Philippe Cheron. Crítica es autocrítica en Revueltas

philippe-cheronGilberto Lastra, poeta y periodista duranguense, entrevista a Cherón, a quien se debe, junto con su difunta esposa, Andrea Revueltas, el rescate y edición de la obra completa del autor de El Apando. Una perspectiva de la capacidad reflexiva e interrogante de José Revueltas.

 

 

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Philippe Cheron

Entrevista con Philippe Cheron

La crítica autocrítica de José Revueltas

Gilberto Lastra Guerrero

Las situaciones límites en las que se encuentran los personajes en la obra de  José Revueltas (1914-1976) son una especie de premonición de lo que sucede en México, resume uno de sus editores, Phillippe Cheron.

En última instancia, la esperanza hacia el ser humano  de Revueltas fue una constante, a pesar del aislamiento, la represión, la poca difusión de su obra y de que México no alcanzara a democratizarse plenamente.  La vigencia de los textos revueltianos se renueva en la historia nacional contemporánea.

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Una cita de Revueltas que no debe quedar fuera de la mirada crítica en el Luto humano es “Los muertos entierran a sus muertos en este país”, una interpretación al parecer sobre un gobierno que  entierra a sus cadáveres para no ser percibido como muerto…

La obra de José Revueltas va siempre desde abajo, de los humillados. Si se hace un recorrido de su obra desde el inicio hasta el final, se puede decir que el país en su juventud  estaba naciendo tras la Revolución, era un país lleno de energía. Había fuerzas en movimiento, que llegan a un máximo en los 50’s, 60’s, y luego recae: 1968 es un punto de quiebre. Revueltas en el juicio  que se les hace en Lecumberri (a él y otros presos políticos del movimiento estudiantil)  dicta frases muy críticas, muy fuertes en contra de un sistema político incapaz de cambiar, de democratizarse, que sólo recurre a la represión contra las fuerzas renovadoras. 
Por desgracia, Revueltas no vio el intento de democratizar en los años 90’s con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, etc, pues falleció mucho antes. Y lamentablemente, vemos que este intento se cierra ahora de nuevo, y de manera terrible.

En estas coyunturas históricas es donde más encaja la obra de Revueltas.

Por desgracia. Hay una especie  de terrible premonición de lo que vemos ahora: un país que se deshace. Un país que vive la violencia a diario. Un sistema político que ha regresado a lo que Revueltas criticó en los años 60 y 70. Es una obra más actual que nunca.

Al ser rechazado por los intelectuales de su tiempo,  la gente de la izquierda,  Revueltas sufrió de una soledad creativa marcada, y un discurso literario contradictorio; pero con muchas luces.

Sufrió mucho de la soledad  intelectual. Estaba aislado. Pasó por lo que es una travesía en el desierto, como otros pensadores y escritores. Pocos eran los que discutían sus ideas.  Al final de su vida se sintió intelectualmente solo en México. Por ejemplo, al defender El Archipiélago Gulag, de Alexander Solzhenitsyn (1918, 2008) fue de los únicos, si no el único, en la izquierda a reivindicar este libro y la obra del autor ruso. Lo mismo pasó cuando se entusiasmó por la película de Costa Gavras adapatada de La confesión, de Artur London (sobre los procesos en Praga en los 50’s). En sus cartas a Andrea (en Las evocaciones requeridas, tomo II), lo escribía: se sentía solo.

En la transición de acontecimientos históricos dónde entra Revueltas, si las ideologías se fueron perdiendo.

Siguió su camino como marxista heterodoxo, sui generis; y encajaba con otras tendencias.  Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011)  reconoció al final de los años 90 algunos aportes como la lucha de Revueltas por un marxismo abierto. En vida, salvo sus amigos cercanos, casi nadie lo apoyó.
Muchos lo menospreciaron por ser autodidacta. No era filósofo de formación, ni académico. No lo leían porque no lo publicaban, salvo su literatura. No salían a luz sus ensayos.  Sólo se conocía a nivel reducido, se editaban unos cuantos ejemplares y  con una mala difusión.
Su Ensayo sobre un proletario sin cabeza (1962) se publicó por suscripción con un tiraje limitado.

Para alcanzar el tono discursivo, Revueltas a pesar de tratar temas terrenales, políticos, levantó la voz con un impulso religioso, lírico.

