Francisco de Asís Fernández

 

FRANCISCO DE ASIS FERNANDEZ

MONÓLOGO INTERIOR
I

 

Nadie es mi alma
y está estropeada por la virtud.
Me metí en una novela equivocada
y quise cosas que no eran para mí.
Me vi en el espejo cuando mi rostro perdió el sentido
y miré el sentido cuando mi rostro perdió el espejo.
Me siento viejo y estafado
por las rosas inquietas de mis pensamientos.
Ya tengo el veneno de la vejez
y el rostro me lo veo cenizo, inexplicable y misterioso.
Hubo una tormenta en la tierra y hay un olor fresco en el cielo
y solo mis pensamientos arañan y torturan a las mariposas.
¿Lo que deseamos es lo que debemos ser?
¿Lo que debemos ser es lo que somos?
La vida es un lecho de rosas sangre.
Total: la poesía que viví no me hizo escalar el Kilimanjaro
ni me arrojó a los lugares secretos del mundo.
Me perdí a mí
y quiero perder la religión
que ve los atardeceres con los ojos cerrados.
Realmente Dios trabaja de manera misteriosa y hace maravillas:
te oculta todo o te revela todo frente a tus ojos:
aquí, los humanos se transforman en animales,
allá, ves que entre el hombre y el tigre vive el dragón,
allí, en medio de la noche, entre brumas y misterios,  
nos acariciamos como lo hacen los caballos y las yeguas:
topándonos  con las cabezas y mordiéndonos el cuello,
acullá, nos deshacemos de las mosquitas muertas
que hablan de cuerpos desnudos con palabras vestidas
porque queremos pezones púrpuras y sexo ardiente y sucio,
aquí , me rebelo cuando el matrimonio domestica lo salvaje,
y allá , por fin, nos damos cuenta que el corazón es sencillo
y que repararlo es lo complicado .

9 Febrero 2005

 

 

MONÓLOGO INTERIOR
II

 

¿Quién elige su vida?
¿Y quién elige su muerte?
Hay días que cuando despierto en el lado oscuro del mundo
siento que estoy corriendo irreflexivo hacia la muerte,
que mi Ángel no podrá detener una mano asesina,
un accidente, un montaje de la casualidad trágica.
Entonces quiero construir una colina para desviar el viento.
Pero yo soy varios y cada uno de mis yo
quiere una vida diferente.
Héroe y víctima
no puedo hacer algo bueno sin hacer algo malo,
me salen voces hondas y quebradas entonando espirituales mestizos
y rituales mágicos tan antiguos como el canto íngrimo del gallo
y la raíz de la mandrágora.
¿El hombre contiene al poeta o el poeta contiene al hombre?
El soñador siente nostalgias de la vida que no ha vivido,
tiene jardines en la mente, frunce los labios y sopla los pétalos.
¿Será que cuando muera mi alma verá pasar mi cuerpo
como al cadáver de su peor enemigo?
Una vez tuve una visión desde la cima de mi vida
y ví, como en una película, promesas y sueños rotos,
de un hombre que se enorgullece de sus debilidades,
que ha pasado su vida buscando personas favoritas,
que ha estirado la verdad y pintarrajeado los cuentos.
Vi en la película de mi vida versiones peores de mí
dándole un mejor significado al mundo.

Cuando leo las líneas de mis manos,
las que tengo desde que nací.
Cuando leo las líneas de mis manos
y malinterpreto las como se llaman en el cielo.
Cuando leo las líneas de mis manos
y solo encuentro eclipses
pienso, artesano santero de instintos,
que si la vida te sale con barbas es San José,
y si la vida te sale sin barbas es la Virgen María.
La vida siempre te enseña los dientes.
    

Granada, 23 de Abril 2005.

