Carlos Barbarito

Carlos Barbarito
Carlos Barbarito

Poemas de este prolífico poeta argentino que nos ofrece también una radiografía de sí mismo.

 

 

Carlos Barbarito
Carlos Barbarito
Carlos Barbarito nació en Pergamino, Argentina, el 6 de febrero de 1955. Su obra literaria comprende quince libros de poesía y dos de crítica de artes plásticas. Premios y distinciones: • Premio Fundación Alejandro González Gattone. • Premio Fondo Nacional de las Artes. • Premio Dodero de la Fundación Argentina para la Poesía. • Premio Bienal de Crítica de Arte Jorge Feinsilber. • Premio César Tiempo. • Premio Raúl Gustavo Aguirre de SADE. • Mención de Honor Leopoldo Marechal, • Mención de Honor Carlos Alberto Débole. • Gran Premio Libertad. • Premio Francisco López Merino. • Premio Hespérides. • Premio Iparragirre Saria • Mención Plural de México. • Mención honorífica Concurso de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires. Figura en: Breve diccionario de autores argentinos desde 1940 .Inventario Relacional de la Poesía en Lengua Española 1951-2000, de Juan Ruiz de Torres y José Javier Márquez Sánchez . • ABC de las artes visuales en la Argentina • Diccionario de autores argentinos .Sus textos sobre arte y literatura y su obra poética están traducidos, en parte, al inglés,al francés, al portugués, al catalán y al holandés.

 

 

Carlos Barbarito/introducción breve a su poesía inédita 2006/2008

¿Qué perdurará? A veces, cuando llueve, me respondo a mí mismo: Nada sobrevive. Otras veces, también con lluvia: Algo quedará, algún párrafo, algún pasaje, ciertos y determinados versos. Porque nada dura, escribo y celebro que a mis letras y al resto de las cosas en el mundo les aguarde el mismo destino; porque algo dura, escribo con alguna esperanza de que al menos una línea mía sea capaz de sobrevivirme. Pero, en esta tarde en que en el cielo no hay ni una nube, me pregunto: ¿para qué esta apelación al futuro si escribir es dialogar con el presente, con los vivos? Los muertos no leen. O leen con otros ojos, que los vivos desconocemos. Los muertos no escriben, sólo los vivos. Y si los difuntos escriben seguro es en una lengua para difuntos que ignoran hasta los médiums. Estoy vivo y leo con ojos de vivo y escribo en lengua de vivos. Quiero decir, converso con los otros, los lectores, que, lo sé, son escasos -no porque yo lo quiera, así son las cosas-, y mi modo de conversar se llama poesía que, como bien decía Lezama Lima, significa una arborescencia en la que caben poemas, ensayos, cuentos y novelas -en mi caso personal, poemas y ensayos, jamás logré narrar o nunca realmente lo quise-. Todo dualismo, sostenía el cubano, es superficial.

Reúno aquí mi producción de los últimos tres años. Se trata, para ser preciso, de lo que yo mismo elegí; en ésta, como en toda selección, ya sea por decisión ajena o propia, hay arbitrariedad y hasta capricho. Tal vez no esté aquí todo cuanto debiera estar, quizás hay más de lo aconsejable, no lo sé, corro el riesgo y lo ofrezco a los lectores. Aquí encontrarán -los que me leyeron antes- las mismas sombras y claridades de antes, en versiones tal vez mejoradas, acaso un tanto más precisas, los mismos asuntos vistos desde lados diferentes, las mismas figuras reflejadas en espejos un tanto mejor pulidos. Aquí hallarán -los que jamás me leyeron hasta ahora- lo que hizo un poeta sudamericano, argentino para ser exacto, y aún más exacto, nacido y criado en la llanura pampeana, al cabo de más de treinta y cinco años de labores. Con los primeros, se trata de reiniciar el diálogo, con los segundos, de comenzarlo. De un modo u otro, el mismo blasón o insignia: les hablo pero lo que hablo sin ustedes nada vale, a ustedes reclamo para que esto adquiera dimensión, espesor, se complete y alumbre.

C.B.

Muñíz, Buenos Aires, diciembre 3, 2008

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