Hay una especie de fe. En toda su vida hay fe en el hombre, a pesar de todo y con altibajos:  muestra al hombre en situaciones límite, lo muestra en lo peor. Sus personajes vienen de los bajos fondos. A través de la poesía y el lirismo que hay en su obra literaria, uno siente una fuerza, una gran intensidad que trata de sacudir a los personajes. Eso es lo que impacta: cuando  va uno más allá del primer plano de oscuridad, de enajenación, de horror,  detrás hay otros temas, hay lucha, hay rebeldía.
En mi ensayo, El árbol de oro. José Revueltas y el pesimismo ardiente (reedición FCE, 2014),  planteo que hay esa  contradicción esencial en su obra. Y elementos de resistencia y de lucha, siempre. Hay personajes femeninos, por ejemplo, que tratan de resistir a esa enajenación,  a esa oscuridad. Son destellos de luz en la noche.

¿Qué era la muerte para José Revueltas?

Vivió experiencias terribles desde muy joven.  De niño, cuenta que pasó de la colonia Roma a la Doctores, entró a un hospital y ahí en una sala donde había cadáveres. Fue una impresión terriblemente fuerte para él, que lo marcó de por vida. Luego sufrió las cárceles, el penal en las Islas Marías, etc. Siempre estuvo dispuesto a morir por sus ideales.

Durante la Revolución se escribió obra: Los de abajo (1915) de Mariano Azuela, La sombra de caudillo (1929) de Martín Luis Guzmán. Pero en el tiempo de  Revueltas no hubo hechos históricos, salvo la matanza de Tlaltelolco,  para darle el cambio que el país requería. Esto tiene que ver en la incomprensión de su obra.

Escribió Revueltas que a los 15 años esperaba el cambio, en la década de los 30’s en México; y a fines de los años 50 se da cuenta que no ha ocurrido, que todavía lo está esperando. Es un poco en broma, pero también en serio, con amargura.
Al mismo tiempo, dentro de esa frustración, es muy notable la capacidad que tuvo toda su vida  de seguir renovándose. No lo querían en el partido, ni en los grupos en los que militó. No había cambios en el país, la realidad sociopolítica se degradaba. Pero él continúa por su camino; un camino contrario: critica y busca otras ideas, otra manera de organizarse. Salir del esquema rígido del partido, del centralismo democrático leninista, al que consideraba agotado,  y es lo que hace en el 68 con las ideas de autogestión. Que ahora podrían parecer  superadas tal vez, pero en aquel año era un esfuerzo intelectual por rebasar las condiciones en las que  se encontraba la izquierda.

Revueltas conoció el encierro, en la piel, en el sentido humano,  y en la cárcel también por su activismo, entiende al Gobierno como un presidio.

Sí, lucha contra un sistema político represivo que encierra a sus opositores.
Revueltas lo vive como preso político, que se solidariza siempre con los comunes, y también con los que eran enemigos ideológicos, los cristeros por ejemplo. Cuenta que en la cárcel en los 30’s sintió cierta solidaridad para con ellos.  ¿Por qué? Porque sufren también de la prisión, de la represión. Se quiera o no, es una muestra de fe en el hombre, que lo lleva a solidarizarse con los oprimidos.

También el reconocimiento de la otredad, de sus semejantes.

Su visión es el ser humano  tal como lo ve, tal como es. Lo muestra en situaciones tenebrosas;  pero por desgracia vemos que no fueron tantas invenciones. Al contrario, casi podría decirse que está un poco rebasado, que la realidad supera la ficción. Pero dentro de esta oscuridad total hay algunos destellos de luz. Los personajes que son los militantes siguen luchando a pesar de ser derrotados, como es el caso de Gregorio en Los días terrenales, alcanza una conciencia de sí: al final de las novela, está encerrado en  una celda y hay un rayo de luz, sabe que va a morir y lo acepta. Es su realización como ser humano.

Hay que leer con nuevos ojos a Revueltas.

La mirada de Revueltas es crítica y autocrítico, siempre lo ha demostrado.  Reivindicó el papel de la crítica y la autocrítica, la discusión hasta agotar el tema. Es una obra que en el 68 deja ver claramente  su esperanza por la democratización del país, que por desgracia él no conoció. Y en la actualidad podemos ver que la pequeña apertura de los 90’s se va cerrando.
En la obra literaria de Revueltas hay una visión del ser humano pesimista, pero al mismo tiempo con mucha fe.