Odette Alonso, Santiago de Cuba, 1964

odette-alonsoRadica en México desde 1992 y es a todas luces una voz madura, con un discurso muy propio y una motivación de género.

 

 

 

 

 

odette-alonsoOdette Alonso (Santiago de Cuba, 1964). Poeta y narradora. Su cuaderno Insomnios en la noche del espejo (Chetumal, 2000) obtuvo el Premio Internacional de Poesía “Nicolás Guillén” 1999. Ha publicado una decena de poemarios, el más reciente Víspera del fuego (Monterrey, Intempestivas, 2011). El año pasado salieron a la luz dos compilaciones de su obra poética: Manuscrito hallado en alta mar (Xalapa, Universidad Veracruzana) y Bajo esa luna extraña (Madrid, Efory Atocha). Odisea Editorial publicó su libro de relatos Con la boca abierta (Madrid, 2006) y Quimera Ediciones su primera novela: Espejo de tres cuerpos (México, 2009). Compiladora de la Antología de la poesía cubana del exilio (Valencia, Aduana Vieja, 2011). Ha sido incluida en antologías de poesía y narrativa. Autora de los blogs Parque del Ajedrez y Sáficas. Radica en México desde 1992.

 

AIRES DE BIZANCIO

 

Ella mezcla los astros encima de la mesa
como en un dominó.
Con la boca entreabierta
liba el aire azulado sobre las dos orillas.
El ámbar traza el rumbo del ojo que la mira.
Tarde o temprano entregará su cuello
la piel de terciopelo que el fuego curtirá.
Tarde o temprano morderá la cicatriz
y a cuentagotas
chupará la sangre eterna de su sed.
Un puñado de títeres volcarán en su oreja
hierbas amargas y un redondel de holanes
que apagarán en su cuerpo el resplandor.
Después
sólo el zumbido de una mosca
en el silencio sordo de las tres.
Una vez más la noria sobre su punto muerto
y ella mezcla los astros como en un dominó
mientras la luz se ensaña sobre el ámbar de sus ojos.

 

AEROPUERTOS

 

Compro baratijas para ti
en los aeropuertos
muñequitas de folclor
tazas de letras
cántaros pequeños y vacíos
que llenaré de luz
para echarla en tus manos
y que así me acaricies
luminosa
espléndida invención de tus dedos
mi cuerpo.

 

ELLA ESCRIBE CARTAS DE AMOR

 

Sentada frente al mar
al cobijo del viento que amansa el mediodía
garabatea letras
que nadie
en ningún tiempo
leerá.
Escribe para ella
para el viento que vuelve como un viajero antiguo
para el mar
esa burla de espuma y de salitre.
Lentamente
como si lo soñara
dibuja un nombre
una ilusión
un cuento donde el príncipe es princesa
es amazona
es labio tierno donde libar la sed.
Ella mira al transeúnte y se lamenta
cuánto soñar para que en un segundo
el sueño se despeñe.
Y era tan simple
era decir amor
aroma de conífera
sutil columna de humo donde el nombre se eleva
penetra por el cuerpo al pulso de la sangre
se vuelve idioma interno
dolor que simboliza una presencia.
Era tan simple escribir con letra pequeñita
decirlo en un susurro al sol del mediodía
con la tinta indeleble con que se inventa un beso
con que se escriben cartas que el correo inspecciona
y no deja llegar a su destinatario.
Era tan simple un gesto
la vista al horizonte
la mirada topando con lo desconocido
halo de luz en el paisaje de la tarde.

 

EN LA PLAYA

 

Viendo un cuadro de Picasso

Como si en ello les fuera la esperanza
las dos mujeres corren
tomadas de la mano
sobre la arena gris.
Suelta la cabellera
al sol los senos pálidos
estalla su alegría contra el cielo de nubes.
Una mirando al infinito azul
y la otra al horizonte
que acaso son lo mismo.
¿Qué harán después
cuando caiga la tarde
y el tiempo eche sobre sus cuerpos
la penumbra robusta de la noche?

 

OSCURA CASA DE LA POSGUERRA

 

Un llanto de mujer marca la hora
en que mis ojos vuelven a la espera.
El calambre inmoviliza el gesto
la luz absurda
el tono inaugural.
Una visión traspasa la pupila
hay un lugar enfrente a la ventana
un tocadiscos de aguja
un sillón de piel café.
Se ha deshojado el árbol
en cuyas ramas colgamos el secreto.
La música recuerda a la posguerra
pareciera que llueve
suena como disparos al fondo de la noche.

 

FANTASMA

 

Soy un fantasma.
Los que hablan de mí
no me conocen
los que extienden su mirada hacia mi orilla
saben
de antemano
que no me encontrarán.
Yo viví en una isla
respiré el salobre viento de las tardes
puse mis manos sobre sus ojos al dormir
besé su boca.
Yo viví en una isla que se hundió para siempre.
Desde entonces
en tierra firme
soy un fantasma.

 

ÚLTIMA NOCHE EN LA CIUDAD

 

No te desdigas
no ruegues que te crea el sueño de galeones
o aquel abrazo tibio del álamo gigante.
No alces tu propio cuerpo cual ofrenda
ni lo entregues así al advenedizo
al que siempre huirá.
He venido a matarte de una sola estocada
he venido a clavar mis sombras en tu cuerpo
no quieras detener el curso de la noche
ni vaciar el elíxir que adelante el final.
Un solo grito entonces
una plegaria anudada en la garganta
y el manto gris cayendo como una maldición.
Aquí termina el mito
lloraré sobre el puente dos lágrimas ajenas
me tragaré el camino como una fruta arisca
no miraré hacia atrás.

 

INTACTOS

 

Al final del viaje
estamos tú y yo
intactos.
Silvio Rodríguez

Alguien canta
a mi lado
esa tonada cáustica
cava la melodía
un laberinto de humo.
Lo que un día cuidamos
ya no existe
otro color tiene la tarde en la ventana
otro aire de tibieza parecida.
Hay cuatro piedras debajo de la lengua
la palabra se agota
no dice lo que dice.
Al final de este viaje
las tablas no se salvan del naufragio
ni estamos tú y yo
intactos.