Muerte de un caballo. José Antonio Moreno

De la novela del español Andrés Barba, Moreno hace una reseña que nos permite asomarnos a “las encrucijadas de la vida común” y al entramado de un discurso imaginativo, según el crítico.

 

 

Antonio Moreno Montero

Muerte de un caballo, de Andrés Barba.

 

Fabular la intimidad es, y de nuevo Kafka, ascender al reino de la esencia. De un modo discreto estalla el mundo desde sus contradicciones, pero es evidente que los personajes viven cautivados a partir del liviano contacto del deseo.

La novela breve Muerte de un caballo (Pre-Textos, 2011) pone de relieve una estética  que decanta el mundo interior, junto a las pulsiones y tenacidades de los personajes

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Andrés Barba (Madrid, 1975), dueño de una ilimitada capacidad imaginativa, nada distinto de su intuición y capacidad de percepción para diseccionar las engañosas encrucijadas de la vida común,sugiereal lector—como si fuera una tarea gitanesca—traslapar miedo, anhelo, decepción, libertad, amor y erotismo primigenio.Porque son los materiales que conforman nuestros jeroglíficos cotidianos,y en sus perfiles campean lo sobrenatural, el absurdo y los imprevistos.

Él es profesor de literatura y ella, Sandra, capaz de transmitir belleza e inteligenciaal mismo tiempo, unaestudiante de literatura con facultades sorprendentes y de memoria prodigiosa, puederetener extensos párrafos de un solo golpe de lectura. Y de nuevo Kafka. De aquella correspondencia que éste sostuvo con MilenaJesenská, Sandra extrae una cita de una de las cartas para darle forma al juego de las atracciones, una vena íntima que sedimenta una prodigiosa historia de amor, hasta ese momento sujeta al vaivén de las emociones soterradas.

La cita demanda cautela. Está allí, también, para reivindicar una estirpe literaria. Con el hallazgo del caballo, herido y agonizante, en el fondo de una barranca, pone en juego la mitología de los deseos. La bestiainconmensurable, toda energía e instinto, sobrevive de la aparatosa caída, sin poder salirse todavía del remolque.

Se suscita el encuentro cuando van de camino a la casa de campo de un amigo del profesor. Bajan hasta el fondo de la barranca para auxiliar al propietario del caballo, que es muy joven y se siente atraído por Sandra. Desde ese momento la lectura cobra otro giro y desencadena efectos inesperados. Una vez que liberan al caballo de los fierros retorcidos del remolque, no sólo sus sentimientos se subordinan al brío de la bestia que hace todo lo posible por aferrarse a la vida, sino que condiciona la percepción de la lectura, bajo unanueva categoría sensitiva. La bestia herida de muerte es concebida también como una metáfora que está dentro y fuera del mundo de la ficción. El caballo a punto de reventarse, con los intestinos de fuera, es belleza, tenacidad, conjetura, caos o una estampa del mundo verdadero.

Barba logra la máxima densidad de sunovelaa partir del encuentro insólito e impensado entre los personajes y el caballo. El exceso de sensibilidad de la bestia moribunda, gobernado por la fatalidad, les trastoca el ánimo. Lo que ven en ella les repugna, pero si hay que orientarse hacia algún camino interpretativo, puede decirse que el profesor y Sandra, por fin, comprenden el aspecto sobrenatural de la vida. El incidente les provoca una ampliación del horizonte, no sólo individual sino también del entorno y sus circunstancias. El goce tiene sus grados de iniciación. Y el amor, como la muerte, suele ser absurdo e imprevisible.

Antonio Moreno
Antonio Moreno

 

 

Un comentario

  1. José Luis