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Paola Cadena Pardo, Bogotá, Colombia, 1983

Ahora es una flamante doctora por la Universidad de Cincinnati, pero le ha sido fiel a la poesía desde los talleres en su natal Bogotá. Aqui una muestra de su poesía más reciente e inédita.

 

 

 

Paola Cadena Pardo, Bogotá, Colombia

Inéditos

 

Caso de música y silencio

No sé muy bien cómo se llama esa sombra
pero supongo que es bailarina
porque se mueve como una ausencia y tiene luz,
eso es:
una ausencia sonora, una penumbra desnuda,
el vaivén de la música como un temblor de Dios,
la sospecha de una escena que sólo existió en mis ojos,
pero existió,
lo juro.

Y vi salir la vida toda desde mi alfombra
como un muerto que se levanta a besar sus flores.
No tengo un cementerio en este cuarto
pero la vida, como un difunto, se puso en pie
y ya no supe yo cómo nombrarla.

Esta mujer desnuda que soy, sobre mi cama,
soledad de un respiro hecho tabaco
y la música, que se hundió en el aire y en la lluvia
para mojarse, para ser canción húmeda y lejana
fue ese el acontecimiento.
Nada más trascendente que una rutina sola,
esas cosas que pasan cuando el mundo se olvida
y la sangre se vuelve líquido trasparente
y los navíos de Dios, que tampoco se llama Dios, colonizan los ojos.
Esas cosas que pasan y que no puedo decir,
no sé cómo se llaman,
nada de esto que escribo se les parece,
es eso, ¡eso que está ahí!
un bombillo apagado, una canción,
una noche sin destino ni convidados,
este fuego en el pecho como una verdad,
algo mío.

Sólo quise decir que la música está en el aire,
como Dios,
que Cohen canta y en su voz
hay un color y un sudor tibio.

 

Magnolia

Un pez mujer no tiene senos,
puede ser que los lleve en su alma
y le alcancen sólo para amamantar nostalgias,
como la nostalgia de ya no verte al salir del lago,
por ejemplo.

No tiene senos la pez mujer,
pero en algún lugar de la vida los sentirá.
Yo tengo dos,
pero no sé nadar como Magnolia
ni aprendí a mirar la muerte de esa forma,
tan altiva aunque sin aire,
casi sin temor,
sin morir más que un poco
como quien se entrega a Dios y se arrepiente.

Yo saqué a Magnolia de ese lago
y me asustó su estar viva
y me pregunté por qué ella
y de dónde esta certeza de que se llama Magnolia,
como si la hubieras bautizado en el azul de tus ojos
y esta parte mía que es mujer
se hubiera cedido a su existencia
y el amor de pez y de Paola
se entregara en uno sólo a tus manos
y a ese lago movedizo que llevas en el vientre.

Ella era una pez amarilla,
no como el sol,
sino con ese amarillo de la lluvia
disuelto en el asfalto.

Yo era una mujer silenciosa,
no como la nada,
sino con ese silencio de mariposas y ojos
que repentinamente alumbran los labios.

Pez y mujer
te miraron por un hueco del día,
te escucharon en el agua,
se quedaron en tu voz.

 

De Cinema (2012)

Cinema Paraíso 

No es fácil construir un silencio que apunte al olvido 
ese algo que se pierde cuando las imágenes desplazan al mundo 
y el mundo es eso nuevo que intenta nacer en la pantalla 
Yo le pediría a Dios cincuenta liras sin la botella de leche 
          porque no es fácil vivir este camino insípido de los soles 
y las cintas, en cambio, saben ser amarillas y no tener luz 
ni días 
¿Qué otra posibilidad tiene el paraíso de ser paraíso 
sino aquella de ser un invento escapado, fugitivo? 
No me gusta vivir aquí, en esta hora de una noche 
en esta habitación de una ciudad 
en esta mujer que tiene un nombre 
Me gusta vivir allá 
en una plaza pública que tiene dueño propio 
en una cinta que de vieja se convierte en incendio 
en un cinema donde el paraíso tiene varias funciones por día 
          un paraíso cada vez 
que se puede rebobinar si quedaron dudas de lo edénico 
y repetir el hombre dormido que se traga los insectos de su sueño 
el terror de ojos abiertos que se convierte en pájaros rojos 
los niños que aprenden de senos lo que no aprendieron de sus madres 
las prostitutas que cierran el telón para que la película esté en su sexo 
un par de ojos quemados que se borraron de la cara 
y se volvieron videntes al fin 
La pantalla nos redime de tanta imposibilidad 
de tantas alas para los pájaros y tan poco vuelo para los hombres 
El cinema no se derrumba 
siempre nos devuelven esa parte mutilada de las cintas 
lo que no querían mostrar 
tan sólo hay que marcharse solo y estar lejos 
lejos 
para volver a buscar la vida donde la vida se proyecta