 

 

 

MONÓLOGO INTERIOR
III

 

¿Quién soy y para qué estoy en el mundo?
¿Cómo voy a llenar los claros y las obscuridades
del caos de mi alma?
¿Cuándo en el aire de las mujeres esta el rumor de mi nombre?
Es cierto que el sol le da vida al mundo
pero ¿cuándo es que la luna esta cerca de mis manos?
 ¿Qué son para mí el amor, el destino, la poesía, la muerte?
Cuando recito oraciones invocando respuestas sobrenaturales,
es porque arrastro una vida fracasada?
¿El éxito en el mundo es el fracaso espiritual?
¿Esta sentada mi vida sobre mis excusas?
¿He justificado a mi espíritu y lo he consentido
hasta convertirlo en un impostor?
Nunca reprendí a mi espíritu
para que mi vida solo eligiera la libertad.
Entonces ¿qué impulso he omitido para lograr la felicidad?
Yo quiero llegar hasta donde me lleven los pájaros de mis pensamientos
y quiero llegar a la muerte sin ninguna aridez en el corazón,
quiero ser yo quien elija entre el impulso y la conciencia,
quiero tener virtudes rusticas preferidas
entre las vaqueras brillantes y triviales,
y quiero cometer los errores de las criaturas salvajes.
La libertad es para asomarse al abismo,
para darle belleza al mundo que iluminan las mujeres.
Cuando el sol se desliza debajo del horizonte
el poeta con una sola mirada ve el mundo de afuera
y el mundo de adentro,
con una sola mirada puede sustituir la realidad
y meter la magia en el mundo.
¿Tanta imperfección en el alma produce tanta belleza?
Si todo hombre tiene en su corazón la crueldad y la envidia del tirano
por qué el poeta que vive entre serpientes
nunca aprende a morder como serpiente?

 

Granada, 3 de Mayo 2005

 

 

MONÓLOGO INTERIOR
IV

 

Estoy en la cima de un peñasco oyendo el rumor del mar.
En el horizonte, en donde la tierra se encuentra con el cielo.
¿Cómo era mi letra cuando era niño?
Ahora estoy como los árboles
que pierden sus hojas preparándose para el invierno.
Es como una fuerza que se adormece.
La vida intensa del cielo la hacen el sol y la luna,
las estrellas y los planetas, el trueno y los relámpagos,
el viento y la lluvia.
La vida intensa de la tierra la hacen el agua y el fuego,
los metales, las madera y los suelos.
La vida intensa del hombre y la mujer
la hacen las pasiones truncas, los pensamientos y las desilusiones.
El cielo, la tierra y los hombres odiamos lo que somos.
¿Qué nos mantiene vivos?  Qué mantiene la muerte ?
Si yo fuera un hombre listo, y no lo soy, bromearía sobre el infinito.
¿Cuáles son los niveles de verdad que resiste el hombre?
¿Cuáles son las mentiras que amamos?
¿El honor y el deber tienen algo que ver con la esencia de la vida?
¿Qué tienen que ver el honor y el deber con la poesía?
Aquí está el cadáver que justifica la historia.
En los poemas de este cadáver
he visto crecer la cizaña junto a la rosa
porque cuantos más fracasos vivo más florece mi imaginación,
escribo más preguntas que respuestas,
me asustan más el trueno y el relámpago,
más que el exilio, la pobreza y los animales salvajes.

 

Granada, 23 de Mayo, 2005.

 

 

MONOLOGO INTERIOR
V

 

La tristeza no tiene fin.
La tristeza mira por los ojos y habla por los labios,
ve sin disfraz el mundo que se realiza con lágrimas.
El dolor interior debe salir a la superficie
para que crezca como un tallo íntimo,
aunque la flor cuando se abre siempre queda presa del tallo
y con un pétalo ve el amor y  con otro la tristeza.
La soledad te hace respirar igual que la tristeza.
En la soledad se tienen pensamientos primitivos y salvajes
como los sacrificios humanos.
La soledad tiene el poder y la fuerza de una bailarina de Degas
y doma los acordes robustos de un piano tocado por el alma.
En la soledad observo el cielo y busco las estrellas,
doy pasos con los ojos vendados frente al precipicio,
soy un mortal equivocado en el lecho del río
con anguilas y cangrejos saliéndome de los ojos.
Siento que la vida que me queda no me deja tiempo para nada:
ni para las mujeres inteligentes y divertidas que sustituyen la verdad,
ni para el impulso de la naturaleza,
ni para experimentar cosas que solo se sueñan.
Tengo que confesar que en mi corazón
ya no encuentro verdades evidentes.
Con el rostro bañado en lágrimas
tengo que aceptar que he malgastado mi vida creyendo en las ideas.
Ahora empiezo a desaferrarme de las ilusiones,
a entender por qué mi vida no alteró el orden de la naturaleza.
¿Es despreciable el mundo?
Solo los jóvenes y los enamorados cambian el mundo.
En la soledad observo el cielo y busco las estrellas,
los astros te enseñan la virtud de la maldad,
la maldad de la virtud y que la libertad aterra.
¿Saben de libertad los moralistas?
Me angustia pensar que lo único que tiene sentido en el mundo
es el  movimiento de los astros.

