacaron de la cárcel el 10 de octubre de 1968 y de inmediato me reintegré a mi puesto como brigadista en defensa de la UAP. Iba yo con la cabeza totalmente vendada y eso me originó el mote de "el herido".

Al día siguiente, la Universidad estaba toralmente rodeada por ejército, policías y granaderos.
Habían bajado más de doscientos campesinos de los alrededores a defender la UAP, armados con machetes. Los enviamos de regreso a sus casas, así como a todos los estudiantes que quisieras irse.

Nos quedamos 7 compañeros: tres mujeres, dos hombres y "el herido".
Los dirigentes también nos mandaron a nuestras casas, y me dijeron tú cuídalos, principalmente a las mujeres. Una de ellas llamó a su novio y el novio, quién sabe cómo cruzó el cerco policiaco y militar, y nos esperó en la puerta trasera de la Universidad.
Cuando íbamos de salida, amontonados en aquel auto, el cerco policiaco se cerró de nuevo. El conductor y novio de una de las compañeras me preguntó: "¿qué hago". Le contesté: "avanza decididamente contra el cerco. Que comprendan que no nos vamos a detener, pero sin aventarles el auto.

Resultó bien todo: el cerco se abrió y nos dejaron pasar.
Los dos compañeros que se quedaron en el Carolino eran nuestro máximos dirigentes. A los dos los capturaron y los llevaron al Campo Militar No. 1.»

 

CUARTO RELATO:

El 12 de octubre de 1968 estábamos reunidos los sobrevivientes del Movimiento, en casa de una de las compañeras, viendo por televisión la transmisión de las Olimpiadas. Fuimos testigos de la enorme rechifla que le dieron a Días Ordaz, la gente que estaba en el estadio.

Nos dio gusto. A partir de allí nos despedimos y cada quien agarro su camino.
Yo me fui a esconder a Oaxaca.

Los abogados del movimiento en Puebla eran muy eficientes. A mí me sacaron de la cárcel el 10 de octubre de 1968 y de inmediato me reintegré a mi puesto como brigadista en defensa de la UAP. Iba yo con la cabeza totalmente vendada y eso me originó el mote de "el herido".

Al día siguiente, la Universidad estaba toralmente rodeada por ejército, policías y granaderos.
Habían bajado más de dos campesinos de los alrededores a defender la UAP, armados con machetes. Los enviamos de regreso a sus casas, así como a todos los estudiantes que quisieras irse.

Nos quedamos 7 compañeros: tres mujeres, dos hombres y "el herido".

Los dirigentes también nos mandaron a nuestras casas, y me dijeron tú cuídalos, principalmente a las mujeres. Una de ellas llamó a su novio y el novio, quién sabe cómo cruzó el cerco policiaco y militar, y nos esperó en la puerta trasera de la UnIversidad.
Cuando íbamos de salida, amontonados en aquel auto, el cerco policiaco se cerró de nuevo. El conductor y novio de una de las compañeras me preguntó: "¿qué hago". Le contesté: "avanza decididamente contra el cerco. Que comprendan que no nos vamos a detener, pero sin aventarles el auto.

Resultó bien todo El cerco se abrió y nos dejaron pasar.

Los dos compañeros que se quedaron en el Carolino eran nuestros máximos dirigentes. A los dos los capturaron y los llevaron al Campo Militar No. 1.»

Mi compañera de toda la vida, Guadalupe Ortega, también fue activista del 68. Esos, el gran amor que nos unía, los principios comunes y su odio por las injusticias, nos unieron para siempre. Pero eso ya se los contará ella, si lo desea.

 

México-68 Bengalas en el cielo
México-68 Bengalas en el cielo

Bengalas en el cielo

Guadalupe y Xavier
Guadalupe y Xavier
En 1988, hace treinta años, con la escritura del libro cinematográfico Bengalas en el cielo el cine mexicano rompería el silencio que mantenía sobre el crimen del 2 de Octubre de 1968, en Tlatelolco, donde murieron asesinados decenas de estudiantes. En 1990, ya hecha película, esta historia se estrenaría con el nombre de Rojo Amanecer, después de una lucha de seis meses contra la censura para lograr su exhibición. La exhibición de este filme ha coadyuvado de manera importante para que la memoria de este hecho no cayera en el olvido. Aprovechando los actos conmemorativos de los cincuenta años del Movimiento Estudiantil de 1968 los escritores de Bengalas en el Cielo, Xavier Robles y Guadalupe Ortega, han editado el facsímil para ponerlo a la venta con el fin de reunir fondos que les permitan continuar con la realización del documental La luz del alba, una producción independiente de la cooperativa de cine El Principio, sobre la lucha de resistencia de los pueblos originarios, que no sólo es por la sobrevivencia sino por el florecimiento de la vida.

El costo del ejemplar es de mil pesos mexicanos (53 dólares estadounidenses).
Contacto: Guadalupe Ortega
elprincipio@prodigy.net.mx
gorva0702@gmail.com

 

Galería de fotos del 68.

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