Miguel Antonio Chávez. Conejo Ciego en Surinam.

ChávezEl destacado escritor uruguayo Rafael Courtoisie nos aproxima a esta obra que da noticia de la nueva narrativa ecuatoriana.

 

 

 

NUEVA NARRATIVA LATINOAMERICANA:

ACERCA DE LA NOVELA “Conejo ciego en Surinam” de Miguel Antonio Chávez.

Rafael Courtoisie

Rafael Courtoisie
Rafael Courtoisie

MUCHO MÁS QUE LA IMAGINACIÓN  AL PODER

En esta novela (1) sorprendente del guayaquileño Miguel Antonio Chávez se exhibe con contundencia uno de los posibles imperativos categóricos de la creación literaria del siglo XXI: la imaginación desaforada en maridaje con el lúcido juego de  mordacidad y consciencia propios de una parte crítica que se da en ciertos hacedores a quienes ha tocado vivir y escribir en lo que el pensador  Zigmund Bauman llamó “modernidad líquida”.

Chávez
Miguel Antonio Chávez. Conejo Ciego en Surinam

El protagonista es un conejo que se erige testigo de una realidad donde los personajes principales son: M. (así aparece en el libro, con una inicial de reminiscencias kafkianas y un punto que delimita la inicial, signo gráfico que no es casual, sino que obliga a pensar en una proceso de cifrado de un nombre concreto, de una identidad que no debe ser revelada a la usanza de la “novela” tradicional), a la sazón asesor creativo para agencias de espionaje, profesión que lejos de parecer disparatada, plantea un firme “vector de verosimilitud” de los que mencionaba Barthes, en este universo ficcional inserto en la primera etapa del nuevo siglo; y B. , una estudiante argentina que sigue una maestría en Golpes de Estado.

El escenario principal es un mundo interior en sentido amplio: M. y B. son vecinos, viven en apartamentos conectados (y distanciados) por un patio, territorio y escenario ficcional ideal para que el Conejo pueda desarrollar sus “observaciones”, y dar cuenta de su punto de vista y testimonio sobre la “extraña pareja”. Y sobre el mundo.
El conejo es un polo narrativo poderosísimo: en términos de “teoría literaria” es narrador, es personaje, es también un constructo textual nuevo, diferente.
Se trata del trazado de un punto de vista, y también del desarrollo de un sujeto de enunciación privilegiado por haber sido instalado en la zona fronteriza entre realismo y género fantástico, una zona que ha sido explorada en la mejor ciencia ficción universal que Chávez deconstruye, trabaja de modo original y novedoso, resignificando el a veces considerado “sub género” desde una perspectiva libérrima.

Chávez no se amarra a nada. Su ejercicio narrativo es asimilación y superación de lo asimilado.
La postulación de este centro del mundo o punto de vista desde y en el conejo, se nutre de varias fuentes: inevitablemente puede pensarse en Carrol, en “Alicia en wonderful land” y en un punto mucho más cercano en la línea del tiempo, también en el cada vez más difundido (luego de su auto pre anunciado fallecimiento, en 2004)  maestro uruguayo Mario Levrero y su inclasificable volumen “Caza de Conejos”.
Levrero es lo que el crítico uruguayo Ángel rama denominó en su momento, hace mucho tiempo, por los sesenta, como un “raro”.

Pues bien, esa rareza se ha convertido en un sito de creación visitado, asimilado y usual por parte de lo más valioso de algunos de los nuevos narradores latinoamericanos.
El roedor (que no es un “cuis folklórico” perteneciente a la sabrosa gastronomía ecuatoriana), resulta en su diseño de personaje tributario de la concepción de fábula monterrosiana (en particular en “La oveja negra”), se ha anunciado (y es) un “conejo megalómano y hedonista, fanático del compositor Karl-Heinz Stockhausen y que se considera superior a la especie humana.”

La paradoja es que el relacionamiento entre M. y B. tiene como testigo privilegiado al agudo observador que resulta este conejo de alcurnia, pero el conejo queda ciego y la novela plantea un viraje anecdótico que convierte al “conejo punto de vista” (literal) en un conejo “punto de vista reflexivo” (alegórico).
La maravilla es que debido a la estructura original y nueva de la novela, a la agilidad de la escritura, a la fusión de intensidad y rapidez, nada en la obra deja de ser un entretenimiento, y nada en la obra deja de plantear, constantemente, otros niveles de lectura.

En ese sentido es claramente una fábula, cuya moraleja tanto el autor como los personajes se cuidan de explicitar, pero sugieren, dan pistas, transmiten al lector la tensión de un mundo donde el sexo, la pulsión hedónica y el disparatario bien pueden ser fotografías (¿selfies?) de una realidad fractal y pluriestratificada.
Afirma el crítico Julio Ortega:

Divertimento, pero también apuesta  estética  por la textualidad irrestricta de la nueva geografía imaginaria del mundo traducido al español, esta novela es una proeza de la capacidad de invención de la última narrativa que en este idioma ya no tiene fronteras y todo lo dice de nuevo para celebración de un mundo más legible y nuestro”.
Todo se dice de nuevo, como afirma Ortega y como siempre ha ocurrido desde las etapas pre escriturales de la literatura, pero también se agrega lo que no había sido dicho, lo enteramente recién venido al mundo  de un lenguaje que aprovecha al máximo las condiciones de producción híbridas entre un mundo audiovisual, un mundo virtual, un mundo relacional de redes impensadas hace muy poco y el empleo de características visuales (tipografía, signos, páginas en negro, recursos icónicos perfectamente insertos en el desarrollo sintagmático) y, también, apelaciones a una neo-oralidad tecnológica  que estalla en manos del lector con una propuesta de lectura que, de aceptarse, brinda un goce inacabable.

Y  es excelente ejemplo, a la vez, una  piedra angular de una nueva estirpe de narradores (Chávez nació en 1979, en Guayaquil; es un narrador ecuatoriano y es, con la tensión “glocal” que esto conlleva, un narrador de lo que Marshal Mac Luhan anticipó como “global village”).

Esta estirpe de nuevos narradores no está, sin duda, condenada a “cien años de soledad”. Y sí tiene una desopilante,  fermental  y nueva oportunidad sobre la Tierra.

 

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1. CONEJO CIEGO EN SURINAM, de  Miguel Antonio Chávez, Literatura Mondadori, Bogotá, 2013.