Zazil Collins, México, 1984. “No todas las islas”

zazil-alaideJair Cortés nos pone ante la lectura de un libro al que localiza en el campo visual de las vanguardias y en la resonancia del verso propiamente dicho.

 

 

NO TODAS LAS ISLAS
De Zazil Alaíde Collins

Jair Cortés

Jair Cortés
Jair Cortés

El camino inaugurado por Mallarmé en Un golpe de dados (publicado por vez primera en la revista Cosmópolis en 1897) seguido por Apollinaire en Caligramas (1918) y continuado por las Vanguardias artísticas del siglo XX: Futurismo, Dadaísmo, Estridentismo, Surrealimo, hasta su primer “agotamiento” con el Concretismo brasileño, en la década de los 50, transformó la manera en la que la palabra se manifestaba en su espacio visual: la utilización de la página como una zona de exploración escritural, explotación de las posibilidades de la tipografía y los colores, incorporación de tradiciones de otras latitudes, como la oriental, reflejada en Blanco (1966) de Octavio Paz, replanteando así el libro como formato espacial y objeto, continente de palabras pero con características sumadas: textura, diseño, peso, dimensiones. Las Vanguardias alimentaron a la tradición poética, la renovaron, aceitaron sus engranes, de tal modo que podemos ir cómodamente de un soneto a un poema en verso libre y leer sin prejuicios las Églogas de Garcilaso de la Vega o Altazor de Vicente Huidobro.

      Por otra parte, la aparición de la computadora y la internet han dado un giro inusual a la escritura poética: ahora podemos ser no sólo creadores de una obra, sino editores de la misma, gracias a las múltiples herramientas que nos ofrecen diseñar nuestros poemas. De ese manantial proviene el río que desemboca en el libro de poemas No todas las islas, de la poeta Zazil Alaíde Collins, un libro dividido en secciones (“Días”), a manera de una bitácora interrumpida, que busca en la memoria, ligada al mar, una ruta para la reconstrucción del pasado. Los recuerdos, como fragmentos dispersos sobre la playa o flotando cerca de ella, se transfiguran en poemas que son a su vez, piezas de una historia dentro de otra Historia, una visión personal en un contexto mucho más amplio, la mirada y experiencia desde un yo situado en la Baja California Sur de México, esa playa mitad desierto mitad agua que puede leerse con el movimiento ondulatorio propio del mar y proyectado en muchos versos del libro, ya sea de manera horizontal o vertical.

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      No todas las islas es un libro que debe ser leído no sólo de la perspectiva de la utilización de los recursos que mencioné antes, sino por la capacidad que tiene la poeta para configurar un universo particular expresado en la combinación de recursos tradicionales (la utilización de la metáfora y el uso de signos de puntuación): “Cuando destapé la caja del abulón, un destilado de/ gardenias irrigó el cuarto y empujóme como ventisca./ De pronto, recordé: los resquicios, la postal con/ el beso nunca dado, la abeja en ámbar, un boleto/ de avión caduco [AM158N/16E. Non-smoking], las/ fotografías.” Así como de otros recursos más recientes (en términos de tradición, un siglo es poco tiempo: el caligrama, el cambio continuo en el tamaño de las fuentes tipográficas utilizadas, así como el discurso fragmentado cercano al collage): “Digo. Nada. Sin estar; sin lugar. Intranquila: memoriosa. Contestas. Dime. En trenecitos de parque, consolando mis malecones desteñidos; sin olor a alga o pescados. Pido. Alivio. Recuento lo primigenio: sastres vecinos, libreros ancianos, medallas encajonadas, oxidadas, y sueños deudos (quedados en un cine con volcanes Kurosawa]”. A lo anterior hay que agregar que Zazil Alaíde Collins utiliza términos tomados de la náutica y la pesca, lo que enriquece enormemente su discurso. También encontramos un afortunado juego en el color azul y sus variaciones que aderezan, junto con algunas fotografías, el concepto del libro.

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Zazil Alaíde Collins
      En este libro, Collins va del poema breve, flashazo de luz verbal: “En las caracolas/ hablan los náufragos” o “El viento canta sus sílabas/ de nombres en susurro”; a la prosa poética, como en la coda del libro, sección titulada “Lado B”: “El lado B son todas esas razones por las que no encontraré y, sin embargo, intento resistir,  depositando todo en mis mojadas manos. Es mi inclasificable hoja en blanco”.

      Zazil Alaíde Collins ha superado esa “hoja en blanco” con No todas las islas, libro cargado de salinidad poética, de sedimentos de vida, tradición y recuerdos que se abren como ostras, dirigidos por el timón de la memoria.

 

Zazil Alaíde Collins. No todas las islas. (Premio Estatal de Poesía Ciudad de La Paz 2011). Instituto Sudcalifoniano de Cultura- Conaculta. 2012.

 

 

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