Erika Jussepe Báez

ericka-jussepeErika Jussepe, busca a través de su poesía encontrar un antídoto para sanar las cicatrices generadas por el desamor; pretende en cada poema llenar el vacío con letras fundidas a base de rabia, silencio, ausencias de caricias y otras veces de luces, salpicadas por un toque de erotismo y soledad.

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Coordinador de la sección: Guillermo Carballo

 

Escritora egresada de la escuela de escritores de SOGEM (Sociedad General de Escritores de México). Intérprete-traductor graduada de Berlitz, School of Languages, México y profesora de idiomas. Ha publicado en diversas revistas literarias como: Palestra, El Universo de El Búho, Opción (ITAM), periódico El Financiero y Voces de la Primera Imprenta. Obtuvo Premio Publicación en el Primer Concurso: «Cuentos de Corto Metraje 2007», Premio Publicación en el Segundo Concurso: «Mano de Obra» 2006 (Oaxaca), ganadora del segundo y tercer lugar en los concursos de poesía: Luis Astey I y II, del ITAM (2001 y 2002). Actualmente realiza el Diplomado en Formación de Profesores de Traducción en el CELE, de la UNAM, imparte talleres literarios y organiza lecturas y eventos culturales.

Ericka Jussepe Báez
Ericka Jussepe Báez

 

Natura

Escupo a la madre natura en su cara de útero,

maldigo la facultad de albergar células que se vuelven seres,

rezo por su maldición todos los días,

¿por qué habría que aceptarse un don?

Que corra la sangre de los negros ovarios exprimidos,

la alabada virtud de dar vida se puede ir a la mierda,

que la hagan los laboratorios en cajas de petri,

yo,

voy a extirparme las entrañas.

 

W.C.

Mantén mi cabeza sumergida en el agua del escusado,

tus largos dedos alrededor de mi cuello,

yo de rodillas,

imagino que deslizas las yemas por mis gordos pechos de calostro,

con mis uñas clavadas en tus pantorrillas,

de-jo de res-pi-rar.

 

Metamorfosis

Las bacterias de tu saliva invaden mi cuerpo

cual explosión de hormigas multicolores,

el agua concentrada entre mis piernas,

desborda cascadas de peces anaranjados;

aprieto los muslos,

me retuerzo desde cóccix hasta la primera cervical,

soy serpiente roja,

mi cascabel hace música de sirena,

mi lengua sedienta frota tus escamas,

chispas de luz,

un hoyo negro en el tiempo,

se abre el espacio y

soy árbol en medio del silencio,

mis raíces crecen sobre ti,

eres savia que resbala pegajosa por mi corteza,

eres clorofila circulando dentro de mí,

me conectas con el centro caliente de la tierra,

y desde ti trenzo raíces y estrellas,

me haces explotar en

cientos de mariposas monarca que se posan a dormir sobre ti,

seductor mar verde azulado.

 

Ausencia

Trato de extinguir la flama

que me consume el alma,

mis lágrimas mojan de negro la almohada

de nuestra cama inhabitada,

la memoria me impide conciliar el sueño y

me obliga a extrañarte en silencio,

con la mandíbula trabada,

con la existencia desprendida.

La luz de la noche me asfixia en tu ausencia y,

frente al espejo,

me derrumbo en mi soledad,

desangrándome al intentar olvidarte,

derramándote por todo mi cuerpo al recordarte.

Abro la ventana por donde no llegas a exorcizarme

y con los ojos cerrados

acaricio las cicatrices que aparecen cada noche de espera,

una estrella marchita por cada movimiento de las manecillas,

uno de esos cristales celestiales para cortarme las cadenas,

inmortalizarte mis labios de sangre en el pecho,

un beso de fuego carmín para derretir la eternidad,

enterrar la sombra de mi ansiedad…

¿es que estoy condenada a la vigilia?

¿Condenada a ser la serpiente que se arrastra

en busca de la piel que extraviaste en la huida?

 

Sueños de suicida

Los labios dormidos,

la lengua cercenada,

los párpados caídos,

hay un vacío,

es espacio del alma que me falta.

Ojalá pudiera salirme de mí,

elevarme lejos,

desprenderme,

hoja muerta,

romperme,

que mis fragmentos se vuelvan polvo libre,

inatrapable,

inmune a la esperanza.

Renunciaría a todo por un minuto de libertad absoluta,

sólo un minuto sin torturas,

sin límites,

sin ataduras,

prometería no extrañar la sensación,

olvidar la concesión,

enterrarla cual tesoro,

tan precioso y tan maldito,

tan único, tan cruel,

tóxico y embriagante,

efímero.

El cuarto mandamiento

Honra a tu padre y a tu madre,

tu padre duerme entre tus sábanas nocturnas,

honra a tu padre y a tu madre,

tu madre no ve y no escucha,

honra a tu padre y a tu madre,

llorando a escondidas,

bajo la lluvia de la regadera,

con la cara hundida en la almohada.

Harakiri

Para L.A.M.C.

Me gusta flagelarme,

rasguñarme tu nombre en la cara,

lacerarme el cuerpo que nunca fue tuyo,

arrancarme tus cicatrices a mordidas,

prenderle fuego a la carne viva,

sentirlas crecer de nuevo,

sentirlas desgarrarme la piel.

Hundida en el fango,

sumida en tu ausencia eterna,

me excita sentirte irrecuperable.

 

23 comentarios

  1. carlos