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Caballero dezarsonado. Franco Cajani

franco-cajaniEl poeta y traductor italiano, Vincenzo Guarracino nos ofrece aquí la poesía de su compatriota (Seregno, 1943), con una breve presentación de esta traducción al español.

 

 

 

CABALLERO DESARZONADO, de Franco Cajani

Vincenzo Guarracino

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Vincenzo Guarracino

 

Caballero desarzonado, del cual aquí se proponen algunas partes, es un poemita que, en una ideal prosecución de su obra precedente, Caballero en el tiempo (2000), constituye para su autor, el poeta italiano Franco Cajani, casi la coronación de una aventura de poesía iniciada hace ya medio siglo, en 1974; un recorrido de palabras, casi un verdadero y propio «romance en versos», centrado entorno a un preciso omphalos estilístico y conceptual que es el yo en la autenticidad de su fluir, más allá de todo sentido de pertenencia. En este sentido, se propone como un resumen de razones existenciales y morales, por tanto, que retan toda discreción y toman cuerpo poético al abrigo del sufrimiento, del «castigo bíblico del sufrimiento» como el poeta revela con la lucidez y sinceridad que sólo la poesía sabe dar. 

 

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Mi poesía no la encuentras
entre una anécdota curiosa
castigo bíblico del sufrimiento
en cualquier publicación de historia local
en la puesta en marcha de la máquina de la esperanza
con la forma del agua
une dos mundos aparentemente lejanos
atraviesa las estaciones de la vida
sucediéndose las notaciones más significativas
coordina la fascinación del rocío con la lluvia
pureza del ánimo que no vacía el sentido de la vida.

 

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Los pasos/etapas de la vida son ya
sueños del pasado a los pies de altas montañas
las Grigne de la juventud
ascensiones ilusorias que se desvanecen en el vórtice del tiempo
espejo transparente de su fluir
extraordinarias coincidencias de encuentros
de amores atraídos por el sexo
escandidas desde lugares, fechas, símbolos, significados
de los que haces la cuenta cuando sientes la meta avecinarse
con la humildad inquietante de los demonios
que están más allá del sitio del limbo
en la eterna estancia que nos espera.

 

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Comienzas con un juguete que no escogiste
que intercambias con el amigo de enfrente
un helicóptero de lata
comprado en los mercadillos de las termas de mi padre
para comprender que sucede en los oratorios, institutos, hospicios
para comprender el aviso gritado en el dialecto del Burghesan
fruto de las vísceras más latentes para divisar en el futuro
las ruinas de tu infancia
vueltas a visitar retocadas desde la madurez.

 

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No sabía con seguridad que el soma que estaba en mí
pudiese coger siempre más el barlovento
me enredaba locamente
en atisbos de luces mezcladas con sombras
peligroso visionario que escande el tiempo
bajo la égida de santa Genoveva
patrona de París y de Francia
mostrando mi gratitud
sin culpa por haber robado un año al gobierno
la antedata en mil novecientos cuarenta y dos no es casual
más allá de la ratio religiosa
roza el falso retardo cordial
Silencio asenso de la Sunzina
matrona de la familia que ayudó a nacer
a mis seis hermanos
sin sobrepasar la vida de los patios
con mujeres que corrían de un lado a otro
en el gran balcón corrido con baranda
precioso hierro batido por la bodega del Murett
recuperada después en los años Ochenta
para otras protecciones contra violentos odios generacionales.

 

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Las aguas del carril del tiempo
se abren el el mar de los Ingaunos
refinada ansia del decir y no decir
en el ascenso y crisis de nuevas uniones precipitadas
en el camino francigeno de vuelta hacia París
pasando por Grenoble y los castillos de Loira
meca del arte para muchos artistas de la micrografía
preludio del sesenta y ocho explosivo
sobreviviente peligro de la revelación
en una cama de dos plazas
con todas las bajezas de la autonomía
con la banda sonora
de «A whiter shade of pale» de Procol Harum
repetida aventura de un film en blanco y negro
ya visto en 8mm recuperado de una caja roñosa

 

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Los chavales de la calle de San Pedro
eran los modelos de vida
continuidad con el pasado a reinventar
en los patios de grupos que desenfundaban
las revelaciones privadas tal vez espantosas
similares a truenos, relámpagos, rayos
que después encuentras amplificados en la historia paralela
de la gente de los campos y de la civilidad campesina
semiescondida en la Curt neuva
fruto de posesiones de atávicas obras pias
legados perpetuados en la ortodoxia más supersticiosa.

 

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Vivir de poeta como oficio y misión
fijar en el papel también lo no dicho
lo que queda más allá de la línea de la tinta
más allá de la ausencia del diálogo
de los arrebatos del proyecto
sin indecencias y escándalos
libre elección llevada adelante
con irresponsabilidad y furor
inestable consciencia de cosas jamás sabidas
percibidas de inmediato sólo entre compañeros de juego
de la calle de los primeros pasos y primeros llantos
de las escapadas de la escalera del patio de la Comaa
unida por mi padre en tiempos no sospechosos
ancorándola al destino de mi lugar solitario
compartido con quien me dejaba hacer
experimentos sobre el trinomio en el espíritu ciego.

(Traducción de Ana Maria Pinedo Lopez)

 

FRANCO CAJANI nació en 1943 en Seregno (Italia), donde vive. Crítico de arte y literario, ha publicado diversos volúmenes de variado contenido literario y de carácter histórico. Entre sus libros de poesía recordaremos Caballero en el tiempo (2000), Diablos y Dragones (2001) y El Mundo y la Historia (2004). Es fundador y presidente del Premio de Poesía «S. Quasimodo» de Balatonfured, Hungría.