 

Muñecas

El amor es un estilo de marionetas 
que saben el llanto como música y el dolor como respiro 
La locura puede ser una muerte 
o la puerta para no perder el cielo 

Ella extravió sus ojos en el prado 
derramados justo sobre una mariposa rota 
y su voz se escondió en la tristeza 
ya no hablará nunca 
sólo recuerda cómo se dice un sollozo 

Ella les pregunta su nombre a los ángeles 
y permanece en el suelo para olvidar que vuelan 
¡que no le quiten los juguetes! 
con la vida basta 
Y ya olvidó cómo ser mujer y no llorar por las tristezas 
Ella quiere cantar como quien sopla la luna 
Él quiere jugar a que la muerte lo salve 
Se murió la luna           el aire y el sueño 

El hombre vuela y la mujer regresa a su cielo partido 
donde volar es una espera 
donde la cita es una muerte 
La mujer sin amor está loca 
y se deja morir de amor 
y se deja morir de espera 

Es menester arrancarse los ojos para no olvidar la belleza 

Ya no hay trenes 
Nos vestimos de marionetas antes de morir 
y nos colgamos de la muerte como de un último beso 

 

Rompiendo las olas 

La desnudez es un par de ojos sumamente abiertos 
Una sonrisa de niña que no se sabe aún mujer pero quiere intentarlo 
aunque los senos erectos le cuesten la vida 
y la penetración se torne el juego de una iglesia sin campanas 
Soy mujer y salgo a volar en mi caída 
no aprendí a volar de otra forma diferente a los abismos 
porque soy Dios y me castigo 
Ser buena es una forma del dolor 
como el pecado es a la vez un sacrificio 
¿El amor? 
el más pecaminoso de los martirios 

Si te quiero podrías disgustarte 
mi amor desagrada a los hombres 
les incomodan mis ojos abiertos a su cielo 
y debo buscarlos entonces en otros cuerpos que me dan asco 
-pero nadie le creerá a una puta- 
mi amor no existe más que en mi llanto. 
La bondad es una enfermedad cuya única cura está en la muerte 

 

El color del paraíso 

Si un niño perdió el mundo con sus ojos 
y han escapado todos de sus luces apagadas 
llora 

La ceguera le rompió los colores 
pero no el llanto 
y las yemas de sus dedos 
no alcanzan a Dios si no en las flores 
pero él calla 

Si un niño toca el mundo 
sus secretos son dolores jóvenes 
los ruidos del bosque se hacen lluvia 
y la abuela sale a empaparse de su propia vejez 
para morir en su nombre 
y que la ceguera sea milagro 
y que el dolor sea un pez que huyó del río 
¿Dejar que el agua se lleve el silencio? 

El niño abrió los ojos 
y aprendió a estar ciego con los ojos de par en par.

 

 

Paola Cadena Pardo, Bogotá, Colombia. Ha publicado Hotel (Ulrika, 2008) y Cinema (Bid & Co. Editor, 2012). Poemas suyos han aparecido en diversas revistas y antologías de Colombia, España y México. También publicó la obra de teatro titulada Cuando perros tienen alas en Digital Colletion, University of Cincinnati. Su libro de ensayo Corpus autobiográfico de Julio Cortázar y Alejandra Pizarnik: un acercamiento a la experiencia creadora se publicará próximamente bajo el sello Alción Editora. Fue finalista del VI Certámen Internacional de Poesía Martín García Ramos, 2007, con su primer libro Hotel. Además, ha participado en varios encuentros internacionales y ha colaborado en revistas nacionales y extranjeras, así como en organizaciones para la promoción cultural y literaria. Tiene un doctorado en Literatura Latinoamericana y actualmente trabaja como docenteFo.