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Francisco Larios. Cuando se vayan

francisco-lariosTraductor y antólogo nicaragüense, radicado en Estados Unidos, no sólo vislumbra sino que nos coloca ante las ráfagas de dudas, antes los ojos curiosos de los niños que salen a las calles a gritar por qué, cuándo, dónde, quién a las armas que truenan rabiosas contra la flor del desengaño.

 

 

 

Francisco Larios

 

Cuando se vayan

Cuando salgan del poder,
que se lleven con ellos
el poder.

Que el poder que tanto ha pesado
sobre nosotros

los aplaste.

Que se lleven sus ejércitos cobardes
sus antimotines crueles
sus rifles de asalto y sus máscaras de noche.

Que se lleven su traición y su cinismo
y nos dejen el aire despejado del abrazo.

 

Epitafio para espectro en abril

A los sesenta y tres asesinados
por la dictadura Ortega-Murillo
en nuestro abril más triste
y lleno de promesa.

Todas las pancartas hablan del espectro.

El espectro que mata rodeado de flores.

Tiene su corte, un
regimiento sombrío que ya muere
su primera eternidad.

Sesenta y tres
eternidades

tendrá que recorrer
en muerte eterna. 

La mancha de abril
será su techo, su áspero piso,

las paredes que por siempre
le cerrarán la luz.

 

Oración Ancestral

No digan el nombre del tirano ni en susurros,
(el tirano está muerto cuando duerme)
no le alerten con palabras virulentas
ni lo despierten con maquinaciones;
ya vendrá el cavador de rostros a arrancarle los ojos,
y el murciélago de la muerte le cortará la cabeza,
y el brujo-pavo comerá su carne y sus huesos serán triturados
con sus nervios, que fueron impasibles al dolor,
y olvidaron
que el tiempo pule las piedras del amor,
y afila el canto agudo
del peñasco y la emboscada.

 

Criaturas

criatura fuerte es criatura frágil
águila en alas de hormiga,

breves
libélulas traen
la noticia del agua,

nerviosas
criaturas anuncian la fuerza
de la lluvia

en pequeñas gotas,

ellas son la corriente,

fuerte
es lo que arrastran

y frágil
la torrencial
memoria
de lo que queda

 

También caerán tus muros

A los héroes que derrumban muros y rescatan sueños

Los muros en ruinas camino del Monte Carmelo,
las llaves de Armagedón, de la perennidad:

la muralla china, la línea Maginot,
el Checkpoint Charlie;

los muros del gran Salomón son solo
una pared de lamentos. Osado Vallum Hadriani,
adelantado muro,
entre los bárbaros crece tu abandono;

y el gran Atlántico que
por los siglos
de los siglos nos cuidara;

las murallas invisibles de Dubrovnik y Gorgán; y todas las fronteras

que la guerra apisona en su estampida;

los muros que erigen los que erigen las ruinas,
los muros que erigen los que erigen
el silencio de otros;

los muros
que su espanto diseña;

los muros
que su miedo imagina;

los muros que prohíben entrar,
los que prohíben salir;

tristes decrépitos túmulos de sombra,

entre los bárbaros
crece su abandono;

el horizonte cae y la luna apenas se sostiene,
los muros del Carmelo caerán también.

 

Fábula clásica

Helos aquí:

Fulvius Macrianus, Macrianus Iunior, Quietus, Postumus,
Aemilianus, Tetricus Senior  y Tetricus Iunior, Magnus, Pacatianus, Ingenuus, Balista, Felicissimus, Terentius Maximus, Gellius Maximus,
Regaliano y Sulpicia Dryantilla

–muertos todos;
olvidados.

         Nadie despierta sudoroso en su nombre, ni sufre sus conjuras y confiscaciones. 
Nadie teme a Tetricus, ni a Postumus.
Nadie sabe en qué playa inundada están las sobras de Aemilianus.
Nadie sabe quiénes son los hijos de Sulpicia; nadie les odia ya, y
         nadie sabe cómo fue quererles;

         Nadie les cuida, nadie les traiciona, nadie sufre su traición.
Nadie les aclama en las plazas.
Nadie afila las lanzas en su nombre.
Nadie se ocupa de censar el odio que germina en los aplausos.
Nadie espía las nuevas codicias que brotan como musgo entre sus sombras.
         Nadie ambiciona tratos con Macrianus.

         Ya no conspiran, ya no obtienen ganancias de su astucia.
Ya no ganan y pierden las batallas, ni avalúan sus victorias con actuarios de muerte.
Ya pueden descansar sus sonrisas incompletas, y el rictus macabro en sus miradas.
Ya no precisan mentir, o hacer inventar perversas fantasías.
Ya no necesitan esconder sus motivos.

         Ya están todos muertos;
                                                      olvidados.

 

Furia contra el usurpador

Tu aire canalla en medio
de todas las sedes del desierto
me ha despertado

 

En Senaar

El soberano
               sale a la multitud
               que agita brazos y banderas.
               El eco esparce su homilía.
               Regresan
               las frases fecundas en gratitud

                    No será vuestra miseria
                    quien detenga
                    este amor

Ahora el rey hermano
abraza al hijo de tu amigo muerto,

                    su hijo,

hermano de la muchedumbre

que le ama

                    porque así se construyen las venganzas.

 

elogio a un tiranicida.

A Rigoberto López Pérez, poeta mártir.

Yo siento mi corazón por Rigoberto;
dios menor, demonio, paria, tonto inusitado;
sucio inmoral innecesario loco
acomplejado iluso inadaptado;
creyó que al decir de un Tomás Jefferson
el árbol de la libertad se nutre
con la sangre de tiranos.

Qué absurdo impulso Rigoberto.
Qué cruel violencia.

Gracias.

 

Trastorno delirante

Los gases matan,

los hombres mienten mientras lanzan
gases mortales.

Las bombas desperdician ironía y lanzan
su alegre muerte a los hombres que matan,

a los niños que en todo caso
iban a morir.

Esta es la hechura
de la guerra y la mentira:

deben morir los que deben morir,
y de ellos es la fosa común de los olvidos,

de la que un día
huesos construirán vegetales,

con ramas y hojas moviéndose en el viento,

para que los hombres que lanzan los gases mortales,
y los hombres que matan
a los hombres que matan

y a los niños que en todo caso iban a morir

no tengan
la última palabra.

 

Francisco Larios, nicaragüense. Ha publicado los poemarios: Cada Sol Repetido, anamá Ediciones, Managua, Nicaragua, Noviembre del 2010; The Net in Sight/La red ante los ojos, Editorial Rascacielos, Quito, Ecuador, 2015; La Isla de Whitman, Editorial Buenos Aires Poetry, Argentina, 2015; Sobre la vida breve de cualquier paraíso, Editorial 400 Elefantes, Nicaragua, 2017; más la plaquette bilingüe (inglés/castellano), Astronomía de un sueño/Astronomy of a Dream, Carmina in minima, Barcelona, 2013.  Antólogo y traductor al español de Los hijos de Whitman – Poesía norteamericana en el siglo XXI (Valparaíso, México, 2017). Su poesía ha aparecido en revistas digitales e impresas en numerosos países y ha sido parcialmente traducida al italiano, griego, rumano, estonio e inglés.

 

 

Evelyn FloresGalería de fotos de Evelyn Flores Mairena.
Nicaragua… Me duele respirar