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Los hijos ocultos de la historia. Gilberto Lastra Guerrero

ortunoEl poeta y periodista durangueño, Javier Lastra nos acerca a este libro, Méjico, que aborda la figura del rebelde Javier Mina, aquel insurrecto español en el México independiente, partiendo de la novela histórica de Antonio Ortuño.

 

 

Los hijos ocultos de la historia
Gilberto Lastra Guerrero

Javier Mina, insurrecto español en México dejó las huellas que seguramente, los personajes de la novela Méjico, de Antonio Ortuño (Oceano) siguieron, forzados por la circunstancia o por la historia en el tormentoso amorío entre México y España.

Ortuño es minucioso en el uso de las palabras, la sensación se percibe por la exactitud en la narración para definir a Espanya y su efervescencia bélica, y los rescoldos de un México que se afianza en la falsa institucionalidad del Partido Nacional Revolucionario luego de la Revolución.

Durante la lectura se aprecia el paso de las décadas entre los capítulos y los saltos temporales narradas por Ortuño. Los resquemores y el recelo de los personajes en los genes se palpan luego del tránsito migratorio Méjico-Espanya.  Asesinatos sin resolver (momentáneamente), huídas, persecución son las cadenas de hechos por los que se anuda el pasado y el presente, y la historia de los personajes fuera de los libros de historia, de los que cabe en los conceptos para resumir los movimientos sociales, y ahí, es la parte soterrada de los acontecimiento donde se narra este libro, una novela histórica afinada en los hechos.

Ortuño con soltura perfila a los personajes de la novela desde el inicio, y plantea meticulosamente los procesos internos, los rasgos psicológicos  y la manera en la que se mezclan con las circunstancias, además de las consecuencias futuras de cada uno de aciertos funestos y los errores acertados. Todos traspasan el ramaje el árbol genealógico.

Los espacios temporales simultáneos,  incluso, en los mismos capítulos, dan la sensación de la evolución de los protagonistas, aún y cuando no se encuentran en la escena. Sin hacer una tragedia, los protagonistas de la novela son dibujados   como una maldición perfectamente calculada por el destino que se cumple con milimetria hasta el final, y se abren nuevas historias.

Ortuño es capaz de resumir en un párrafo la escena nacional española en Madrid en 1922 por la carente protección y vida de los artistas, los canalizadores sociales por antonomasia: un país dislocado y unas coplas a manera de esperanza.

Al narrar a los personajes y su comportamiento, la acotación retórica de Ortuño es por verbalizar los adjetivos o los adjetivos se vuelven acción, personalidad, rasgos  psicológicos y sociales, y encajan en ese momento en historia.
Ortuño describe lo mismo  a los personajes,  una familia, y una sociedad. Narra su relación en diferentes estratos. El texto toma tono con las relaciones que guardan los personajes, y va tomado fuerza al avanzar la novela, y por la forma pormenorizada de describir, el pensamiento se convierte en acción de los protagonistas.

El tiempo y el espacio descrito por la movilidad de los personajes: el escape y la travesía, la vuelta y cómo se resuelve la vida, por rasgos históricos, de logística, comerciales dimensionan el contexto de la historia, y el perfil de los integrantes de cada familia : «Forajidos ganándose el jornal», escribe Ortuño.

El exilio como una condición ontológica manifiesta en la calzada humanidad en los párrafos de la novela por una serie de acontecimientos funestos van de ida y vuelta, México- Espanya; Méjico España, y en medio de las consecuencias las decisiones se vuelven destierro y libertad al mismo tiempo.