Marco Antonio Campos. Vivir en lo contradictorio

CamposEl poeta colombiano, Santiago Espinosa, nos presenta Y yo escribo estas páginas sabiéndolo, una antología de Marco Antonio Campos recientemente publicada en Colombia por los sellos Caza de Libros y el Gimnasio Moderno.

 

 

Vivir en lo contradictorio

Presentación a “Y yo escribo estas páginas sabiéndolo”,
antología de Marco Antonio Campos.

1972
Fue el año en que Nixon visitó la China
que Marco Antonio Campos refutó a Neruda
-“Las páginas no sirven. La poesía no cambia
sino la forma de una página-…”

Gabriel Chávez Casazola.

 

Santiago Espinosa

 

Campos
Marco Antonio Campos
En Marco Antonio Campos sentimos que la voz nos da una vuelta, tirando a quemarropa y contra cualquierpretensión. Este poeta ya no podría mentirnos, así se lo proponga. Sabe que “Las páginas no sirven”, que “La poesía no cambia sino la forma de una página”. El artilugio se le ha revelado desde un inicio.Incluso en sus máscaras nos habla una doliente honestidad.

Escampando en la intemperie, “mendigo mirando infinito”, tal como lo dice en alguna parte, su hazaña es la del poema que se enfrenta con el mundo, cantando a solas. Aquella lucha en la que siempre perdemos para apreciar todo lo demás: la vida que se abre entre los versos y se desliza entre las márgenes, liberada de sus lastres pero también huérfana. El mundo que los antiguos encerraban entre los marcos, lejano y protegido, y cuya forma de mirar no podría ser la nuestra.

Pero Marco Antonio Campos escribe, tampoco podría dejar de hacerlo. Ha escogido la ruta del que vive en la contradicción, rabiando al lenguaje para amarlo a un mismo tiempo. “Meditando y meditándose”, dice, hasta el trasfondo del vacío. La obra de un hombre que conversa con lo perdido, amigos y poetas, ciudades, muchachas por siempre jóvenes, así sea para tornarlos a la medida de sus disparos. Mirarlos desde arriba y con otra luz, que no es poco -“¿…mirar la espuma en el mar sin ser un ave?…-pregunta- ¿todo fue sólo un viaje de vista”-, consiente como muy pocos que las palabras no devuelven la esperanza de otros reinos.

Si Campos habla al oído es porque cuenta de estas cosas como asunto personal.Quiere narrar estas derivas sin falsearlas ni perderse, sin misterios, como un viajero entre otros. El poeta de sus versos es quien baja de la gloria para decir que está desnudo, que los amores se fueron, que las lecturas hablan de un mundo que no existe y que por eso las necesitamos. Y pregunta, pregunta siempre, toca la puerta del sentido sin esperar que alguien la abra. Sí, nadie la abre, pero él es quien golpea para tratar de confirmarse los nudillos. Decirnos que existe todavía algún vestigio de persona.

portada-camposVivir en la contradicción, dejemos los evangelios para el iluso o el vidente. Esta escritura es la de un hombre que aún entre los amigos está realmente solo. Lo suyo es el monólogo que sale de adentro y como puede, cuenta y confiesa, se ríe de sus declaraciones con un humor dolido, y que disfruto no sin cierta complicidad. Y en el viaje, después de haber visto tanto y meditado tanto, leído tanto, tiene la honradez de preguntarse si “ha valido la pena”. La vida que ha perdido sus protecciones y por eso se escribe en prosa, llanamente, humanamente, como un diario que no espera de nosotros algo distinto a que lo leamos. Que seamos los atentos vigilantes de su viaje por el mundo.

Atardeceres en Sorrento y en Corfú, la Madrugada en Atenas. Arles y Mazatlán, la riberas del Sena donde supo “exactamente lo que sería mi vida”. Roma y las muchachas, los pájaros, la vida que se detiene en las orillas de Galilea, para no hablar de los viajes leídos o intuidos, de la Marsella de Rimbaud a la Florencia de Dante. Decir que Campos es un poeta viajero es aún poco, el viaje es la materia de estos días y la más singular de sus metáforas. Alguna vez le escuché a Marco Antonio, hablando desde un Bar de La Soledad, que si escribía lo hacía en los viajes y que eso había hecho siempre.Hasta ahora entiendo la profundidad de esa advertencia, aparentemente pasajera. La Antología que ha preparado Alí Calderón nos ha mostrado a un poeta nuevo, o que al menos yo no había leído desde este tamiz.

Con Sonia Sierra, Juan manuel Roca y Guillermo Ceniceros.
Con Sonia Sierra, Juan manuel Roca y Guillermo Ceniceros.

Arrastrados por tiempos de movilidad y fluidez, conectividad, quizá Campos escriba desde el viaje porque ha asumido lo inestable, o le ha tocado. La casa es demasiado cercana para hablar de nuestra vida en su conjunto, y acaso se haya perdido también. Sólo en el viaje, pensamos con sus poemas, pasados y presentes se funden al unísono, el tiempo se contempla como un fantasma y nos mira pasar, casi como extraños: “por voluntad o sin ella has caminado desde muy joven de montaña a montaña sobre un cable eléctrico no queriendo bajar la vida para no distinguir la profundidad del abismo”, remata en su poema “Nocturno de Mazatlán”.

Afuera se vale hablar solo sin pretensión de simular, y así es que escribe Campos, monologando. La vida se conjuga en el transcurso recuperando su carácter sustantivo, su hilo entre los días que todavía “significa”, incluso en la pregunta. Y hay que ver cómo se juntan y corroen las madejas desde estas páginas, como se ensanchan los caminos para dejar en su lugar una legión de fantasmas,amadas e infancias, un hombre que a la vuelta los escribe y que estuvo allí. Como en su poema“Grabados Españoles”. la voz sale de casa para volver hacíasí, remota y extraña, pero también sabe que alguien -“¿un aire, un simulacro?-, supo “asumir la desdicha y el propósito”.Abierta a los días, esta obra es inacabada en el mejor de los sentidos. Más que en centros cerrados nos hace pensar en el despliegue de las siluetas, como una tarde contemplada detrás de la tormenta.

Valió la pena, Marco Antonio, ahora te lo decimos. “Las páginas no sirven”, “Nada cambian”, “no le quita, Marxistas, el pan de la boca al millonario”, todo esto es cierto. Dolorosamente cierto, y tú eras el que escribías estos poemas sabiéndolo. Pero también eran tus versos cardos para nombrar la incertidumbre, sin miedo a la emoción ni tampoco a la inteligencia. La indoblegable peleade quien no quiere renunciar a su destino de individuo,en las palabras o a pesar de ellas.

 

(Marco Antonio Campos, Y yo escribo estas páginas sabiéndolo, Caza de Libros-Gimnasio Moderno, Colombia 2013.)

 

 

Un comentario

  1. Alfredo García Valdez