Canto de amates

Canto de amates,
antología de poetas morelenses nacidos en los 80,

Alejandro Campos y Ricardo Arce, compiladores,
Acá las Letras Ediciones,
México, 2008.

Un libro de salmones con árboles adentro

Alma Karla Sandoval

De la piel del amate viene el papel colorido. De las canciones en los versos surgen otros árboles. Cada uno con tono y preocupaciones únicas cuyo denominador consiste en pertenecer a la generación de los ochenta.  Me refiero a la audaz antología de Alejandro Campos y Ricardo Arce compilaron cuyo título de por sí morelense, Canto de amates, revela un misterio urgentísimo. Lo anterior por la invisibilidad que padecen los poetas menores de treinta años al interior de sus lugares de origen.

Bien se sabe que Morelos no es una plaza culturalmente sobresaliente en nuestro país. Nadie ignora que su cercanía con el Distrito Federal opaca eventos, producciones originales e incluso el ánimo de los artistas de trabajar para ellos mismos o en proyectos con otros. Estas son algunas de las razones por las que se debe subrayar el esfuerzo de los cinco poetas que Campos y Arce eligieron.  Y es que su lucha en contra del anonimato los sitúa en el plano de los héroes o, sin exageraciones, en el de los promotores culturales dispuestos a dar la cara por su expresión. Eso ya es mucho en tiempos de crisis.

Aclaremos que no se trata de un libro ambicioso a rabiar, de una antología nacida para venderse sola. Mucho menos estamos frente a un proyecto auspiciado por grandes nombres y/o instituciones, no. La factura de Canto de amates resulta sobresaliente por la calidad de los textos y la trayectoria de jóvenes poetas como Afhit Hernández, Elizabeth Salgado y Salvador García. Los tres estudiaron en la Facultad de Humanidades de la UAEMorelos y de alguna manera tener los mismos profesores influyó en algo.  Lo que no quiere decir que su obra poética resulte gemelar.

Las preocupaciones de Hernández son distintas a las de Salgado y García. El primero funda  universos de imágenes a partir de la nostalgia y un erotismo imposible a partir de los instantes huidizos, pero apresados en la musicalidad del verso agridulce. Por su parte Elizabeth, la única mujer presente en la antología, ahonda en la búsqueda de identidades unívocas que propone la dirección de cada poema. Sus procedimientos lingüísticos se basan en la repetición y la soltura con que la imagen fluye a partir de sentimientos monologantes.  García, en cambio, dialoga con un tú poético presente, distinto,  carnal y casi palpable por sus descripciones y el ahora que gobierna esos textos. Ahí radica el hallazgo, en proponer el mañana que fue soñándose hasta el centro de una retórica cumplida.

Poemas de Alejandro Campos y Ricardo Arce también se incluyen en este libro de cubierta amarilla con la foto a blanco y negro de un amate cuyas raíces  se parecen a las ramas.  Sé que debería tratar  con lupa los poemas del joven dúo, pero es mejor aplaudir el trabajo que lograron culminar. No porque sus textos carezcan de valor literario. De hecho “Nocturno de Maribel” de Arce y “23” de Campos son dos de los mejores momentos de la antología que más bien resulta un gran esfuerzo de rescate forzoso.

Llama la atención que lo concreten dos jóvenes  y no las personas que están a cargo de publicar lo mejor entre lo mejor de Morelos.  Es verdad, como apunta Ricardo Venegas, en la contra tapa que nuestra cultura en materia de difusión es populista y fomenta el conformismo. Eso es lo que hay, así se comporta la corriente, pero dos jóvenes, Campos y Arce, nadan en sentido contrario.

Alma Karla Sandoval
Alma Karla Sandoval
Alma Karla Sandoval (Zacatepec, Morelos, México, 1975). Egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y de la Escuela de Escritores de la SOGEM. Especialista en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera por la Universidad Complutense de Madrid y Maestra en Literatura Latinoamericana por la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Actualmente es Profesora de Cátedra del Instituto Tecnológico de Monterrey  además de colaboradora de La Jornada de Morelos y articulista del semanario Maseual. Libros publicados: Corredor de las antorchas 2000; Todo es edad 2003 y Estacionamiento de avestruces 2006.  Sus poemas se encuentran en las antologías: Espiral de los latidos, poesía joven del centro, 2001; Del silencio hacia la luz: Mapa poético de México,2007;  Adornos de papel, 2008 y Mujeres Poetas en el País de las Nubes, 2008.

 

 

La Jornada Semanal
http://www.jornada.unam.mx/2008/12/14/sem-leer.html

MORELOS: EL CANTO DEL AMATE
RICARDO VENEGAS

Canto de amates,
antología de poetas morelenses nacidos en los 80,

Alejandro Campos y Ricardo Arce, compiladores,
Acá las Letras Ediciones,
México, 2008.

Tal vez sea Sergio Mondragón con la publicación de El aprendiz de brujo (1986), el poeta y escritor más reconocido de Morelos. A finales de los años ochenta se traza el mapa de escritores que hoy conforman la pequeña y fragmentada comunidad literaria de Morelos. Los talleres impartidos en el Instituto Regional de Bellas Artes por
escritores como Hernán Lara Zavala, Poli Délano y Enrique Espinoza dan testimonio del trabajo constante que en Morelos se ha realizado. Esta labor de impulsar a escritores jóvenes que trabajan con seriedad sus textos a través de una guía de taller fue llevada a cabo por escritores de resonancia nacional como el desaparecido Ricardo Garibay, Héctor Gally,
Francisco Hinojosa, José Agustín y Luis Francisco Acosta. Es así como muchos escritores jóvenes, oriundos y radicados en la “eterna primavera”, comenzaron a escribir apostando por el rigor de lo poco que les antecedía.

Hoy es digno de celebración que aparezca una antología de jóvenes poetas: Canto de amates, 2008, que conjunta el trabajo de los que ya cuentan con voz propia. Uno puede preguntarse: ¿por qué lo edita una editorial independiente y no las instituciones culturales encargadas
de ello en Morelos? –o sea, las que se gastan el presupuesto en otras cosas. La pregunta revela las carencias de funcionarios que la poesía, y por ende los poetas, han tenido que soportar en un estado donde la cultura es promover a creadores del exterior sin ver a los que aquí habitan
,
donde se impulsa estudiantinas y ballets (como si el baile desvaneciera la ignorancia). Adolecemos una cultura populista (sensibilidad panista) que no fomenta la crítica sino el conformismo. En medio de la barbarie que le llama “inquietud” o “pensamiento” a la poesía, germina la más
reciente promoción de poetas morelenses, la de los ochenta.
Elizabeth Delgado, Afhit Hernández, Salvador García, Alejandro Campos y Ricardo Emmanuel Arce declaran la continuidad de la tradición con sus poemas. Conocidos en la entidad y en otras latitudes, este grupo importante apuesta
por lo que en Colombia el periódico cultural El Aguijón usa como eslogan: “La poesía no se vende porque no se vende.” La poesía contradice al tiempo y avanza contra un mercado para el cual escribir poemas es ser improductivo, lo sabe Sergio Mondragón (1935), el poeta mayor que ha dado Morelos: se escribe “como quien sale de la niñez y entra en el bosque…”.

Un comentario