 

Granada, 5 de Junio 2005

 

 

ILUMINACIONES
I

 

¿Quiénes habitan mis sueños?
¿Qué mares? ¿Qué riberas?
¿Se entremezclan a mi edad los sueños
con los desperdicios de la memoria?
¿Quiénes habitan esos subterráneos húmedos,
las brumas densas, las nubes y calles fangosas,
los bosques sombríos, mi niñez como un Stradivarius
entre un violentísimo huracán que no cesa de azotar?
Se me sueltan caballos desbocados en los aguaceros
y con la misma fuerza las dudas terribles
sobre el amor que me tuvieron.
En una iluminación oigo a mi abuela María Luisa
hablando mal de mi padre
y oigo el llanto secreto de mi madre,
en otra veo a un niño rogándole a una muchacha de la servidumbre
para que se desnude los pechos,
en otra veo a mi Comadre Mercedes y a la Aidita
cambiándome el pijama y las sábanas en la madrugada
cuando me hacía pipi en la cama,
y en una oscuridad oigo crepitar la imaginación de un niño
en el cuarto de chunches y juguetes viejos.
Como si fueran voces de una poesía de madera
devorada por el comején.
¿En estas cavernas yace el corazón que tuve en mi niñez?
Fueron un hogar íntimo inmenso con protecciones y desamparos.
Estos muebles emanan olores encerrados y mohos antiguos.
Aquí está la armazón en donde coloqué la tela de mi cielo.
Me acuesto en mi cama antigua de bronce y nácar,
abro los roperos a como se abrían los brazos de mi abuela Blanca Berta
y el viento silba y la lluvia cae fuerte
entre las filas de heliotropos y las murallas de los árboles.
Veo mi niñez enmudecida y radiante
que me dice que toda verdad está en los sueños y en las fantasías
y en la simplicidad rústica de los místicos.
Gracias a mi niñez oigo las voces de los pájaros,
en mis manos no se marchita la belleza,
no me entume el veneno de las serpientes
y las tigras sensuales arrullan mis sueños.

 

Granada 20 Dic. 2005

 

 

ILUMINACIONES
II

 

Cuando los sueños nuevos perecen
y aún una rosa abierta se mece frente a tu puerta
con la fuerza de una imagen primordial,
pienso que la rosa tuvo una mejor vida que la mía.

La rosa es frágil como mis emociones
y a mi el amor y la agonía me dieron la verdad de su boca,
alegrías  perversas en los ojos y júbilos del desorden.

(Mi vida a cambio de un instante de la vida de una rosa).

Yo quiero exhumar mis rosas rojas y los largos inviernos
llenos de mujeres con vestidos de tirantes con aberturas en las piernas  que llegan donde quise vellos ligeros para posar la palma de mi mano,
hombros, brazos y pechos descubiertos
con piernas que se extendieron desnudas
hasta el rosado animal indómito de su entrepierna.

Todas ellas están en mis manantiales subterráneos
y para verlas hay que creer en las hadas
y creer en el poder sin culpas y el amor sin dudas
y en la locura de querer hermanar la sensatez con los sentimientos.

La caligrafía de la memoria se parece a la esgrima:
pone apariciones, roba imágenes y toca el corazón.
Para encontrar las iluminaciones
hay que destrozar la realidad y arrebatarse la memoria,
hay que ponerse el traje de fatiga del impulso y el instinto
y entender que a esta edad todo mundo disfraza sus olores.
Hay que saber descansar en los brazos del Dragón
antes de que se marchiten las rosas.
Para encontrar las iluminaciones en los manantiales subterráneos
hay que convertirse en la presa y en el predador

 

Granada 1 de febrero 2006