dario-sanchez-carballo

Darío Sánchez Carballo. De STIJL, 100 años después

Poeta y arquitecto, Sánchez Carballo nos recuerda el surgimiento de la vanguardia holandesa en las páginas de la publicación De Stijl (El Estilo) aparecida en octubre de 1917: “Queremos levantar los principios lógicos de un estilo maduro basados en la relación pura del espíritu del tiempo y los medios de expresión”

 

 

 

DE STIJL, 100 AÑOS DESPUÉS
Darío Sánchez Carballo

Para muchos de nuestros lectores, será apenas saludable dentro de sus prejuicios, pensar que la arquitectura y la poesía comparten un vínculo estrecho en el plato de las humanidades y por supuesto del arte. La arquitectura como texto que contiene narrativas propias de la poesía, se venía concretando en la cabeza de Theo van Doesburg en 1916, buscando las relaciones entre elementos plásticos y escritos. Un año después de múltiples reflexiones aparece en octubre de 1917 en Holanda la revista De Stijl (El Estilo). Nacida de la necesidad de indagar entre lo que sucede en los preceptos estéticos ya señalados desde las diversas artes. Theo entendiendo la doble vía de su trabajo como arquitecto y como poeta, subrayaría en la primera edición de su publicación: «Queremos levantar los principios lógicos de un estilo maduro basados en la relación pura del espíritu del tiempo y los medios de expresión» aquí la sentencia no es otra que el artista está en el deber, como testigo de su tiempo, de ser exponente de sus alcances y sus limitaciones en tanto una estética que opera dentro de su contexto espacial y temporal, teniendo en ello claridad de lo que significan las relaciones entre espíritu y la expresión.

Atendiendo por supuesto a ese espíritu (que por cierto en la Belle Époque francesa en la que se encontraba sumergida la Europa de esos días, aunque no parezca, sigue siendo aún bastante consecuente con el pensamiento de De Stijl), se escudriñan las posibilidades de nuevas formas en el arte desde lo marginal de una estética que se enfrenta a lo marginal de otra.

De Stijl

Ejemplo, la puesta en moda de esas arquitecturas historicistas que rememoran formas del pasado, pero que también y deliberadamente las mezclan, dando un nuevo reinicio al eclecticismo griego, esta vez en la arquitectura. En este sentido las convergencias son la base de lo que se publicaría en la revista. Puntos de encuentro entre las artes plásticas, la arquitectura y la poesía dan inicio al movimiento conocido como Neoplasticismo del cual sería cabeza visible Piet Mondrian, quien con sus composiciones, que en alguna época se catalogaron de simplistas, fue consecuente con lo que se pensaba en De Stijl, colores primarios anidándose en formas cuadradas y rectangulares, donde la línea se resalta como elemento con vida propia.  Las metaformas.

En medio de esa marisma de configuraciones, el espíritu de De Stijl va definiendo las líneas de esa «pureza racional». Expresándose en la poesía, en la pintura y en la arquitectura. Siendo las dos últimas las que mayor impacto o desarrollo logarían. La abstracción de las formas que reconocen principios de génesis en la línea, el plano y los colores primarios, son consecuentes con las nuevas ideas emancipadoras de la época, en donde lo local pierde relevancia frente a un proyecto cultural universal, como lo que sucedía por el mismo periodo en Alemania con la escuela de La Bauhaus. Se reconoce un proceder innovador, que surge como necesidad después de la saturación de la época. Lo cual conlleva a nuevas estéticas, volviendo la mirada al principio de las cosas. En la arquitectura neoplasticista un plano vale más que siete formas, una línea es más bella que tres arabescos; en esa poesía la forma en que se concibe el poema sobre la página en blanco quizá es más valiosa que su significado, se explora lo visual de la palabra. Aunque se aprecia un concepto filosófico profundo en la imagen poética, ejemplo de ello el poema Imágenes – X (1920). Hay una especie de metafísica en el concepto del poema neoplasticista que se hace evidente en esos poemas de  I.K. Bonset (seudónimo de Theo van Doesburg).

Ahora, en dicha vanguardia surge, por un lado el universo del color inscrito en formas austeras como paradigma, por otro, diríamos la experimentación que no atiende al prejuicio ni al miedo que puede suscitar el encuentro de las estéticas y las diversas formas de pensamiento en búsqueda de novedosas representaciones; esto último es a juicio propio la mayor fortaleza de la estética holandesa, que se evidencia en mayor medida a lo largo de la historia de su arte plástico, desde pintores como Brueghel hasta los más contemporáneos como Lucebert (poeta y pintor). En este sentido celebramos la capacidad holandesa de reconocer la otredad, con el ánimo no del juicio, sino al contrario cuando logran compaginar nuevas posibilidades de arte desde el encuentro de valoraciones distintas. Vale entonces esta mirada hacia el pasado para recordar a nuestros amigos de la revista De Stijl y su manera de recrear al mundo.

El color, a pesar de la austeridad de las formas, y diríamos la experimentación que no atiende al prejuicio ni al miedo que puede suscitar el encuentro de las estéticas y las diversas formas de pensamiento, es a este juicio una de las fortalezas de la estética holandesa, que se evidencian en mayor medida a lo largo de la historia de su pintura desde Brueghel hasta los más contemporáneos como Lucebert (poeta y pintor). En este sentido celebramos la capacidad holandesa de reconocer la otredad con el ánimo, de no del juicio sino que en medio de ese encuentro puede haber nuevas posibilidades de arte. Vale entonces esta mirada hacia el pasado para recordar a nuestros amigos de la revista De Stijl y su manera de recrear al mundo.