Leer a María Santiago. Guadalupe Basila Delgado

maria-santiagoAsí transcurre “Liturgia Alterna”, entre “el horror que gira en la espiral del insomnio” y “la luz que sueña con abrirse paso a dentelladas”, nos advierte Gudalupe Basila de este libro de la poeta mexicana.

 

 

Liturgia Alterna, de María Santiago

Guadalupe Basila Delgado

“Yo mismo, soy la materia de mi libro”, dice Montaigne; pero lo pudo haber dicho María Santiago.
En cada una de las líneas de esta Liturgia, maría se explora a sí misma, se descubre, se va reconstruyendo…a punta de palabras va esculpiendo su propio yo; hace de sí misma la Ofrenda de esta Liturgia y muy a pesar suyo, María se pone al descubierto.

Y digo “a pesar suyo” porque a esta María hecha de palabras que la delatan, más bien le agrada el silencio, gusta de la reserva, María prefiere el anonimato, se desliza calladamente en el acontecer cotidiano y para su sorpresa, no encuentra otra mejor manera de “zarpar de este abismo doméstico”, que recuperar la palabras, y la recupera.

El silencio y la palabra convergen en María hacia “un mismo estupor” y de esta contradicción irradia su expresión más acabada. En todo el texto permea “un afán punzante” por encontrar la palabra certera, porque finalmente –dice María- “el silencio en la ruta de mi boca, es un perseguidor de audiencia y ahí está, cito a María “con mi evidencia entramada hacia el silencio, pastoreando las palabras,

Palabras para urdir fulgores
Palabras que fatigan
              que nos faltan
palabras que no tienen palabra
palabras de sal y de silencio
que nos faltan
                   Nuevamente el silencio despliega su angustia y le impone a la palabra la tarea de lo innombrable.

En esta lucha en la que la palabra pugna por “instaurar su imperio de luz”, el silencio irrumpe con su intransigencia y la palabra entonces deviene “hermética, coraza, osamenta”

Y es que para leer esta Liturgia, es preciso un arduo trabajo mental que permita desentrañar la metáfora que te sacude, o bien te sumerges en el hervidero de emociones, hasta vivenciar que tú también formas partes de esta Ofrenda.

Y así transcurre Liturgia Alterna, entre “el horror que gira en la espiral del insomnio” y “la luz que sueña con abrirse paso a dentelladas” a través de la palabra. La palabra que demanda con todos sus lamentos: (cito a María)

Arráncame el miedo
riega con vino negro
todos mis cráteres
préndeme fuego hasta que estalle
              y todo se inunde
en el arcano interior
de esta fosa cáustica
fosa común de mis palabras
                            y lamentos

Devuélveme el asombro
la piel de los días perdidos
las huellas del agua en el averno

Arráncame esta historia
embriágame con sueños nuevos

Leer a María te agudiza el pensamiento, te afila la sensibilidad hasta cortar de tajo cualquier intento de ligereza. El poemario es denso, pesa, no hay forma de evadirlo, no puedes pasar de largo junto a esa “fosa caústica” que te sale al encuentro de cada línea que nutre el ritual de esta liturgia.

¿”A qué espejos sobornar”? –pregunta María- y no hay respuesta, porque el espejo que intenta sobornar es su propio texto, y su texto es, insobornable. El espejo no miente, sólo hay que abrir los ojos, el texto no miente, sólo hay que abrirse, aguzar el alma, “advertir tu propia esencia en plenitud, sin pensamientos”.

Se necesita valor para leer este texto, pero más valor para escribirlo y aún más para vivirlo. Y así como “sueña la luz con el ojo que captura” la palabra sueña con el corazón que atraviesa, con la ternura que instiga, con la violencia que desata, la palabra sueña con capturar tu esencia y dejarla tendida en los renglones de esta Liturgia Alterna que para celebrarse, te exige que tu también seas parte de esta Ofrenda.

Noviembre de 2014

 

Guadalupe Basila Delgado
Es egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde estudió la maestría en Literatura Iberoamericana. Aparece antologada en el número 197 de la revista Casa de las Américas y en la revista de Literatura de la UNAM. Trabajó en la Dirección de Servicios Culturales del Instituto Nacional de Bellas Artes y fue Directora de Extensión Académica del Centro Nacional de las Artes. Ha publicado 2 libros de poesía: La Otra Orilla, 1989 y Río de Amor, 1994. Ha participado en Talleres Literarios con Enriqueta Ochoa, Efraín Bartolomé y participó en el Taller de Creación Literaria que imparte Maricruz Patiño en el Centro Regional de Cultura de Valle de Bravo, en donde escribió su tercer libro de poesía: Recintos del Alma, que está por salir a la luz.